Si el respeto a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad es un candado contra los abusos del poder, también puede ser un indicio de institucionalidad. La Policía Militar que será el eje de la Guardia Nacional no tiene ninguna recomendación en materia de violación a los derechos humanos.
El dato no es menor: casi 25 mil policías militares forman parte de la totalidad de efectivos militares. El cuerpo especial de la Policía Militar fue una decisión estratégica y con visión de seguridad interior del anterior general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda en noviembre de 2014, como contexto del Programa para la Seguridad Nacional 2014-2018.
A la distancia, la Policía Militar formó parte de la modernización de las fuerzas armadas y de la construcción de una estructura de control interno del ejército; a mediados de 2015, la Secretaría de la Defensa Nacional creó su Dirección General de Derechos Humanos para adoctrinamiento de los efectivos en derechos constitucionales y para procesar quejas antes de llegar a los organismos civiles.
De acuerdo con datos reales, de 2007 a finales de 2018, los dos sexenios de la estrategia de lucha frontal contra el crimen organizado, el sector militar acreditó más de 10 mil 600 quejas por presuntas violaciones a derechos humanos en la CNDH, apenas 151 involucraron a personal de la Policía Militar y ninguna ameritó recomendación de la CNDH por falta de evidencias o por aplicación a tiempo de correctivos militares.
La Policía Militar es uno de los cuerpos castrenses más efectivos en el mantenimiento de las leyes y reglamentos dentro del ejército. Su profesionalización en 2014 con instalaciones propias fue un paso en la profesionalización del ejército. El adiestramiento de sus efectivos es un poco diferente al de los soldados porque el orden interno en las fuerzas armadas es muy similar al civil: respeto a la legalidad. Y no es tarea fácil cuando los soldados manejan armas.
La tarea más difícil en una sociedad organizada es el mantenimiento de la disciplina militar, con reglamentos y leyes aún más estrictas que las civiles. La participación de policías militares en la Guardia Nacional ayudaría a este nuevo cuerpo de seguridad a tener referentes concretos de disciplina interna como cuerpo policiaco, toda vez que los policías del sector civil carecen de entrenamiento en disciplina y son más propensos a la corrupción.
La participación de la Policía Militar en la Guardia Nacional le daría a la seguridad pública un nuevo enfoque estratégico con personal ya capacitado y entrenado en labores de vigilancia del cumplimiento de las leyes, a diferencia de los efectivos normales del ejército que están capacitados para la confrontación con líneas claras de delimitación de derechos, pero rebasadas a veces en acciones operativas.
La formación educativa de los policías militares es especial, a diferencia de los policías civiles. El reglamento de la Escuela de Policía Militar, promulgado por el presidente panista Vicente Fox en abril del 2001, exige una capacitación de sus elementos mucho más estrictos y a fondos que las escuelas policiales que promueven generaciones al vapor. La calidad educativa en las aulas de la Policía Militar ha sido un ejemplo para otras organizaciones castrenses en el extranjero.
En este sentido, la oposición a la aprobación legal de la Guardia Nacional nada tiene que ver en los hechos con la participación de policías militares. No hay acceso a las cifras exactas de eficacia en la labor de los policías militares, pero el saldo se mide en el reconocimiento a la labor de este cuerpo especial. La policía militar es la encargada de hacer cumplir la disciplina militar, los reglamentos y las leyes que tienen que ver con los militares.
Las policías federales, estatales y municipales carecen de una estructura formativa de cuadros lo suficientemente sólida y enérgica como para cuidar la seguridad pública y atender las denuncias de la sociedad y el saldo se mide por las quejas contra sus comportamientos ilegales. Más que una militarización de la policía, la incorporación de policías militares a la Guardia Nacional proveería al nuevo organismo de una estructura de organización, valores y disciplina que hoy carecen las policías tradicionales.
Al final de cuentas, a pesar de tener una connotación militar, los policías militares en la actualidad no se mueven por los principios militares de defensa de la seguridad interior y la seguridad nacional con armas ante enemigos de la nación, sino que su tarea es el cumplimiento estricto de las leyes y reglamentos militares y civiles por parte de soldados.
Los policías militares, en estricto sentido, no son militares, sino policías forjados en la disciplina militar para vigilar a militares en el cumplimiento estricto de las leyes. Esa garantía no la ha tenido hasta ahora ninguna de las policías creadas desde el 2000, lo que explica su fracaso.
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Política para dummies: La política debería ser el esfuerzo de decidir para mejor, no para ganar y que los demás pierdan.
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