OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Es Viernes Santo, pero para el jazzista Miguel Samperio es solo un día más en su Calvario. Un calvario que empezó hace dos años. Un calvario inverso al de Jesucristo. Samperio disfrutó la gloria de la fama y luego descendió a su particular infierno.
-Maestro ¿Gusta un café, algo para comer?
-Mejor préstame para un Tonayán.
El saxofonista que acompañó durante nueve años a la cantante Eugenia León en escenarios nacionales e internacionales, que se presentó siete veces en el Festival Internacional Cervantino y que tocó para dignatarios durante la Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias, Colombia, en 1994, vive, sobrevive ahora, en la calle.
Samperio habita en pleno centro histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad, en la calle, a un costado de la escalinata de la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo, situada sobre el andador turístico de Alcalá.
Su rostro obscuro, su barba blanca y su aspecto vagabundo, asoman estos días santos entre la multitud de turistas y devotos que transitan por el lugar, como la revelación de un Cristo que en vez de 33 tiene 63 años.
-Maestro, lo veo y me acuerdo de “El perseguidor”…
-Ah, es el cuento de Cortázar sobre Charly Parker. Pero Parker se metía de todo: cocaína, heroína, mariguana, alcohol. Yo solo alcohol. La cocaína la dejé hace nueve años.
En la víspera de Viernes Santo la mañana es fresca aún, pero el cuerpo de Samperio arde por dentro. Exige un trago para poder apagar el fuego.
Se levanta del pretil que fue su cama durante la noche, recoge un delgado cobertor, lo abraza, y dirige sus pasos al OXXO que se encuentra a unos cuantos metros de donde se yergue majestuosa la iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Voy tras él.
Nada más verlo, la empleada del establecimiento lo saluda y pone en sus manos la pequeña botella con el líquido amarillo que se vende como destilado de caña, pero que por su precio está considerado entre las bebidas alcohólicas adulteradas.
Pago diez pesos con cincuenta centavos. Apenas sale a la calle, Samperio abre la botellita y se empina un trago.
De regreso a su territorio, comenta que fue hace dos años cuando empezó a desplomarse el mundo sobre sus espaldas; fue perdiendo mujer, contratos, departamento y el control sobre su alcoholismo.
Hubo amigos que intentaron rescatarlo, pero su descenso al infierno ha sido imparable.
Egresado de la Escuela Superior de Música, donde, además dio clases, Miguel Samperio llegó a Oaxaca hace más de 20 años, dice, a invitación de un empresario italiano propietario de una pizzería.
Desde entonces ha tocado junto con jazzistas oaxaqueños como Memo y Pablo Porras en bares como Los tres patios, Nueva Babel y el extinto Salón Central, entre otros, y afirma que junto con el maestro Alberto Moreno creó la desaparecida Big Band. “Yo era el subdirector”, asegura.
Ha dado clases de forma particular. Entre sus alumnos destaca Arodi Martínez, jazzista y compositor originario de Zaachila, quien ahora da clases en la Escuela de Música de Xalapa.
Con Arodi Martínez, Javier Peralta, segundo saxofón alto de la Banda Sinfónica del Estado, y Mauricio Jiménez, integró el cuarteto Maximum Sax.
En un video de YouTube lo vi tocando con la Banda Filarmónica del Centro de Capacitación y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM).
-¿Sus amigos o colegas le han ofrecido ayuda?
-Miguel Galán, un alumno mío de un grupo que se llama La Rebelión, me llevó un tiempo a vivir a San Bartolo Coyotepec. Rubén Leyva, el pintor, también me ha querido ayudar. Willy Olguín hace unos días me dijo: ya hablamos entre los cuates para ayudarte. Me dio 100 pesos y me reprochó: ya sé que vas a comprar alcohol.
-Hay mucha gente que lo quiere ayudar.
-Sí. Lo sé, pero soy un poco necio.
-¿Qué es lo que más desea Miguel Samperio?
-Que me devuelvan mi saxofón. Un amigo se lo llevo según que para guardármelo y no me lo quiere regresar. Hace tres días perdí un hueso porque no me trajo mi saxofón. Si no me lo entrega voy a tener que ir a buscarlo.
-¿Ha pensado en ingresar a un centro de recuperación de adicciones?
-Le saco. Te soy franco. Me da miedo. Ya fui una vez en la Ciudad de México.
-¿Y no le da miedo morir en la calle?
-Solo sé que me voy a morir en Oaxaca. Ya viajé demasiado ya fui a Europa tres veces, a Centroamérica a varias ciudades gringas, Japón, China…
-Pero ¿morir en la calle no sería terrible?
