ZINTHIA FUENTES
Guadalupe Ángela nos entrega en Autorretratos de una joven bailarina un álbum textual de 25 imágenes en movimiento, tanto en los versos como en las ilustraciones, acompañadas de sonido ambiental. Los autorretratos son también un compendio de posibilidades corporales que nos hacen atestiguar la transición de una etapa de vida a otra: observamos la conformación de una identidad que prepara a la voz lírica —femenina— para trascender a otro momento de vida: “Atrás quedan las canciones de cuna” (P. 29), sentencia la voz. Es de notar que, en el subtítulo, Ángela nos advierte que el poemario se basa en la danza contemporánea y nos prepara a un texto de estructura libre, de posibilidades diversas.
Este poemario es puro movimiento: vaivén, marea, vuelo, giro, salto, baile. Es ese movimiento arquetípico que transforma a la oruga en mariposa, ese movimiento que opera la metamorfosis de la joven bailarina en mujer que vuela al sur (o a Suiza). Movimiento que está estrechamente ligado al ritmo de la poesía. Desde el primer autorretrato se establece un paralelismo entre la poesía y la danza, entre el cuaderno y el mallón: son flexibles, se acomodan, se adaptan, se expanden, contienen las posibilidades del cuerpo y de la escritura.
El cuerpo en movimiento y sus posibilidades son la gran constante de los 25 poemas y de las ilustraciones: el cuerpo libre, el cuerpo irreconocible, el cuerpo extraño, el cuerpo nuevo, siempre en movimiento. A lo largo del poemario constatamos la exploración del cuerpo y la apropiación que de este hace la joven bailarina hasta que nos dice, con determinación, SOY (Pp 21 y 23).
El movimiento corporal es omnipresente en la cotidianidad pero pocas veces lo notamos: subimos escaleras, recogemos cosas del piso, damos vueltas en la cama, sin reparar en nuestras piernas, brazos, abdomen, torso y todo lo demás que se mueve. Estos poemas de alguna manera nos obligan a pensar, nos remiten a nuestro cuerpo y su movimiento a partir de los estiramientos de la bailarina. A mí me hizo reconocer que si la vida exige algo, es movimiento.
Esta obra nos presenta imágenes lúdicas y dinámicas: ejercicios con la pelota, saltos en el jardín. Pero también la disposición visual de los versos nos habla de ese dinamismo que caracteriza a la adolescencia y a la juventud. De igual manera, la longitud y distribución de los versos buscan emular los ejercicios de brazos y piernas, los giros de la bailarina, los cuales se hacen eco en las ilustraciones. Y podemos decir que los brazos y las piernas de la joven bailarina van dibujando poco a poco el mundo: pasa de ser oruga a ser ave, a ser árbol, caballo y jinete, flor, mantarraya, delfín y va poblando el agua, el aire y la tierra.
Los Autorretratos también tienen sonidos recurrentes, nítidos: el tamborileo en la duela, los roces con la ropa y los esfuerzos del cuerpo.
Hay otras mujeres en el poema: la abuela y las vecinas, la madre (p. 41) que por un momento es la mejor amiga. El huerto de la abuela es un hallazgo para la voz poética: la bailarina va encontrando los frutos de la abuela, se encuentra a sí misma en su herencia. Pero con las demás mujeres, con las que comparte la danza, teje una red de brazos y piernas (P. 49), como la que estamos tejiendo hoy las mujeres para protegernos, para sobrevivir.
Un elemento que enriquece la experiencia lectora de este poemario son las acuarelas que acompañan al texto, también de la autoría de Guadalupe Ángela. Al mismo tiempo, Autorretratos es un álbum visual en el que nos presenta mujeres haciendo ejercicios de danza, algunas con el pelo libre y francamente chino. Es posible que estas representen a la autora pero también es un oportunidad para representarnos a las mujeres chinas que normalmente estamos fuera de las iconografías femeninas predominantes.
Este poemario materializa las introspecciones y exploraciones del mundo que la sensibilidad de la autora posibilita, nos hace partícipes a los lectores y nos permite reflejarnos: como dice Borges, nos revela nuestra propia cara. Así, con Autorretratos de una joven bailarina tenemos la oportunidad de recordar la transformación que ocurre a todas en la adolescencia así como las posibilidades del cuerpo a partir de los movimientos que permite la danza.
NOTA DE LA REDACCIÓN: El libro de Guadalupe Ángela se presenta el próximo martes 26 de noviembre a las 12:00 Hrs. en la sala audiovisual de la Facultad de Idiomas de la UABJO.