VILLA DE ZAACHILA, Oax. (sucedióenoaxaca.com/vía COMUNICADO).- De origen ancestral y servido en la antigüedad a los emperadores zapotecas y aztecas, su nombre proviene del náhuatl mulli, palabra que se empleaba para nombrar a las salsas de chiles.
En Zaachila, tierra de vasta cultura y gastronomía antiquísima, el mole también tiene un arraigo cultural de suma importancia.
Es Ruperta Pacheco Pérez, mujer de avanzada edad, quien hoy, con 79 años, continúa elaborando este enigmático platillo, desde tostar el chile, cacao, llevarlo al molino y todo ese barroco proceso que da como resultado el exquisito mole.
Propietaria del comedor “Denisse”, ha dedicado 42 años de su vida a la preparación de mole negro y otros como “El Amarillo”, “Verde”, “Estofado”, “Coloradito” y “Chichilo”. Todos estos años de cocinar han generado en ella grandes satisfacciones y un sinfín de recuerdos.
Comenta que por el humo que desprenden los chiles cuando los asan, ha contraido molestias en los pulmones.
“Por este problema ya sólo preparo mole para servir en mi comedor, ya no hago para fiestas o encargos y porque tengo mis fieles comensales”, comenta al tiempo que una sonrisa se dibuja en su rostro.
Todos los días se despierta a las 5:00 de la mañana, va o manda al molino para que a las 6:30 horas, el comedor comience a expender las diferentes comidas que sus antepasados le enseñaron a preparar, las actividades del día terminan casi a las 8 de la noche.
Madre de seis hijos, a los cuales sacó adelante gracias a su ocupación de cocinera, hoy “Tía Ruperta”, como la llaman sus paisanos, está contenta de sus logros y también de que la vida le permite llegar a una temporada de Día de Muertos más.
En estas fechas su platillo es muy solicitado, incrementando hasta un 50 por ciento las ventas, por lo cual su hija Patricia le ayuda.
Entrevistada en su comedor, la señora Ruperta comparte que uno de los secretos -al menos en el giro de la gastronomía- es que a una le guste cocinar, “hay que hacerlo con cariño y de buen humor, porque si no, así se siga la receta de cualquier comida al pie de la letra, nomás no va saber bueno y rico”.
Acompañada de su hija, Patricia Méndez Pacheco, ambas muestran el gusto que su ocupación les provoca, incluso se refieren a sus comensales como su familia, por ello, este comedor con 30 años de servicio, sigue siendo uno de los más emblemáticos de la comunidad.
Su esposo, el señor Aquilino Méndez Félix, ha sido su compañero de vida por casi sesenta años, en ocasiones pasan la mañana juntos viendo los condimentos y especias que se ocuparán para los platillos.
Así son los días de esta mujer zapoteca, quien con sus manos, y sus sentidos, crea y hace vivir el mole de esta tierra.
Recuerde, en esta temporada de celebración por el Día de Muertos, personas como tía Ruperta, pueden proporcionarle el místico mole, una de las ofrendas que usted puede colocar en el altar dedicado a las ánimas que una vez en vida, formaron y siguen formando parte de su historia personal.