De niño pude ver a mi madre seleccionar sus huipiles, la tela para sus enaguas. Ella fue una mujer fuerte, recia, sacó adelante a sus cinco hijos: viuda, analfabeta, indígena, les dió alimento y escuela. Al hacer dibujos, pintar, resulta para mí el homenaje cotidiano a mi madre, que ejercía su condición estética cuando elegía enaguas, huipiles. Nació con esa mirada singular que se confirma entre texturas, colores, que hace la vida en la belleza.
El benjamín