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Es como si hubiera -como si no hubiera.
WANG-WEI, siglo VIII
UNO
Pintar es contar; a su vez, narrar es construir una suerte de obra plástica. Andrés Henestrosa (1906-2008) con el relato Bigu (tortuguita en zapoteco), cuenta la historia del diluvio universal; nos dice cómo el zopilote levantó el vuelo desde el arca de Noé para mirar el descenso de las aguas del diluvio; zopilote, en aquel vuelo primigenio, encontró a la tortuga enterrada en el cieno.
El pequeño animal enterrado en el desastre no tenía nombre. “La pobrecita, sin palabras, sin nombre, estaba tres veces sola”, dice Henestrosa.
Más adelante el relato señala cómo los dos animales remontaron los aires (la tortuga, testigo de la verdad divina). Subieron alto para que tortuga conociera a Dios y, allá en las alturas, por maldad zopilote la dejó caer.
El pequeño cuerpo, con el impacto, estalló en mil fragmentos (en su relato Henestrosa nos deja ver que la maldad aparece como principio creativo a partir de la palabra recreación: de origen latino, recreatio, que a su vez se compone de re- (“de nuevo”) y creare (“crear”, “reproducir”, “engendrar”).
“Cuando Dios bajó del cielo, amorosamente unió sus partes. Y la llamó bigu, que es una forma de bigú, que quiere decir fragmento, polvo, desecho. ¿No han visto ustedes cómo la tortuga tiene carapacho remendado?”.
DOS
Francisco Toledo (1940-2019) forjó su estilo plástico en el fragmento, un uso específico de los materiales: partió del polvo, la tierra; la nada.
Su arte no aprendió en el recorrido por los museos, contemplar el trabajo de los maestros. Aprendió que en las leyendas está el lenguaje de la pintura (la pintura cuenta una historia, forma primera del relato que ocupa una figura retórica: el fragmento, el detalle (la enumeración), desde su origen pintar fue contar un cuentito.
TRES
Henestrosa fue el primero en trabajar la leyenda Conejo y coyote, que Francisco Toledo recuperó en sus cuadros:
“Cercano a un pueblo, junto a una casa, un sembrador tenía legumbres en su huerto. Y sucedía que todas las noches, alguien robaba gran cantidad de chiles y tomates. Abría bien los ojos y toda su labor cabía dentro de ellos; pero nunca pudieron ver al ladrón, aunque sospechaba que éste fuera conejo”.
La pintura (arte visual) es anterior al relato escrito; pero, escribir es pintar, fijar un fragmento de tiempo.