OAXACA, Oax. (sucedioenoaxaca.com).- Los recuerdos del accidente automovilístico donde perdió la vida el compositor oaxaqueño Álvaro Carrillo, el 3 de abril de 1969, están frescos, vivos, en la memoria de su hijo Mario, también compositor y cantante, avecindado en la ciudad de Oaxaca desde hace algunos años.
Mario Carrillo, con una carrera musical propia pero que lleva a cuestas desde su infancia la “loza del Pípila”, que para él significa el nombre y la fama de su padre, tal vez el compositor mexicano más interpretado en todo el mundo, accede a platicar sobre aquel día, aquella tarde cuando al llegar a la Ciudad de México, luego de haber asistido a la toma de posesión del gobernador de Guerrero, Caritino Maldonado, los embistió una vagoneta cuyo saldo fue la muerte de Álvaro Carrillo y de su esposa Anita.
“El recuerdo es como una película que corre lenta en mi cerebro”, empieza relatando Mario. “En el camino, de regreso, nos detuvimos a comer unos tamales. En ese lugar le pidieron a mi papá que cantara y de una forma desparpajada tomó su guitarra y se puso a cantar en la banqueta. La gente le aplaudía y le pedía más canciones”.
Mario Carrillo tenía entonces cinco años y su hermano Álvaro estaba por cumplir ocho. Ellos iban en la parte trasera del automóvil, un Falcón de dos puertas, con su madre. Álvaro Carrillo ocupaba el lugar del copiloto.
“Llegando al D.F. ya de tarde, serían las cuatro, a la altura de donde hoy se encuentra el Colegio Militar, el chofer gritó: ¡Cuidado! Cuando una vagoneta brincaba el camellón hacia nosotros. Oí un golpe de metales. Cuando reaccioné estaba atrás de mi madre, prensado con su cuerpo. Yo le gritaba ¡Mamá, me estás aplastando! Y escuché que mi hermano se quejaba”.
El descendiente del autor de “Sabor a mí”, una de las canciones emblemáticas del repertorio romántico de América, “no hay trío que no la cante”, menciona todos los detalles que desde su memoria de niño de cinco años registra y reconstruye.
“Recuerdo que llegaron muy pronto varias ambulancias. Alguien, un joven cuyo rostro recuerdo claramente, rompió el vidrio de atrás y me sacó. Yo estaba intacto. Corrí a ver a mi papá que ya estaba muy herido y hablaba, pero lo que decía no tenía sentido. Una persona me entregó el bolso de mi madre donde empezaron a echar sus collares, y su anillo de bodas, la cartera de mi padre y todas sus pertenencias”.
Posteriormente, relata Mario, subieron a su padre, a su madre y al chofer a una ambulancia, en la que también subieron él y su hermano Álvaro.
“Ahí vi que mi padre ya no hablaba. Y mi madre estaba muy mal. Ella nos protegió con su vida. Yo estoy seguro que mi padre llegó muerto al hospital, y mi madre murió al día siguiente”.
Volviendo la película atrás, Mario recuerda que su padre “era un pan de Dios, aunque pareciera muy serio, duro.
Cada que regresaba a casa, a la hora que fuera y aunque estuviera cansado, se entregaba a sus hijos y ellos a él. “Era como si llegara Micky Mouse”, comenta Mario.
Algo que le marcó su destino, afirma, fue que Álvaro Carrillo componía en presencia de sus hijos. “Ven -le decía a Mario-, te voy a componer una canción”, y lo sentaba junto a él mientras cantaba y grababa directamente sus canciones, sin pasar por el papel.
Tras la muerte de Álvaro Carrillo, los tres hermanos, Álvaro, Ena Marisa y Mario, quedaron bajo la custodia de la abuela materna, Eloína, quien los mantuvo lejos de la cauda de la fama y de los negocios que se hicieron con el legado musical y la historia de aquel mulato nacido el 2 de diciembre de 1919 en una ranchería de San Juan Cacahuatepec, en la Costa de Oaxaca.
Álvaro Carrillo, quien también quedó huérfano, a los ocho años, se recibió como Ingeniero Agrónomo en la Escuela Nacional de Agronomía de Chapingo. Consciente de sus dotes como compositor, se decidió a ser el mejor. Más de 300 canciones forman su repertorio romántico.
Lo han interpretado desde modestos tríos de la costa de Oaxaca, hasta Luis Miguel, Frank Sinatra y Duke Ellington. “Es más fácil decir quiénes no lo interpretaron: Pedro Infante y Jorge Negrete”, comenta Mario.
Este 03 de abril de cumplieron 50 años de la tragedia en la que perdió la vida Álvaro Carrillo. Su hijo Mario Carrillo, junto con su hermanos Mario y Ena Marisa, y amistades de la Sociedad de Autores y Compositores de México, acudieron al Panteón Jardín en la Ciudad de México donde le rindieron un homenaje, y esta tarde, en el Palacio de Bellas Artes las Hermanas García le brindan un concierto.
Por parte de la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca no se organizó ninguna actividad conmemorativa.