JUAN TRISTE VÁSQUEZ*
SANTA MARÍA HUAZOLOTITLÁN, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Bajo el refresco de su rústico taller, humildemente techado con tejas rojizas, se le puede ver sentado sobre un madero rudimentario que desde antaño le ha servido como descanso. En la mano izquierda -bendita de gracia-, sostiene afanoso un pedazo de madera ligera, de la especie parota -su favorita- y, en la derecha-virtuosa y divina-, alguna herramienta primitiva, propia de sus quehaceres, que van desde una lija, navaja, un pedazo de machete, lima, hasta la gurbia -semejante al formón-, usada para darle forma a la figura artesanal. A no más de un metro y sobre retazos de madera, mantiene a su amigo inseparable: su cuadrante. Mientras labra la madera o repasa la lija, sintoniza jubiloso la predilecta estación, tan sonada en su región: la EXJAM, “La Voz de la Costa Chica” de Santiago Jamiltepec, Oaxaca, y encantado escucha el famoso programa “Voces de mi pueblo”, relevante por sus sones y chilenas de la costa.
En sus sueños rielen las esperanzas y en cada anhelo realizado sonríe placentero cuando mira alguna pieza que ha conseguido a base de tesón. Así es don Rosalino Sánchez Simón, el único de los maestros escultores nativo de Santa María Huazolotitlán, Oaxaca. Tatamandón de renombre, amante de las costumbres no sólo del Barrio Chico, en el que habita, sino de su hermoso pueblo costeño. A sus 85 años de vida nos muestra, a través de su ingenio, infinidad de obras maestras artesanales que conforman su cuantioso acervo.
¡Cómo no habrá de ser diestro! Si desde que contaba con al menos una veintena de años, aprendió el oficio de artesano -herencia de su progenitor-, don Antonio Sánchez Mejía. En sus años mozos inició con el labrado de máscaras de tigre, plumudos y tejorones. Motivado sin duda alguna, porque al igual que su señor padre, bailó fascinado en su juventud las diversas danzas tradicionales de su pueblo, tan famosas en la región e impulsadas sobre todo en el carnaval del primer viernes de cuaresma, que es la primera de las dos ferias anuales de su pueblo, además en mayordomías, al igual que en todo tipo de eventos culturales de su región.
Gracias a sus manos primorosas y genio notable, proveyó a sus hijos el sustento, procurando diligente una mejor forma de vida para su familia. Poco a poco fue aprendiendo el oficio y con el paso de los años comenzó a mejorar el tallado de sus piezas artesanales en madera fina. Al poco tiempo dio forma a las chaniguelas, cuerudos, cabezas de tigre, vacas, toros, perros y borregos. Su inigualable destreza trascendió con nuevas figuras en bulto: el Quijote de la Mancha, Sancho Panza, sin faltar los héroes mexicanos: Hidalgo, Morelos, Juárez, Zapata, Villa y en la fauna silvestre y doméstica figuran águilas, búhos, venados, asnos, toros y caballos.
No obstante, su férrea disciplina y el anhelo de incorporar más obras de suma trascendencia a su acervo cultural, lo llevó a conocer en 1973, -cuando contaba con 33 años- a don Braulio Villela Hernández, maestro escultor oriundo del estado de Guerrero, quien le enseñó a perfeccionar el arte en madera en todas sus dimensiones.
El renombrado artista habitó diversos pueblos costeños: Quechultenango, Guerrero, Santiago Pinotepa Nacional, San José Estancia Grande y Santa María Huazolotitlán, Oax. Fue en este último pueblo donde don Rosalino entabló una bonita amistad con el escultor, quien a partir de entonces se convirtió no solamente en su discípulo, sino en su mejor amigo y colaborador en el ejercicio de su bellísimo oficio. Fue tanto su aprecio que a los pocos años, el mismo maestro al ver el avance sustancial de su aprendizaje, felicitó sobremanera a don Rosalino, al tiempo que reconoció su talento y lo distinguió como un eminente maestro escultor que para entonces ya estaba a la par de él.