-Vincent Van Gogh, el máximo impresionista, era alcohólico y murió de forma terrible. Charly Parker murió de una sobredosis de heroína… Freud murió también de sobredosis.
-¿Usted desearía un final como el de ellos?
-No. Pero el estado depresivo en el que estoy ya es crónico.
Dice que cuando tocó en la Cumbre Iberoamericana le enviaron felicitaciones Fidel Castro y Gabriel García Márquez. Dice que hace dos años le hicieron un homenaje en León, Guanajuato. Que eventualmente lo invitan a comer personas conocidas que pasan y ven la situación en la que se encuentra.
Dice que alguna vez pidió trabajo en la Banda de Música del Estado y en la Orquesta Sinfónica y se lo negaron. Que si alguna institución quiere ayudarlo, como la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca, él puede dar clases, formar buenos saxofonistas, tocar con alguna agrupación.
Dice que aún recuerda cuando tomó su primer trago, a los doce años, en una fiesta de navidad: una copa de sidra, luego rompope, luego no sabe qué bebidas más, el caso es que al día siguiente se sentía “pésimamente mal”.
Antes de retirarme, le comento que quiero mostrarle algo. Busco en el teléfono celular un video del saxofonista oaxaqueño Filomeno Ortiz interpretando “Algarabía”, composición de Arodi Martínez. Escucha con atención. “No lo conozco pero él es un concertino”, exclama apuntando al maestro Ortiz. Le pregunto si sabe quién es el compositor de la obra. Dice que no. “Es de Arodi”, le informo. “Ah, claro, tiene un aire zaachileño”. Sonríe y mira al cielo.
Luego él me pide que busque el video de “Ven acá” con Eugenia León. “Escúchalo” me pide. Me acerco el teléfono y oigo un magnífico solo de sax al inicio de la interpretación.
-¿Maestro, no es más poderoso un sax que un Tonayán?
-Es algo extraño. Conozco saxofonistas de mi nivel, más jóvenes, que tocan muy bien sin drogas. No sé por qué alguien con talento usa alcohol o coca. No sé.
10 comentarios
De buenas intenciones esta lleno el infierno, ya actúen, hagan algo inmediatamente para rescatarlo de esa miserable situación, es inhumano que alguien tan talentoso este pasando por esto, áyudenlo a recuperar su saxofón y busquen un lugar donde pueda vivir dignamente, recurran a la dependencia de cultura local para que le den trabajo enseñando a los niños y jóvenes Oaxaqueños, hagan algo pero ya.
Que te parece si ademas del buen consejo, actúas…
Y sobre todo, logren que entre a una buena rehabilitación, xq el alcohol se lo va a llevar sin zapatos.
No es problema de trabajo, ahora no lo tiene por el alcoholismo que, supongo le vuelve irresponsable en algunas situaciones laborales, el problema es su afán de tomar como modelo la vida de Charlie Parker…fui su compañero en la E.S.M. y ése era su modelo a seguir, yo no veía las razones de la “depre” …él era joven y tocaba excelentemente bien….pero por las pláticas creo que Charlie Parker le influyó no solo en la manera de tocar , sino en la manera de valorar la vida.
Charlie Parker como material de estudio está bien, pero no como modelo de vida a seguir.
Y tú, qué haces por él? Gran saxofonista,amaba su profesión, solo que,le encantaba el alcohol.
Que lamentable situación la de Miguel, fuimos compañeros en la ESM en el área de jazz y siempre fue talentoso, ojalá podamos hacer algo por el, aquí lo importante es que él quiera
Saludos Lálo, soy Pancho, Timbalero en tu inolvidable, grandioso e histórico lugar, espero que estés bien, no así Miguel Sampério, es una pena, pero es mas penoso escuchar o leer entre lineas una especie de orgullo y satisfacción por su situación, y un dejarse hundir en espera del reconocimiento publico, un Salvame¡.
Nadie nos puede salvar sino nosotros mismos, Miguel como muchos Músicos hemos padecido de dependencias varias en diferentes momentos de nuestras existencias, y algunos han fallecido terriblemente, tu has sido testigo en diferentes momentos, pero me extraña esta actitud de un Músico que se caracterizo por una actitud altiva y en momentos de desprecio para sus compañeros Músicos, que triste, ojalá que reconsidere y se recupere, por el mismo…
Las instituciones de Cultura no consideran apoyar a talentos en desgracia. Solo el apoyo de amigos, compañeros de trabajo y un género mecenas lo pueden ayudar en un centro contra adicciones.
Ningún músico talentoso merece esa condición comparto la opinión Charlie Parker como Jaco Pastorius entre muchos son modelo a seguir como estudio no como modelo de vida el alcoholismo es una enfermedad y mientras no quiera dejar de destruirse poco o nada se puede hacer es una pena
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