ZIPOLITE, Pochutla (sucedióenoaxaca.com).- Durante mucho tiempo , el mundo invisible a simple vista fue territorio de leyendas, mitos y especulaciones. Se creía que la vida surgía de forma espontánea y que las enfermedades eran causadas por espíritus. Pero, en el siglo XVII, un comerciante neerlandés llamado Antonie van Leeuwenhoek desafió esa idea al observar, por primera vez, una gota de agua a través de un microscopio casero que él fabricó, descubriendo pequeños «animálculos» que se movían con vida propia. Así comenzó la curiosidad por la microbiología, y con ella, una nueva forma de mirar el mundo, donde los pequeños misterios se convirtieron en un mundo palpable y fundamental.
Desde entonces, el desarrollo del microscopio ha permitido explorar un universo antes desconocido: la «microvida», dando paso a la microbiología, la ciencia que nos ha permitido entender la vida, la salud, la naturaleza y nuestro entorno, ya que estas diminutas formas de vida han llegado a colonizar prácticamente todos los ecosistemas terrestres y algunas son capaces de sobrevivir condiciones más extremas.
No pueden verse a simple vista, pero están en todas partes: el agua, el suelo, el aire, nuestro cuerpo. Nos ayudan a combatir enfermedades mediante vacunas y antibióticos, a producir alimentos como quesos y yogures por fermentación controlada, a mantener nuestro cuerpo sano gracias a la microbiota intestinal y a preservar el medio ambiente a través de microorganismos que reciclan nutrientes y limpian contaminantes, por solo mencionar algunas de las miles de interacciones que tienen.
Para observar y estudiar estos seres diminutos, las personas dedicadas a estas investigaciones utilizan una unidad especial de medida: el micrómetro. Un micrómetro equivale a la milésima parte de un milímetro. Para ponerlo en perspectiva: un cabello humano tiene entre 50 y 10 micrómetros de grosor, mientras que una bacteria puede medir apenas 1 o 2 micrómetros. Los virus son incluso más pequeños y se miden en nanómetros, que son mil veces más pequeños que un micrómetro.
El calendario «Microvida» es una invitación a ese mundo oculto, donde se conoce menos del 1 % de los microorganismos que realmente existen. Observar la microvida no solo nos permite entender mejor la naturaleza, sino también enamorarnos y conocer el impacto de lo que no vemos, manteniendo un equilibrio delicado de lo microscópico y lo macroscópico donde coexistimos y nos transformarnos mutuamente.
Talento femenino
La investigación y el concepto de este calendario fueron de Silvana Flores Gómez y Clara Victoria Flores Cruz creadoras de Hipocampo de Flores, dedicado a la divulgación de las Ciencias de la Tierra a través del arte. La portada y el diseño editorial correspondió a Marina Corach y la editora fue Monserrat Aceves Olvera. El resultado ha sido un bello y útil calendario en el cual colaboraron doce artistas mexicanas. El talento femenino oaxaqueño de la bióloga marina Carmen Elisa Rito Ruiz se muestra en el mes de junio con una obra de arte textil inspirada en los dinoflagelados.
Los dinoflagelados, explica la científica y artista oaxaqueña, son microorganismos que forman parte del fitoplancton, los responsables de ser principal fuente de producción de oxígeno en el planeta.
Además de microorganismos marinos, el calendario muestra de forma artística, organismos unicelulares como el ciliado, habitante del agua; tartígrado, conocido como oso de agua, cuya labor es esencialmente en el reciclaje de nutrientes y el control de poblaciones; la espirulina, cianobacteria que, gracias a sus procesos de fotosíntesis, ayudó a llenar la tierra de oxígeno; y hasta un proteína Spike del virus SARS-COV2, que conecta el virus del COVID con las células humanas, y cuya manipulación ha permitido atacar este problema de salud.
Como un plus, el calendario «Microvida» 2026, contiene las fechas de importancia social y ambiental, 12 stickers de las ilustraciones del año y otros para recordatorios. Se encuentra a la venta en varios puntos de la república mexicana; en Oaxaca puedes solicitarlo en @bitacora.sub en Instagram y en @Bitácora Submarina en Facebook.