A sus 65 años como artesano y a 52 como escultor, sobra decir que don Rosalino es un ícono y excepcional escultor de la costa chica de Oaxaca, especialista en imágenes religiosas esculpidas en madera. De sus prodigiosas manos han emanado esculturas bellamente labradas como la Virgen María, el Niño Dios, Tatachú, San Sebastián Mártir, la Virgen de los Remedios, Jesús, Santiago Apóstol, el Santo Entierro, Cristo Rey, Jesucristo, Cristo Crucificado, Jesús Resucitado, el Niño Manuelito del Mar, San Salvador, Sagrado Corazón de Jesús, San José Patriarca, la Virgen de Guadalupe, San Martín de Porres, San Felipe de Jesús, el Divino Rostro, San Judas Tadeo, San Nicolás Tolentino, la Virgen de Juquila, así como tallados en relieve de la Última Cena, crucifijos, entre otros.
Frecuentemente lo distinguen para que, dada su gracia divina elabore esculturas o restaure imágenes de algunos templos católicos de la región de la costa.
En varios pueblos costeros predomina su labor distintiva, como la restauración del Cristo Crucificado del templo de José María Morelos, Huazolotitlán, de una dimensión de 1.70 metros, así mismo la imagen de San Judas Tadeo que engalana la capilla del Río de la Arena cercano a Pinotepa Nacional. Además, ha restaurado algunas imágenes como las de San Salvador, Jesucristo, Santo Entierro, Cristo Crucificado, el Divino Rostro, la Virgen del Tránsito y San Isidro Labrador del templo de Santa María Huazolotitlán, no obstante, su amor y fe al pueblo lo llevó a donar una imagen religiosa que alcanza la dimensión de 1.75 m., que representa a Cristo Rey, Jesús Resucitado y Sagrado Corazón, que decora bellamente el templo católico.
En San Andrés Huaxpaltepec realizó el tallado de las puertas del templo católico y además un caballo para el grupo de danzantes de los chareos. De igual manera, personas amantes de la cultura le han solicitado sus bellísimas obras, como la imagen del Niño Manuelito del Mar que es conocida en Tixtla, Guerrero; San Judas Tadeo de 1.70 m., en Santiago Tetepec; y la Virgen de los Remedios y una obra de don Benito Juárez que, como figura sublime hermosea alguna morada del pintoresco pueblo de Santiago Yaitepec, Juquila, Oaxaca.
Sus esculturas y artesanías han traspasado fronteras, muchas de ellas se conocen en diversas ciudades del país, sobretodo en Puebla, Guadalajara, Ciudad de México, Oaxaca y Querétaro, incluso en Estados Unidos.
En su proceso de elaboración que va desde el labrado, lijado y tallado de las maderas finas de cedro o mayormente parota, en función de retoques, provee de un polvo especial a las grietas y con un pegamento exclusivo -cola-, cubre las ranuras o pega los ensambles de la madera. En consecuencia, aplica óleo o spray, pintura, barniz, sellador, secante y otros solventes. Finalmente coloca los atuendos y detalles que engalanan las esculturas o imágenes, convirtiéndolas en bellísimas obras de arte.
Don Rosalino ha sido mayordomo en dos ocasiones, miembro del comité de los Tatamandones del Barrio Chico, cantor de rezos en latín y un hombre servicial a su pueblo. Siempre se le mira ataviado orgullosamente con las prendas típicas que le heredaron sus progenitores y habla con fluidez y deleite su lengua materna que le brinda identidad: el mixteco, cuya idiosincrasia lo ha honrado enormemente como habitante de uno de los pueblos originarios de Oaxaca.
Como único escultor, hijo de tierras fértiles huazolotecas, aquilata en sus venas su cuantioso saber y su corazón henchido se cautiva con el encanto de sus simientes fecundas, traducidas en enseñanzas perpetuas que como padre abnegado ha heredado a su descendiente: el maestro Higinio Sánchez Hernández, -artista plástico, artesano, escultor, hombre cabal y talentoso- en quien, sin dudarlo, ha fincado la sucesión de su valioso legado cultural.
Ojalá nos pueda seguir obsequiando por muchos años su ingenio excepcional. ¡Enhorabuena maestro escultor don Rosalino Sánchez Simón! En sus hijos y nietos descansa su sabiduría y el deseo de continuar su enseñanza. Que este mensaje de amor estime conveniente que es apremiante el reconocimiento a su legado a través de un homenaje, procurando asimismo que algún programa gubernamental pueda condecorarlo con proyectos de apoyo a su inigualable labor, que realiza en bien de la cultura de nuestro país. ¡Es esta una tarea absolutamente imperiosa!
Juan Triste Vázquez, de Santos Reyes Nopala. Narrador, poeta y profesor.