ELIZABETH CASTRO
A la hora que escribo este texto, ni la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, ni Ignacio Toscano, ni Ana Vásquez Colmenares, ni Alejandro Murat han hecho declaración alguna sobre los actos de corrupción que fueron evidenciados por OaxacaCine, Lila Downs, Diego Huerta y María Reyna. El silencio parece ser una estrategia para que olvidemos que son unos ladrones, porque eso son: ladrones.
Las denuncias realizadas durante los últimos días han mostrado la incapacidad de la Seculta para organizar y llevar a buen término las actividades programadas con motivo de la Guelaguetza.
El 21 de julio, la Orquesta Filarmónica 5 de mayo anunció que su concierto había sido cancelado debido a que Seculta no efectuó el pago del transporte que trasladaría a los músicos desde la Ciudad de Puebla. Esta situación evidenció la falta de organización al interior de la dependencia.
Posteriormente, el 24 de julio OaxacaCine hizo un llamado al gobierno del estado para poner fin a la falta de apoyos a los proyectos culturales que se realizan en Oaxaca; además, denunció que Seculta incumplió con el convenio signado en mayo de este año, por el cual se comprometía a “liquidar el presupuesto que es fundamental para la realización de OaxacaCine” (sic).
Y cuando parecía que la falta de recursos era lo más grave, el 31 de julio se publicó una nota: “Aclara Lila Downs cifras de su concierto en Oaxaca”. Seculta había publicado imágenes donde presentaba un desglose del costo que el concierto había tenido, el total era de 2 millones 664 mil 667 pesos, cifra que ofendió a muchas personas y provocó que Lila Downs, a través de su representante, mostrara pruebas del costo real de la actividad.
La diferencia entre lo que Lila Downs declara haber cobrado y lo que Seculta reportó es de 1 millón 509 mil 806 pesos, y la pregunta es ¿En la bolsa de qué servidor público quedó el dinero? O mejor aún ¿Quién autorizó este robo?, ¿Alejandro Murat?, ¿Ignacio Toscano?
Como un escándalo no es suficiente, el fotógrafo Diego Huerta denunció a través de sus redes sociales el engaño del que fue víctima por parte de personas que se hicieron pasar como trabajadores de la Seculta.
En el mes de diciembre, la Secretaría de Culturas y Artes de Oaxaca, encabezada en aquel entonces por Ana Vásquez Colmenares, difundió carteles donde utilizaba una fotografía propiedad de Diego Huerta sin haber pagado los derechos correspondientes.
De acuerdo con la narración del fotógrafo, Erick Michell García Barroso se puso en contacto con él para resarcir el daño, mencionando que era un servidor público adscrito a Seculta; y en aquel entonces lo era, sin embargo, siguió a Ana Vásquez a la Secretaría de la Mujer y quedó adscrito a la Unidad de Comunicación Social de esa dependencia, esto sin informar a Diego Huerta de que ya no laboraba en Seculta y por lo tanto no podía acceder a los recursos de la dependencia.
Diego Huerta nunca recibió los 20 mil pesos por el uso de su fotografía y, fue timado por Erick García quién le prometió que Seculta costearía la impresión del libro en que Huerta había trabajado.
En este caso cabe preguntarse: ¿Sabía Ana Vásquez que Erick hablaba en nombre de la Secretaría?, ¿estaba enterada del adeudo con el fotógrafo?, ¿por qué heredó este problema al encargado de despacho?, ¿cuánta responsabilidad tiene Ana Vásquez sobre lo ocurrido?, ¿por qué Erick fue incapaz de decirle la verdad a Diego Huerta?, ¿es Erick el chivo expiatorio de Ana Vásquez o de quién?
A los casos de Lila y Diego se suma el de la soprano mixe María Reyna, quien declaró que su concierto fue cancelado un día antes de la fecha en que estaba programado, cuando ella ya se encontraba en Oaxaca y había utilizado recursos propios para trasladarse y costear su estancia, la excusa de la Seculta fue: “No tenemos recurso.”
Lo acontecido parece demostrar que al gobierno actual la comunidad cultural oaxaqueña no le importa más que como atractivo turístico, no hay inversión, no hay apoyos, no hay un interés genuino por apoyar a la comunidad artística de Oaxaca y tampoco un compromiso real con las organizaciones que nutren la vida cultural del estado.
En Oaxaca la corrupción y el cinismo son imperantes en las oficinas de gobierno, lo que sucedió con Seculta ¡No es un caso aislado!
Muchas personas conocemos las condiciones en que laboran las y los trabajadores de gobierno del estado, la falta de insumos e incluso de las amenazas con que se les obliga a los trabajadores a cumplir con labores que no son de su competencia; mientras “los de arriba” se roban millón y medio de pesos, y el gobernador dice que la venta de la Sección C se debió a que necesita recursos para el DIF. ¿No sería más fácil pedirle a quien se robó el millón y medio que lo devuelva y así poder usarlo para lo que el DIF requiera?
¿No sería más fácil si en lugar de negar lo evidente, Alejandro Murat despidiese a quienes no hacen su trabajo? ¿No sería mejor que Alejandro Murat nombrara un Secretario o Secretaria de Cultura? ¿No sería mejor que en vez de esconderse dieran la cara? ¿Acaso los oaxaqueños no merecemos respeto por parte de quienes trabajan para nosotros?
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