Neruda o el concepto de realidad y literatura latinoamericana
En 1904 nace Neftalí, todos lo sabemos. Veinte años después tiene ya la edición original de Veinte poemas de amor, editorial Nascimiento. En 1926 cuenta con la edición original de El habitante y su esperanza, traduce del francés a Rilke. Desde que lo pariera en Parral Rosa Basoalto de Reyes apenas han pasado 22 años. En 1927 lo nombran cónsul honorario en Birmania, la República de Chile cuenta con una población apenas superior a los cuatro millones de habitantes.
¿Por qué es importante señalar aquí El habitante y su esperanza?
Durante el Encuentro de Escritores Latinoamericanos celebrado en Santiago de Chile en agosto de 1969, Jorge Edwars destacaba la decisiva influencia de la poesía sobre la novelística en los tiempos nacientes del Boom, “Los precursores de la novela latinoamericana son los poetas”. Cortázar, todavía más, le ponía nombre y apellido a esa decisiva influencia, El habitante y su esperanza, de Neruda (Hernán Lavín Cerda, Ensayos casi ficticios, Coordinación de Difusión Cultural, Dirección de Literatura UNAM, Ediciones del Equilibrista, México, 1995).
¿Qué dice Neruda en El habitante y su esperanza que los principales novelistas latinoamericanos cuarenta años después de publicado el libro lo reconocían?
Transcribo el último párrafo del prólogo de 1926: “Como ciudadano, soy hombre tranquilo, enemigo de las leyes, gobiernos e instituciones establecidas. Tengo repulsión por el burgués, y me gusta la vida de la gente intranquila e insatisfecha, sean éstos artistas o criminales”. Señala también, en ese prólogo, a los “equilibrados imbéciles que forman parte de nuestra vida literaria”, pero de eso no leeré nada.
Leeré el último párrafo de El habitante y su esperanza:
“Ahora estoy acodado frente a la ventana, y una gran tristeza acompaña los vidrios. ¿Qué es esto? ¿Dónde estuve? He aquí que de esta casa silenciosa brota también el olor del mar, como saliendo de una gran valva oceánica, y donde estoy inmóvil. Es hora, porque la soledad comienza a poblarse de monstruos; la noche titila en una punta de colores caídos, desiertos, y el alba saca llorando los ojos del agua”.
*Texto leído en el karaoke literario dedicado a Neruda
al cierre de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2016
con Chile como país invitado especial, en el andador turístico.