La ciudad amaneció sembrada de borrachos delirantes tirados en la banqueta, muertos de dicha permanecían bajo la luz del sol agarrados a la botella de mezcal.
En ese 2013, el 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, Ricardo Piglia llegó a Oaxaca invitado por la Feria Internacional del Libro de la ciudad. El autor de Los diarios de Emilio Renzi había estudiado -en 1970- la ruta de Malcolm Lowry, el novelista inglés que armó una vida para inventar un personaje y que, en 1937, había llegado a esta misma ciudad que miraba Piglia desde uno de los cafés del Zócalo.
En el recorrido por el centro, Piglia pudo ver los edificios imposibles de cantera verde labrados con maestría. Ante la arquitectura que lo rodeaba se dio cuenta que la obra de Lowry, Bajo el volcán, guarda relación con las construcciones de la ciudad, marcadas por el periodo colonial.
En el recorrido pudo ver la iglesia de La Soledad, encontró relación entre el desplante del edificio y la estructura narrativa de la famosa novela, descubrió que existe semejanza entre la fachada de las iglesia y la estructura que desarrolla los personajes, entre ambas construcciones existe la permanente lucha contra el infierno.
El temporal de lluvias de aquel año de la visita de Piglia trajo inundaciones en los campos de cultivo, la consecuente escasez de chapulines; por esos días, fue tanta la demanda que los comerciantes se vieron forzados a importar saltamontes del vecino estado de Puebla.
Piglia pudo ver la geografía narrada por Lowry -edificios heridos que resistieron el temblor del 31-, las calles repletas de luz y el Zócalo ocupado por permanentes manifestaciones contra el gobierno.
El paisaje incluía las cantinas donde, por unos cuantos pesos, se ofrecía a oriundos y visitantes mezcal servido en diminutas copas de cristal, acompañadas por pequeños platos de barro repletos de chapulines.
Oaxaca, 2 de noviembre, la celebración que llegó a ver Malcolm Lowry; las calles que descubrió Piglia estaban sembradas de confeti.