ISRAEL GARCÍA REYES*
El acto narrativo que asume la responsabilidad social de plantear un contexto histórico determinado por la marginación, es una apuesta que puede tomar mayor peso cuando, además de entretener, toca conciencias y llama a la reflexión.
Es el caso de Las Pájaras, la ópera prima de Nallely Guadalupe Tello Méndez, novela editada por Almácigo Ediciones 2025, en la que advierto esa vocación de quien, también, escribe para dejar prueba de persistencia y acción.
Este título aborda las fatigas de las pájaras, un grupo de mujeres, comerciantes fundadoras del Mercado de Abasto quienes, a veces por la fuerza, tomaron el control de ese lugar poniendo en juego vida, trabajo y esperanzas. Nada les fue dado de manera gratuita. Algunos podrían suponerlas un grupo de choque, un resabio de pobreza, extorsión y violencia producto de la época que les tocó vivir, aunque para otros han representado la comunión de madres, hermanas, abuelas e hijas que cimentaron su futuro reclamando el edén de dicho espacio, el cual gobiernos rapaces ofrecieron y luego negaron: demandaban la posesión de áreas comerciales, apenas un puesto para vender. Pero el edén prometido, al igual que sus derechos, no siempre se pide: se arrebata. Ellas lo entendieron así. Estas disputas las llevaron a una confrontación decisiva que aborda Nallely con oficio y amenidad.
No obstante, reparemos en la versión de Oaxaca como ciudad turística y edulcorada con sus edificios de cantera verde, de la que nunca nos preguntamos de dónde extrajeron la piedra y quién o quiénes la edificaron. Es sencillo olvidar que hay población y culturas innombradas: en el caso concreto, la gente del Mercado de Abasto y sus colonias aledañas, motivo de esta aventura editorial.
Jean-Paul Sartre se refirió a la escritura como un acto de libertad y cambio y, en este sentido, qué mayor libertad que dar voz a los acallados por el marketing y el discurso oficial. Entonces, escribir y ahondar en el tema se convierte en un acto reaccionario.
Néstor García Canclini destaca que los mercados populares del país no son únicamente un lugar de comercio de productos de primera necesidad, sino espacios complejos de interacción cultural. El mercado en México es más que la reunión de comerciantes y artesanos, o la prestación de servicios: es un santuario complejo en que convergen idiosincrasia, pluriculturalidad, conocimientos ancestrales, tradición, preservación, formas de comercio, origen, alimentación, color y sabor, entre otros elementos identitarios.
Más allá de hacer juicios o de romantizar motivaciones, Nallely Tello describe las circunstancias y formas de afrontar al mundo de sus protagonistas, condiciones que hablan más que una nota periodística apresurada o el comentario soez de quien es ajeno a esta realidad.
Observo que Las Pájaras tiene dos virtudes preponderantes: la radiografía social y el trazo de sus personajes, el sentido poético con que se expresan: su hablar y sabiduría popular. Hay un uso de la escritura como testimonio, de la literatura como compromiso histórico. Advierto que estamos ante una obra cruel en su verdad: esbozar un tiempo y lugar decisivos para el desarrollo de la sociedad oaxaqueña.
Nallely aborda este entorno de precariedad, el estado de ánimo general de uno de estos asentamientos demográficos periféricos que los sociólogos llaman “cinturones de miseria”, ese otro Oaxaca separado por el río Atoyac; un personaje más, omnisciente y constante en la narración. El río que arrastra cuerpos, homicidios y crímenes, así como trabajos y penurias, riega amoroso las orillas por donde pasa: es el centro auténtico de la urbe, el árbol dador de vida que aglutina a migrantes de su propio país y a marginales del sistema, a quienes, sin embargo, también reúne, aloja y alimenta.
Para escribir una historia como ésta hay qué hacerse parte de la misma. Nallely lo hace, no con la impostura del autor que consulta y clasifica a la distancia, sino posicionándose en el lugar y usando la primera persona de manera valiente, expuesta y honesta a través de distintos avatares.
Los personajes supuran verdad, sudor, polvo, rabia, deseo, ambiciones: en cada gesto, en cada movimiento. Se mueven como lo hacen en el mercado, entre vaivenes y tumbos; a veces, empujados hacia confrontaciones trágicas.
Pocos han retratado de este modo esa zona de Oaxaca de corrupción y miseria. No es sólo una descripción de hechos, sino la decantación de historias, de conflictos y accidentes. Los personajes de El Arenero, Doña Martha, Juana, Chabelita y El Inge, provenientes de familias disfuncionales, de la pobreza, el abandono y la violencia, y permeados por sus creencias y supersticiones, aparecen tan nítidos que son entrañables.
La novelista entreteje a detalle la experiencia de cada pájara, subrayando, además, esa crueldad ejercida inevitablemente por quienes, dentro de la narración, los aman o los debieran amar. “Las Pájaras” es un río profundo en historias para zambullirse y dejarse arrastrar, para extraviarse en sus meandros a riesgo de salir maltrecho o no querer salir.
Israel García Reyes, novelista, editor y periodista, es autor de la novela Perder el reino y del poemario Pájaro de nieve, entre otras obras.