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Cafarnaúm: La Ciudad Olvidada | Green Book: Una amistad sin Fronteras | Mi papá se llama Lola | Qué León
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ Deje todo y corra a verla
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ No se la pierda
⋆ ⋆ ⋆ Vale la pena
⋆ ⋆ Puede verla
⋆ No se moleste
•Evítela como la plaga
El Entremés
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ No se la pierda
Hace un año Líbano estuvo representada en los Premios Oscar 2018 por la extraordinaria película El Insulto. Este año vuelve a repetir nominación en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa con Cafarnaúm: La Ciudad Olvidada, un melodrama infantil situado en la zona más marginal de Beirut, capital de Líbano, donde vemos cómo la vida de Zain, un niño de doce años, es un completo infierno.
Desde el inicio de la película se nos muestra a Zain en una Corte donde nos enteramos que cumple una condena de cinco años de cárcel, y que ha decidido demandar a sus padres por “haberlo traído al mundo”. También vemos una breve escena del personaje de Rahil, una mujer indocumentada que en algún momento cruzara su camino con el de Zain, siendo estos dos sucesos el preámbulo para que la directora, Nadine Labaki, intrigue al espectador y alterne con excelente dirección secuencias que muestran cómo inició todo esto, intercaladas con escenas de cómo se desarrolla el juicio.
A pesar de ser un país pequeño, Líbano parece tener todos los problemas del mundo, y su capital Beriut en Cafarnaúm: La Ciudad Olvidada es retratada como una olla de cultivo de pobreza, desnutrición, violencia intrafamiliar, explotación infantil, abuso de menores, adicciones, falta de servicios básicos, etcétera; y que con un estilo docuficcional, retrata todo esto como el pan de cada día de miles de niños, algo que ha hecho que Zain sea un chico perspicaz capaz de sobrevivir a todo esto pagando con el precio de su inocencia, pero sin robarle toda su bondad; la cual demuestra con su hermana Sahar al tratar de protegerla de un posible matrimonio prematuro y conveniente para sus padres, pero que al verse frustrado en su intento, trasladará toda esa bondad para cuidar, cuando escape de casa, al hijo de Rahil, Yonas, un bebé que al ser hijo de inmigrante está condenado a la marginalidad aún más paupérrima, haciendo de su situación y de la de su madre una constante preocupación de no ser descubiertos.
El periodo en el que Zain cuida a Yonas (un bebé que se roba por momentos la película) es el que mayor conmiseración despierta en el espectador, pues escenas como la de la leche Nido con hielo, desnudan el infortunio dantesco en el que viven estos infantes, en donde conseguir ya no se diga comida, sino un simple vaso con agua potable, es a veces la esperanza del día. Y como si no fuera suficiente, a todos estos males se suma el personaje de Aspro, un vendedor de tianguis que extorsiona a inmigrantes con identificaciones falsas, y que al parecer también incursiona en la trata de personas al querer comprar al bebé Yonas por 500 dólares, asegurando que tendrá una familia que lo cuide y prometiendo a niños como Zain, que los puede llevar a Suiza por una módica cantidad.
Al igual que Yalitza Aparicio, Zain Al Rafeea saltó de la vida real al cine pasando de ser un niño refugiado de Siria, a tener presencia en varios festivales de cine ganando incluso ya un premio por su actuación y una nominación más, pues la directora aprovechó muy bien su temple triste y su espontanea soltura frente a la cámara, para hacerlo el protagonista de esta historia que juega una doble carta: poner en evidencia y señalar lo inhumado que puede seguir siendo el mundo adulto con los niños, algo sin duda denunciable, y por otro lado apelar al sentimentalismo del espectador exponiéndolo a una historia llena de tremendismos, con la trampa moral de la indignación y posible llanto como sinónimo de empatía, que ojalá como espectadores llevemos más allá de la sala de cine.
Dolorosa pero entrañable, Cafarnaúm: La Ciudad Olvidada pone en alto el trabajo de mujeres directoras en el cine.
