ELISA RUIZ
OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Los elogios no le alcanzan Manuel Hernández para referirse a Mozart: “Lo respeto”, “lo amo”, “es uno de mis santos preferidos”, expresa el clarinetista principal de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, uno de los solistas invitados por la Sinfónica de Oaxaca durante su temporada de conciertos 2015 que dirige Juan Trigos.
Originario de San Agustín Tlacotepec, Tlaxiaco, con una exitosa carrera que lo ha llevado a ser considerado como uno de los más notables clarinetistas de Latinoamérica, Manuel Hernández se ha presentado en grandes escenarios del mundo.
En su concierto en esta ciudad, además del poema sinfónico “Finlandia” de Jean Sibelius, interpretó el Concierto para clarinete y orquesta en La Mayor, KV. 622 de Wolfgang Amadeus Mozart.
Al final de su presentación en el teatro Macedonio Alcalá el pasado viernes 10 de octubre, en entrevista, el concertino habló de su amado Mozart, del desempeño de los músicos oaxaqueños en el exterior y de algunas vivencias en sus giras internacionales.
El clarinetista es un hombre sencillo, de hablar pausado y sereno. Amable. Sonriente.
-¿Cómo es su relación personal con Mozart?
-Es uno de mis santos preferidos. Uno de mis compositores favoritos. Todos sus conciertos, para piano, música de cámara, para clarinete, masónica, toda su música es hermosísima. Mozart es una de mis adoraciones. Lo respeto, lo amo.
-¿Si lo tuviera enfrente qué le diría?
-Para mí sería, con todo respeto, como tener a Jesucristo presente. Sería muy impresionante, me quedaría sin palabras. Y si pudiera hablar le diría que me hiciera una composición.
El Concierto para Clarinete y orquesta de Mozart, de acuerdo con las notas al programa, es la última partitura puramente instrumental que escribió el genio de Salzburgo y fue terminada en 1791, meses antes de su muerte. Está catalogada por los expertos como u una obra “perfecta”.
“No soy experto en Mozart, pero por ser clarinetista es un concierto que he investigado. Antes existieron varios conciertos clásicos y barrocos pero no tienen esa fuerza de composición que le imprimió al concierto de clarinete. A partir de Mozart empezaron a surgir composiciones para clarinete de más envergadura, más elaboradas”, comenta el solista invitado.
-¿Cómo se siente un músico oaxaqueño cuando se presenta en escenarios con gran tradición clásica como París?
– Uno va a exponer su arte y a la gente que le gusta aplaude o compra los discos, pero no tienen una postura tan solemne sobre la música clásica como en México. Hemos tenido éxito porque la cultura mexicana en el mundo es muy reconocida, aunque nos reconocen un poco más por nuestra música vernácula, y por los futbolistas.
Cuando fuimos a Londres, llegamos a un restaurante hindú y nos hablaban del Chicharito, en vez hablarnos de Clemente Orozco o Juan Trigos. Nos conocen mucho por nuestra cultura popular que es lo que más le llega a la gente.
Mi experiencia es que no tienen una idea sofisticada de la música. La gente no se maneja con gran solemnidad un concierto sinfónico. En salas como ésta, las personas habla con las otras personas durante un concierto y los músicos no se molestan.
Relata que durante su estancia en París pudo ver que los mexicanos que andan por allá estudiando un doctorado, por ejemplo, llegan a extrañar a su país y buscan el acercamiento con la cultura popular mexicana, aunque sean académicos o artistas de altos vuelos
“Cuando estuve en París la tierra se extraña, allá existe un lugar, La Casa de México, donde vive la gente que va a estudiar, gente muy inteligente, que van a hacer doctorados. Pues para sentirnos cerca de la patria nos poníamos a bailar todos con música de Los Ángeles Azules y sacábamos a los güeritas a bailar, y también a las mexicanas”, relata.
Recuerda también que durante una gira por Argel, en África, notó cómo la música mexicana popular tiene un gran arrastre.
-¿Qué tantos músicos oaxaqueños hay en la OFUNAM? En la Sinfónica Nacional son como el 10 por ciento…
-Pues sí hay muchos, poco menos de la mitad, creo. Y siempre que hay audiciones llega un músico oaxaqueño que gana. Hace poco, un alumno mío, Edgar Flores Martínez, oaxaqueño, ganó en la Sinfónica de Jalisco el puesto de clarinetista principal asociado.
En mi clase de clarinete en la Escuela Nacional de Música el 80 por ciento de mis alumnos son oaxaqueños y mis colegas tienen también muchos alumnos oaxaqueños.
Hay oaxaqueños en Minería, en Bellas Artes, en orquestas juveniles, también en otros países
-En septiembre tocó en la Plaza Roja de Moscú la Banda de la Marina y Armada de México a la que usted perteneció ¿También estaban ahí oaxaqueños?
– Sí. En esa banda hay varios oaxaqueños también. Yo conozco especialmente a Laura Maya, primer oboe, una oaxaqueña muy talentosa y muy disciplinada. Porque para estar en la Marina también hay que seguir el entrenamiento militar, no solo musical.
-¿Cómo ve a la nueva Sinfónica de Oaxaca?
-Creo que a partir de esta nueva época con el maestro Juan Trigos se va a profesionalizar no solo la orquesta sino que se va a reflejar hacia afuera porque se van a abrir horizontes para los músicos oaxaqueños y la gente ya no va a emigrar tanto. Están empezando bien con la orquesta y se va a esparcir la forma de hacer música clásica. Eso creo.