FERNANDO AMAYA
La sorpresa de verlos sumamente entusiasmados sobre la tarima del gusto y el festejo, nos hace comprender que “Los Tejones de Nopala” provienen de una tradición fandanguera vigente y centenaria. Convivir con ellos, dialogar con ellos, nos hace sentir la identificación persistente con los valores y significados de la tradición costeña y sus nexos con el patrón universal de nuestro diálogo: el ser oaxaqueño.
En el debate sobre el origen de la chilena, hay posturas flexibles y otras no tanto; pero, la chilena como son costeño es un atributo inestimable, de esta región que celebra la santísima alegría y el bendito guateque. Todo puede ser, menos que el costeño se sienta abatido por los percances y las tragedias que merodean aquí y allá. Hablamos de la franja costera, pero también de la zona contigua a esta franja. La Sierra Sur con sus mesetas y cañadas, no mengua en el atributo de festejo que ya hemos comentado.
En las estribaciones de la Sierra Sur, sobre una meseta rodeada de cerros y con el Río del Maíz fluyendo a un costado, se encuentra Nopala. Merodean en sus campos tejones, ocelotes, mapaches y nutrias, entre matorrales eficientes y árboles de sombra, copudos y vistosos. Considero que es el medio que detalla la gentileza de su gente y su predisposición a la celebración en fiestas patronales y mayordomías, donde se comparten de manera abundante champurrado, tepache y otras bebidas más efusivas y cálidas.
Detalles tal vez no muy importantes, pero al fin detalles que perfilan el carácter alegre de los nopaltecos: Aunque la toponimia nos informa que es la tierra de los nopales, es el camote, ese tubérculo de gusto especial, el que identifica a Nopala en la zona, su venta y su consumo frecuentes. También el uso antiquísimo de vender algunos comestibles por metro, el tasajo y el chorizo, preferentemente. Pero otro mérito particular es la permanencia de una lengua autóctona de valor inestimable (como toda lengua indígena) nos referimos al chatino, que, aparte de todo, ha inyectado modismos y ritmos expresivos al castellano que se habla en la zona.
Con sus atavíos distintivos: árganas al hombro, sombreros, huaraches y ropa campesina, vemos a los Tejones de Nee Bya, de Nopala o nopaltecos, arribar al sitio en donde compartirán su música cadenciosa y alegre. Nee Bya es, en chatino, gente de Nopala, (a los integrantes de la orquesta les agrada ser reconocidos así) nombre que, dada su consonancia y firmeza, reivindica el entorno robusto y selvático de este sitio de nuestras preferencias.
Ya se escucha el sonar del cajón, el golpe de la charrasca, el charcheteo y las líneas melódicas de los metales; los sentidos acompasan ese ajetreo de fiesta cuando los Tejones la emprenden con el Panadero, el Arriero, la India, la Chicatana, sones distintivos y tradicionales que mueven al zapateo en lo inmediato. En el repertorio se dejan escuchar las voces de Rey David Galván y Diana Selena para interpretar de manera cálida y gustosa chilenas de la creación de Rey David o de otros autores costeños. Entre otras, escuchamos la Sirena, con la cual resultó ganador del concurso de chilenas celebrado en Puerto Escondido o la Paloma Oaxaqueña, tema a ritmo de cumbia con el cual obtuvo el primer lugar en el concurso “Un canto a Oaxaca”, celebrado en Pochutla. En su palmarés destaca, de manera sobresaliente, el haber sido ganadores del Tercer Festival de música Boliviana “Aquí canta Bolivia”, con el tema “Amafka” del maestro Nathanael Lorenzo Hernández.
Nuestro empeño es poner de relieve el mérito de «Los Tejones de Nopala», una orquesta típica de música tradicional que, apenas con un lustro de vida, ha demostrado que con el trabajo empeñoso se puede lograr el propósito fijado: poner de relieve la importancia de esa música nuestra que recorre de su mano diferentes rumbos y sitios de nuestras tierras mexicanas e, incluso, fuera de ellas.
Para conocer sobre su trabajo pueden buscarlos en redes con ese nombre “Tejones de Nee Bya”, o dirigirse a su líder y representante Rey David Galván Quintas al número de WhatsApp: +52 954 544 6582. Larga vida a la música costeña, a todos sus creadores y exponentes; en este caso, a los Tejones de Nopala con su alegre caminar por los rumbos y veredas del gusto y el festejo.