El Plato Fuerte
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ No se la pierda
Tras sus éxitos noventeros Una pareja de idiotas (1994) y Loco por Mary (1998) (entre otros), el director Peter Farrelly le ha pegado a la grande con la emotiva Green Book: Una amistad sin fronteras, que al igual que otras películas favoritas nominadas a diferentes Premios Oscar, está contextualizada en la década de los años 70: Roma, Guerra Fría, El Infiltrado del KKKlan o Si la colonia Hablara. El titulo se deriva de un libro publicado en aquella época (Green Book) que era una guía de lugares públicos a los que personas afrodescendientes podían asistir sin ser molestados por gente blanca, y que para darle mayor énfasis al contexto, la película retoma una palabra ya prohibida en Estados Unidos: Niggers; el mayor, y quizá único, riesgo que plantea pero que es eso: contexto.
La historia está basada en la amistad verídica de Tony Lip (Viggo Mortensen) y Don Shirley (Mahershala Ali). A Tony se nos presenta como el clásico blanco americano que busca subsistir día a día, que disfruta de los hot-dogs, del pollo Kentocky así como del beisbol, y que al mismo tiempo no niega su raíz italoamericana, lo que lo han vuelto un tipo leal pero con poco tacto que trata de solucionar todo a golpes. A pesar de esa raíz migrante, Tony vive un rechazo hacia la gente de color, lo que vuelve interesante el que Don Shirley lo quiera contratar como su chofer, guardaespaldas y asistente, pues es algo que ponen a prueba sus prejuicios de tener que trabajar para un negro, teniendo que priorizar sus necesidades y obligaciones como padre y esposo.
La historia se torna más interesante cuando se anuncia que la gira para la que ha sido contratado Tony, tendrá lugar en el llamado Sur Profundo de Estados Unidos, donde la intolerancia racial estaba a todo lo que daba, por lo que este dramedy combinará elementos del road movie que nos indican que los personajes que vemos al inicio, no serán los mismos al final de la aventura, pues se darán cuenta que más que distintos, los une la discriminación que han sufrido ambos por los blancos anglosajones. El intercambio de puntos de vista y hábitos de comportamiento entre ambos, harán comprender un poco más al otro, haciendo que la convivencia diaria tanto profesional como coloquial, develen el lado humano de uno frente al otro, lo que comenzará a forjar su amistad.
El tener que ir de un lugar a otro propicia algunas de las escenas de mayor conflicto de la trama, pero ninguna de ellas intenta abordar el tema racial desde otro punto de vista distinto. Se cuestionan las reglas de segregación, pero son situaciones que así como surgen, así de rápido se resuelven, haciendo que Tony se vea como una especie de antihéroe que sólo cumple con su trabajo, y que Don Shirley salga de su burbuja de soledad para darse cuenta del mayor descubrimiento de la película: Don Shirley es muy blanco para los negros y muy negro para los blancos.
Bajo la idea moralizante de que “la dignidad siempre prevalece”, Tony aprenderá que hay algo más que el dinero y Don Shirley que realmente no está tan sólo, al lograr tocar el piano en un establecimiento popular haciendo que la música y las buenas intenciones eliminen todo resquicio de racismo, donde un simple abrazo parece solucionar todos los conflictos derivados de éste. Aun así, Mahershala Ali seguramente se llevará el Óscar a Mejor Actor de Reparto, pues logra hacer que su personaje muestre su punto más alto y en minutos, llevarlo a su punto más bajo, manteniendo una actuación sólida durante toda la película.
A Diferencia de El Infiltrado del KKKlan que propone un puente para develarnos cómo un nuevo racismo prevalece en la sociedad blanca actual de EU, Green Book: Una amistad sin fronteras, parece creer que ese racismo es algo del pasado, superado, asumiendo que la lucha de los derechos civiles se reduce a sólo exigir un lugar en el comedor y a unos cuantos golpes en la cara que se pueden ocultar con maquillaje. Es sólo por la buena mancuerna entre Viggo Mortensen y Mahershala Ali que Green Book se sostiene y se vuelve emotiva, pues lejos de proponer una revisión seria y conflictiva sobre el racismo de los años 70 en EU, prefiere llevar la historia entre situaciones tensas y soluciones cómicas, entregando una historia entretenida, amena y complaciente.
El Postre
⋆ ⋆ Puede verla (o no)
Mi papá se llama Lola aborda el drama familiar de Zino, un chico que al morir su madre, por un asunto de papeleo y de herencia, tendrá que buscar a su padre sin saber que se ha convertido en mujer. El conflicto de la historia radicará en cómo el padre confrontará a su hijo para explicarle su nueva vida, y cómo Zino reaccionará ante dicha revelación. Tras darle un poco de vueltas al asunto, el encuentro por fin se da y pasa de un rechazo, a una curiosidad de querer retomar los lazos familiares. Lola, quien se las da de diva, excederá de copas haciendo un ‘numerito’ y decepcionando al hijo, lo que harán que Lola, arrepentida y acongojada, tome, literal, una decisión casi trágica, que harán que poco a poco, se reconcilie de nueva cuenta con su hijo.
