JOSUÉ SALVADOR VÁSQUEZ ARELLANES
OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Llegó a cartelera desde la semana pasada Florence: la mejor peor de todas (2016), del director Stephen Frears, protagonizada por Merly Streep y Hugh Grant.
La historia está basada en la vida de Florence Foster Jenkins, una legendaria millonaria y socialité de New York de los la década de los 20, quien es famosa por haber perseguido obsesivamente el sueño de convertirse en cantante de ópera pese a carecer de una habilidad musical para afinar su voz, y por la excentricidad en sus vestuarios.
El conflicto radica cuando Florence decide ofrecer un concierto ante un público de verdad y su esposo hace todo lo posible para protegerla de la crítica pública y sobre todo de la prensa especializada.
Por otra parte en 2015, en el 19 Tour de Cine Francés, Madame Marguerite de Xavier Giannoli, se basa en el mismo personaje y en la misma trama sólo que contextualizado en una Francia de los años 20. Aquí la protagonista es interpretada por la actriz Catherine Frot, cuya actuación le valió el premio César a mejor actriz de 2016; y en vez de un esposo protector, lo que tenemos es un mayordomo leal que la protege a toda costa pero con una segunda intención que va de la mano de la obsesión de su ama.
Si ha escuchado el fragmento de ‘La reina de la noche’ de la ópera La flauta mágica de Mozart, se dará cuenta de la alta dificultad que puede implicar ciertas piezas de éste género musical, sin embrago ninguna de nuestras dos protagonistas parece intimidada ante tal pieza y sin ningún recato efectúan una irrisoria y catastrófica interpretación ante un público muy selecto de señoras y señores mayores, pero lo que parecerá más absurdo es que a pesar de esto recibirá vítores y aplausos.
La historia real cuenta que Florence Foster Jenkins fundó y patrocinaba El Club Verdi, con el cual pretendía promover la música clásica, y al ser la principal mecenas los asistentes a sus recitales privados aplaudían eufóricamente haciéndole creer que era una intérprete magistral, lo que a su vez hacía que Florence Foster Jenkins estuviera convencida que tenía una portentosa e inigualable voz. Y las veces en que se percató que se reían de ella, pensaba que eran personas mandadas para boicotearla por parte de sus colegas profesionales que la “envidiaban”, y ante las críticas aseguraba que “La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá decir nunca que no canté”.
En ambas películas, veremos cómo ambos protectores hacen uso de su capital económico y moral para mantener viva la fantasía de la fallida intérprete de ópera. Los protectores pagarán por buenas críticas que le serán leídas al próximo día, mientras que las críticas negativas serán desaparecidas o simplemente omitidas.
Florence: la mejor peor de todas mantiene gran parte de la historia real de la protagonista, como por ejemplo la relación musical con el pianista Cosmé McMoon, quien se dice que se reía de ella y que quiso robarle parte de su herencia; o el disco que grabaron en estudio, o la famosa presentación que tuvieron en el Carnegie Hall donde se agotaron todas las entradas.
Y aunque hay matices que le dan contraste a la trama (como el que su esposo lleve una segunda vida sentimental casi todas las noches), el momento crucial de la historia que es cuando Florence se enfrenta a un público de verdad que sin más se ríe de ella, no es resuelto de la mejor manera. Se echa mano de uno de los personajes secundarios haciendo caer la resolución del conflicto en un falso sentimentalismo e idealismo en que lo que cuenta es dejar todo en el escenario.
Al final veremos a Florence en el lecho de su muerte segada por su propia fantasía, pese a haber sido confrontada con la realidad de la risa de los espectadores y una crítica desfavorable. Pese a eso, en su imaginario ella siempre fue un ‘ángel’ de la ópera que dio la vida por la música, siendo falso lo primero y lo última verdad.
En cambio en Madame Marguerite, se mantienen los mismos elementos básicos de la historia: un vestuario y ambiente vintage propio de los años 20, el soborno y/o chantaje que se hace a personas allegadas para hacerle creer que tiene progresos como cantante, una pequeña obsesión por el tipo de alimentos y sobre todo por los elaborados vestuarios que ocupaba en cada una de sus presentaciones para verse más magnánima; pero el conflicto central y final de la historia es resuelto de una mejor manera.
Cuando Madame Marguerite está en la presentación ante un público numeroso y real, al igual que en Florence: la mejor peor de todas, ésta recibe risas y burlas; sin embargo, en un segundo intento y ante el asombro de todos, parece que por fin sus clases de canto dan resultado y comienza a escucharse una voz más finada, pero justo entonces cuando está rosando la redención, a la mujer se le rompen las cuerdas bucales lo que le impide terminar el concierto y la obligan a hospitalizarse; lo cual no acabarán con sus ganas de seguir cantando pero sí con su vida al confrontarse con el verdadero tono de su voz.
Lo interesante del final de Madame Marguerite, es cómo a partir de la caída de éste personaje tragicómico lo que sale a flote es una historia B, la del mayordomo, la cual concluye la historia de una manera más poética y de una forma más redonda. Es decir, aunque ya sabemos que el final del personaje protagonista es perecer, es interesante ver cómo ese mayordomo servil y leal más allá de sus amables servicios hacia su ama, lo que tenía entre manos era un proyecto más personal y trascedente a partir de la fotografía, de sus fotografías.
Y es así que vemos cómo un simple mayordomo aprovecha el último suspiro de vida de la cantante y la expresión compungida del esposo, para culminar con una serie de retratos que fue elaborando a costas de los sueños de una mujer que pensaba que hacia ópera, interpretando los más legendarios personajes con el más exquisito vestuario. Es decir, somos testigo de la paradoja de cómo los sueños de una persona terminan siendo la materia prima y concreta de los sueños de alguien más.
Y es que lo de los retratos es algo verídico en la vida de Florence Foster Jenkins, sólo que en Florence: la mejor peor de todas sirven como forma de epílogo ilustrativo y casi didáctico, y en Madame Marguerite sirven de epilogo sugerente que dan redondez a la pieza fílmica.
Véalas, compare y comente. Florence: la mejor peor de todas se encuentra actualmente en cartelera, y Madame Marguerite se puede encontrar online o en DVD.
El postre
El miércoles 18 de enero OaxacaCine proyectará No es más que el fin del mundo | Juste la fin du monde del controvertido director Xavier Dolan (Mommy, 2014). Controvertido porque hay quienes aplauden la obra de Dolan y hay quienes aseguran que está sobrevalorado y que ha sido un punto ciego en el festival de Cannes. ¿No sabe qué pensar? Aquí dos link con ambas posturas, usted decide con cual se queda.
http://www.pelidelasemana.com/2016/12/juste-la-fin-du-monde-its-only-end-of.html
@josuevasare
*Cinefágo: El que tiene el hábito de comer y devorar cine. #SeValeLaGula