Para Ana Franco Ortuño
Los augurios
Guui’nguiie naxhiñaa hrini (labios rojos)
Los campesinos hicieron nuestra palabra, las costumbres. En barrio Santa María Tehuantepec, los bini reu celebramos el 14 de agosto, día de Asunción de María. Si buscamos en el calendario mágico de los zapotecas, encontraremos que, en el campo, siembran entre el 13 y 14 de agosto la semilla del Cempaxúchitl, flor que adora el Altar de Muertos que se instala en las casas de los vecinos entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre. La fecha del festejo por la Asunción, nuestra patrona, recuerda el trabajo que dispone el oloroso camino de vuelta a casa de nuestras almas queridas.
Bacuzagui (luciérnaga)
Luciferina. Nada puedo decir de junio y agosto, los meses del agua, días de encerrarse en casa (fenómeno de apareamiento). Tardes oscuras de pelear con la nube de zancudos, astros sanguinarios. Pero daría todo el dolor, el sufrimiento que traen los días del medio año por volver a tener frente a mi rostro las oscuras noches de las luciérnagas, su luz misteriosa, alma extraordinaria que acompaña mi soledad (calor eficiente y suave).
Mistu (gato)
Asombro con bigotes, sigilo que respira. Caminas como si el cielo te debiera su silencio. Tus ojos, dos lunas rasgadas, miran lo que no se dice. Cuando duermes pareces una estatua de humo; cuando saltas, tu cola arma en el aire un signo de interrogación, preguntas sin respuesta: no maúllas, conjuras, no te acercas, eliges aparecer. En el Cerro del Tigre (Tequani, devorador, fiera, bestia) los antiguos zapotecas elevaron tu imagen al poder celestial de un dios; cuando te alejas, en el aire queda la confirmación de que nunca fuiste del todo real.