WASHINGTON, D.C.- Aunque la polarización del discurso racista de Donald Trump contra los hispanos y el tema recurrente del muro en la frontera de México seguirá latente hasta las elecciones presidenciales del 2020, en el corto plazo los demócratas podrían perder la batalla por el temor a una invasión de legales e ilegales del sur de sus fronteras.
Los datos proyectados representan una preocupación de estadunidenses que le dan apoyo a los temores de Trump: en el 2060, dentro de 40 años, los hispanos podrían ser casi 130 millones de personas, de un total estimado de 420 millones de estadunidense. En porcentaje de población, los hispanos podrían saltar de, 16% de hoy en día a más de 30% en cuatro decenios, un aumento de más 140%.
En el corto plazo, las cifras oficiales de oficinas de gobierno revelan que el gobierno de Trump tampoco ha podido establecer un control estricto de los migrantes ilegales. Con la frontera de México presionando el cruce de centroamericanos en busca de asilo económico y social, el control de los que cruzan la frontera de manera ilegal hace tiempo que rebasó las posibilidades de administración.
Los últimos datos de oficinas migratorias han revelado la existencia de 1.7 millones de extranjeros hispanos ilegales que cruzaron la frontera sin papeles y fueron atrapados por las autoridades fronterizas, pero sin encontrar fluidez en las cortes que deben de fijar la condición de su aceptación/rechazo con algunas de las visas humanitarias. Los mecanismos de revisión de los expedientes señalan que esos ilegales son llevados a las Cortes y ahí analizan sus condiciones para decidir si son aceptados o deportados. Como los juicios son tardados, los jueces determinan que los ilegales sean liberados porque no hay espacio en las prisiones.
Y ahí salta la primera sorpresa: en los EE. UU. existen alrededor de 1.7 millones de personas encarceladas y los ilegales que debieran esperar procesos en prisiones son, hasta ahora, de 1.7 millones de indocumentados en espera de dictamen judicial. Como no hay capacidad en las cárceles, sueltan a los ilegales a condición de que cumplan con las reglas judiciales, pero muchos de ellos se escapan en busca de trabajo y otros se la juegan apostándole al asilo.
Otras cifras revelan que en los EE. UU. existen más de 11 millones de inmigrantes ilegales y aproximadamente 32.4 millones legales. Ante la incapacidad física para evitar el cruce ilegal, miles de migrantes ilegales siguen cruzando la frontera para que la Migra los atrape para quedar dentro del proceso judicial que los deja en libertad condicionada en procesos que podrían tardar hasta más de dos años.
Sectores conservadores y hasta progresistas que tienen la preocupación de que los migrantes hispanos no se integren a la sociedad estadunidense y crean parcelas nacionalistas están apoyando a Trump en su propuesta de frenar la migración ilegal, dejar a los aspirantes en México y construir un muro.
Los demócratas que están defendiendo a los migrantes quedarán atrapados en la trituradora de la ilegalidad migratoria, porque ven a los migrantes como votantes y no como aspirantes a una ciudadanía sin cumplir con los requisitos de una nueva patria.
La declaratoria de emergencia nacional para sacar fondos para el muro ha sido politizada por los demócratas como una forma de disminuir el apoyo a Trump, pero inclusive en sectores hispanos ya incorporados a la sociedad estadunidense hay bastante apoyo a Trump porque esos hispanos ven con temor el alto nivel de violencia criminal que llega con los ilegales.
El mejor aliado de Trump es el gobierno mexicano de López Obrador, porque ha aceptado colaborar con la Casa Blanca para evitar el ingreso de ilegales que se pueden beneficiar con las lentas revisiones de los expedientes y la liberación condicionada de ilegales. Para Trump ha sido preferible que México haya aceptado formalmente –aunque lo niegue en público– asumir la condición de “tercer país seguro” y de país colchón de ilegales dañándoles empleo y beneficios sociales que no tendrán en los EE. UU. y de esta forma evitar que haya más decenas de miles de ilegales liberados dentro de los EE. UU a la espera de un juicio.
Si Trump gana la batalla de los migrantes, su campaña en el 2020 tendrá beneficios.
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El Padrino reciclado. El miércoles 13 de marzo fuer asesinado a balazos Frank Cali, jefe de la famosísima familia de mafiosos de los Gambino. Las primeras preocupaciones de la policía fueron en el sentido de que pudiera reiniciarse una guerra de mafias como la de los cincuenta y los sesenta. Pero el dato mayor revela que en NY existen todavía cinco familias de mafiosas que controlan el crimen organizado. Con escenas como salidas de películas de gangsters, el sepelio vio desfilar a jefes mafiosos cargando el féretro.
Política para dummies: La política debe ser la capacidad de entender los sentimientos de la gente y no esperar que las masas piensen como los líderes.
@carlosramirezh