La economía mexicana se encuentra sumida en una paradoja: la estabilidad macroeconómica neoliberal actual garantiza el blindaje ante choques externos como la caída de precios petroleros o el efecto del coronavirus o la desaceleración mundial, pero a costa de mantener deprimido el PIB en 0% en 2019 y 2020.
Las anclas que mantendrán controlada la economía en medio de las turbulencias externas son las mismas de sexenios anteriores: finanzas sanas sin déficit, inflación atada a una baja en el PIB, devaluación bajo control con las reservas de 170 mil millones de dólares e inflación equidistante con la de los Estados Unidos.
Las crisis anteriores fueron heredadas por los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari y duraron sólo un año. Los gobiernos lograron subir el PIB en su segundo año de sexenio: López Portillo con 3.1% de PIB en 1977 y un PIB promedio anual de 6.5% y Ernesto Zedillo con PIB de -6.3% en 1995, con un promedio sexenal anual de crecimiento de 3.2%.
La economía se estancó en el sexenio de Miguel De la Madrid: -4.3% en 1983 y -3.8% en 1986, con PIB menos de 2% en los otros 4 años, para hacer un promedio sexenal de 0.3% para caracterizar el llamado sexenio de crecimiento 0 de PIB: el valor real del PIB en 1988 fue igual al de 1982, sólo que con seis años de aumento de la tasa poblacional anual en 2% y de 2% también en el crecimiento anual de la población económicamente activa. El costo social del 0% de De la Madrid nunca se ha podido recuperar.
Las crisis del PIB de 1971 a 2000 se debieron a programas antichoque ortodoxo: ante presiones inflacionarias y devaluatorias, las anclas fueron recortes de gasto público, desaceleración del PIB y mayor control salarial, es decir, por el lado de la demanda. Los mecanismos ortodoxos recuperaron en un año el control de la economía y pudieron reanudar el crecimiento al segundo año.
La crisis actual del PIB mexicano responde a decisiones de política económica: reasignación del gasto productivo al gasto asistencialista, prioridad en programas de inversión acotada de la agenda presidencial y mantenimiento de PIB bajo como instrumento de la disminución de presiones inflacionarias.
Ante el choque externo de caída de precios de petróleo, el coronavirus, la desaceleración de la economía internacional y el alza de tasas internacionales de interés, el mecanismo compensatorio es el tradicional ortodoxo: PIB, gasto público y salarios controlados.
Este mecanismo de choque ortodoxo llevó el PIB de 2019 a -0.1% sin cumplir con la meta oficial de 2% y dejará el PIB de 2020 más o menos en la misma cifra de 0% –o quizá en cifras negativas–, también sin cumplir con la meta oficial de 2% para este año.
Dos años de PIB de 0% o menos llevarán la economía mexicana a una situación de recesión prolongada. Sería el primer caso de recesión extendida desde el crack bursátil de 1929. El problema radica en el hecho de que sin reforma estructural del modelo de desarrollo con mayor liberalización de la economía el PIB no podría crecer más de 2.5% sin causar presiones inflacionarias y devaluatorias.
Por lo tanto, los mecanismos de control ortodoxo de la crisis sólo alcanzaron para un PIB promedio sexenal de 2.2% en el periodo 1983-2018, los seis gobiernos del neoliberalismo, de De la Madrid a Peña Nieto.
El problema de la economía mexicana no radica en resistir el reciente choque externo –precios petroleros, coronavirus y desaceleración económica– por la vía de la estabilidad macroeconómica ortodoxa, sino en encontrar los mecanismos para que las recetas anticrisis se traduzcan en fases recesivas como la que ha vivido la economía mexicana en 2019 y 2020.
El escenario macroeconómico de PIB de -0.1% de 2019 y las expectativas de 0.5% o menos para 2020 no son consecuencia de una crisis heredada del gobierno anterior como las ocurridas en 1977, 1983, 1988 y 1994, sino de la caída de la demanda efectiva y por lo tanto de la inversión productiva determinada por el gobierno actual.
Al final de cuentas, el problema no es el blindaje de la política macroeconómica estabilizadora, sino el hecho de que la estrategia anticrisis estaría llevando a la economía a una zona de recesión, estancamiento y PIB debajo de las metas oficiales de 2% anual y 4% promedio anual sexenal.
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2017. En cumplimiento a la sentencia dictada por la Sala Regional Especializada del Tribunal electoral del poder judicial de la Federación, me permito informar que la encuesta publicada el 2 de octubre de 2017 en mi columna de opinión Indicador Político y en diversos diarios no cumplió con los requisitos legales y reglamentarios en materia de publicación de encuestas sobre preferencias electorales establecidas en el reglamento de elecciones; lo que hago del conocimiento de nuestros amables lectores en cumplimiento a la citada sentencia.
Política para dummies: La política se rige por las leyes de hierro de la economía neoliberal.
@carlosramirezh