Fotografía: CARMEN LETICIA PACHECO
SANTA MARÍA ATZOMPA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Situado a tan sólo cinco kilómetros de la capital oaxaqueña, Santa María Atzompa es depositario de una milenaria cultura que, gracias a su organización comunitaria, se ha conservado hasta nuestros días y seguirá viva pese al acecho de la vida “moderna” de la urbe, sostiene Isauro Antonio Enríquez González, alfarero desde los ocho años y dirigente natural de su pueblo.
Atzompa, palabra que en náhuatl significa “en la cumbre del agua”, se compone en un 80 por ciento de familias dedicadas a la alfarería desde tiempos prehispánicos.
En la cima del conocido Cerro del Bonete, esta comunidad zapoteca alberga uno de los tres sitios arqueológicos más importantes de Oaxaca, junto con los de Mitla y Monte Albán, comparado por sus dimensiones y contenidos con el de Chichén Itzá en Yucatán.
Además, Atzompa posee tesoros vivos como la conocida “ceramista del preciosismo”, maestra de la técnica del pastillaje, Angélica Vásquez, Premio Nacional de Ciencias y Artes, digna sucesora de la célebre Teodora Blanco.
Don Isauro, habitante del llamado “Barrio grande”, acaba de terminar una intensa jornada de trabajo para poder entregar un pedido de platones de barro vidriado a un restaurante de Huajuapan.
Este es el barrio de los alfareros dedicados a la producción de loza para la cocina: cazuelas, jarros, platos, tazones, ollas.
En el patio de su casa se observa el horno, ya en descanso, con algunos restos de piezas que no resistieron el fuego y fueron descartadas para su venta.
En el amplio corredor se encuentran apiladas decenas de platos “hondos” en espera de sus próximos dueños que podrán adquirirlos en el Mercado de Artesanías “La Asunción”, recién restaurado.
-Hablar de Atzompa es hablar de alfarería…
-Totalmente. El 80 por ciento nos dedicamos a las artesanías: hombres, mujeres, niños. Ya muchos jóvenes son profesionistas porque les gusta estudiar pero también trabajan el barro.
El artesano comenta que ir de Atzompa a la ciudad o viceversa hoy en día es sencillo, pero hace algunas décadas, cuando era niño, la loza que producían tenía que ser llevada a lomo de burro para su venta al centro de la ciudad de Oaxaca, y para ello debían atravesar el río Atoyac, lo cual era imposible si estaba crecido en tiempo de lluvias.
Tras ser retirados de la calle de Mina, donde expendían sus piezas, y luego de ser confinados al fondo del mercado de abasto, donde sus ventas se vinieron abajo, los artesanos de Atzompa se organizaron para construir su propio mercado de artesanías a la entrada de la comunidad.
“Yo decía a mis paisanos: cuando no nos encuentren en la ciudad van a tener que venir hasta acá a busscarnoss. Y así ha sucedido”.
Don Isauro es integrante fundador del Mercado de Artesanías desde hace 24 años. Recientemente, dio servicio como tesorero en la remodelación del mismo, inaugurada hace apenas tres meses.
“Afortunadamente somos una comunidad muy organizada. El mercado es una cooperativa donde todos tenemos una actividad específica. Integrantes de la misma cooperativa nos venden los materiales y ahí todos vendemos nuestros productos, tanto para la cocina como decorativos”.
Desde los 20 años, cuando se casó con Esperanza Dolores López Torres, y conforme con los usos y costumbres de Atzompa, Isauro empezó a brindar servicio comunitario en distintas responsabilidades, sin pago de por medio.
“Desde 1984 estoy sirviendo a mi comunidad: en el comité de la parroquia, como policía municipal, fui mayordomo de la fiesta patronal, regidor de seguridad pública, suplente del alcalde constitucional y también alcalde constitucional”.
El servicio comunitario, subraya, es parte de la cultura milenaria que conserva esta población zapoteca pese a su cercanía con la ciudad, y es una fórmula que les ha permitido preservar sus costumbres y tradiciones.