A menudo me pregunto a qué sabe la vida realmente. He transitado por la vida entre fogones y cazuelas, condimentando con sales y especias, y siempre quise darle una definición mas específica a lo que hablamos cuando hablamos del sabor de la vida. Aquí va mi propuesta.
Sin duda, el amor me sabe a chocolate. Y, dependiendo de cada temporada, podremos hablar de algún tipo. Por ejemplo, en época de Todos Santos sabe a chocolate de la abuela, ese amor que evoca el recuerdo y que nos humedece los ojos. Pero en primavera el amor sabe a chocolate con leche, el chocolate suizo, algo dulce, muy salivable, sabroso. El amor a uno mismo entonces sin duda es chocolate amargo, no es algo que comerías por kilos sino con respeto; es degustable un trozo digno como postre después una pasta delicada con mariscos o un buen corte de carne. Sin embargo, el amor a tu pareja es un chocolate que no existe, no se ha inventado algo similar, dulce y fuerte, con mucha textura en boca pero que se derrite al contacto con la lengua. No hay mejor sabor que éste.
Aunque estaremos de acuerdo, querido lector, que no solo de amor se vive y tampoco solo de chocolate. Los problemas cotidianos, las cuentas por pagar, el llegar casi entero a la quincena me sabe a un mole rojo, tirándole a negro, fuerte, picante. Si, lleva chocolate algunas veces, pero es más el picor de los chiles, a veces demasiado tostados, de esos que raspan en la garganta y ameritan un buen sorbo de cerveza, o un besito al vaso de mezcal. Otras veces las especias destacan, sobre todo el clavo y la pimienta, nos anestesian la lengua y permiten que obremos por la vida con la boca quieta, trabajando para digerir cada bocado.
La vida tiene baches, momentos oscuros y es cuando la vida sabe amarga, como si mordiéramos la semilla de un limón, hay sabores también en ello, y hay quienes les agarran gusto a los amargores (que como cocinero tampoco está mal), cuántas bebidas amargas conocemos y cuántas disfrutamos sin el uso del azúcar, el café, el té, los licores. Esos amargos que no siempre se disfrutan, pero es necesario probarlos para estar seguro de mantenerse distante de ellos, solo lo adecuado, sin necesidad de exagerar.
La dicha sabe a champán, burbujeante en boca, esas notas a manzana verde y a mosto de uva. La felicidad de encontrar a la pareja que te encanta, alcanzar la gloria en un certamen o algo tan maravilloso (dicen) como cuando te enteras de que serás padre. Es una mezcla diferente, si es dulce, pero también es ácido, sientes cosquillas en la boca y no puedes solo degustar un sorbo, cuidado aquí, puede volverse adicción.
Como mexicanos amamos el picante, el efecto que tiene la capsaicina al provocar ardor en la lengua. Y aunque es maravilloso en frutos frescos o en salsas para tacos, lo cierto es que el picante en la vida no siempre es tan disfrutable. Los retos de la vida, esos momentos donde nuestro temple o nuestra paciencia son puestos a prueba me saben a una salsa martajada de Carolina Reaper, a cucharadas, sin tortilla, sin sal, sin carne asada y entonces el pulso se acelera, los ojos se humedecen y sientes que no llega suficiente oxígeno a los pulmones; es una prueba y, lamentablemente, no todos la pasan, pero con la técnica adecuada (material para otro texto) controlarás el picante, y saldrás victorioso.
Curiosamente, los momentos de aprendizaje me saben a madera mojada de algún árbol viejo. En mi búsqueda por nuevos sabores y sensaciones tuve a bien una tarde morder la astilla de un tronco de roble, y caminando por el bosque me aventuré a probar cortezas. Encontré el sabor de la sabiduría y la experiencia. El sabor se parece al momento cuando la vida te da una lección bien aprendida, sin dolor. Tal experiencia me sabe a madera.
En fin, podríamos pasar el día o la noche entera hablando del sabor de un concierto de tu banda favorita, a qué sabe una buena película de terror o a que supo ese primer baile con tu pareja cuando ninguno sabía bailar, pero ambos se querían mover. ¿A qué sabe una noche estrellada? ¿A qué sabe una tarde de lluvia? ¿A que sabe pasar la vida entera con la persona más amada?
1 comentario
Que hermosa reflexión !! Ver la hermosa comparación con lo cotidiano.