Fuera de eso, la relación amorosa que tiene Lola con una mujer lesbiana, será la única problematización que plantea la película, y ni eso, pues dicha relación apenas se pinta de forma muy general siendo el cambio de residencia quizá la mayor discusión entre la pareja. Otra problemática que se plantea es la aceptación de Lola como ‘transgénero’ por lo demás, pero de igual manera sólo es algo que se dibuja y que se queda sólo en palabras al pedirle que le llamen madame.
De hecho, esta película representaría un paso atrás en este tipo de propuestas, pues en comparación con Una Mujer Fantástica donde su protagonista era una mujer transgénero lo que significaba un espacio ganado para ese sector en la industria del cine, Mi papá se llama Lola optó por una mujer actriz. El no victimizar a Lola por ser ‘transgénero’ es muy válido, pero también se le presenta como una mujer aburguesada, por lo que su historia en algún momento pierde realidad, pues nuevamente, a comparación con Una Mujer Fantástica, donde la protagonista padece el acoso social e institucional por el simple hecho de ser transgénero, Lola no padece ninguna discriminación evidente; ¿o será que en París ya no existe este tipo de segregación?
Otro punto que pudo haber sido tema de discusión en la película, era la religión de Lola, pues el Islam al igual que muchas otras religiones tiene opiniones encontradas con respecto a la sexualidad, pero es un tema que no se aborda ni problematiza; algo que por ejemplo sí se explora y expone en Desobediencia (una relación lésbica frente a la ortodoxia judía de Inglaterra). E incluso Una nueva amiga resulta más propositiva que Mi papá se llama Lola, al tener como protagonista al actor Romain Duris interpretando a un hombre que descubre su gusto por vestirse de mujer, explorando sus causas, sus consecuencias y sus complejidades en una sociedad francesa.
Lo del papeleo y la herencia fue un convencional pretexto, pues todo se soluciona sin mayor complicación, hay personajes como la novia de Zino que en realidad no aportan nada a la trama, y el final resulta tan plano como el resto de la película, que hacen pensar que su director, Nadir Moknèche, pensaba más en un estilo arthouse, desperdiciando el material que tenía por tratar de encontrar su estilo ‘autoral’.
La Gula
⋆ No se moleste
Me vengo enterando que el cantante puertorriqueño OZUNA, es uno de los más famosos del mundo, lo que explica que se haya estrenado una película en la que él es protagonista: Qué León, en donde interpreta a un chico de barrio, trabajador, no sabemos si para pulir su imagen, para ampliar su fama o por qué ya no sabe qué hacer con ella; pues aunque lo intenta y se esfuerza el muchacho, al parecer el único talento actoral que tiene es de mover las cejas de forma galante.
La historia es muy pero muy básica: chico de barrio y chica hija de empresario se aman tanto que deciden casarse, pero los padres de ambos impedirán dicha boda ingeniando situaciones tramposas. Ambos padres se darán cuenta que le han roto el corazón a sus hijos, quienes descubierto lo que hicieron sus padres, deciden darles una lección demostrando que cuando se ama la diferencia de clases no existe (toma eso Selena).
Como no hay mucha historia que contar pues casi todo de trata de chistes o sketches, intentando compensar con escenas que incluyan mansiones, helicópteros y yates para comprobar el gasto de la producción. Hay que reconocer que los actores que interpretan a los papás hacen buena mancuerna logrando que al menos el espectador ría de vez en vez. Obvio que quien interpretara a la novia de Ozuma tenía que ser alguien digna de un papel tan ‘difícil’ de interpretar, así que dicha responsabilidad recayó en Clarissa Molina (reina de belleza dominicana), completando este elenco que más que una actuación ofrecen una simulación. Lo que sí admite este Cinéfago, es que sintió simpatía por el personaje que a la menor provocación aventaba una carilla de cuetes.
Pero espere, lo mejor de todo es que ya está programada la segunda parte de esta original y divertidísima historia.
*Cinefágo: El que tiene el hábito de comer y devorar cine.
#NosVemosEnElCine