MARCO SANTIAGO
OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- La chamana mazateca Julieta Casimiro de Pineda es la treceava integrante del Consejo Internacional de las 13 Abuelas Indígenas que congrega a mujeres de los cinco continentes, que fue nombrado Consejo de Paz por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que han sido recibidas por el Dalai Lama en Darmsala, su territorio.
Nacida en el Pueblo Mágico Huautla de Jiménez y heredera de la sabiduría ancestral de María Sabina, la abuela Julieta es madre de diez hijos; se ha dedicado a lavar y planchar ropa ajena para ayudar en la manutención familiar, y ejerce lo que llama su “trabajo sagrado”: curar con los hongos “niños santos”.
Ataviada con su tradicional vestimenta bordada con vivos azules y solferinos, y sus dos trenzas, la treceava abuela, como se le conoce, participa en los concilios que organiza el Consejo Internacional de las 13 Abuelas Indígenas en distintas partes del mundo con el objetivo de promover la medicina natural y la paz en el mundo, a fin de conservar el planeta para las futuras generaciones.
Nos reunimos para pedir la paz del mundo, la paz de allá arriba, la paz de la tierra, la siembra. Que ya no se tumben árboles ni nada, para que no nos acabemos también, si lo acabamos de qué vamos a vivir.
Así se expresa la abuela Julieta quien desde la creación del Consejo, en 2004 en un bosque cercano a Nueva York, ha visitado Francia, Italia, Estados Unidos, Japón, Canadá y Nepal entre otros países, para asistir a los concilios de esta fraternidad mundial en la que participan mujeres provenientes del Círculo Polar Ártico, Estados Unidos, Brasil, el Tíbet y África, entre otras latitudes.
De acuerdo con un reportaje publicado en el diario español El País, el Consejo Internacional de las 13 Abuelas se compone de “ancianas sanadoras reconocidas y respetadas en sus pueblos de origen, decididas a trabajar por el bien común, conscientes de que juntas podrían llegar muy lejos”.
En el más puro estilo de Gandhi, agrega, “las abuelas indígenas han abierto los paraguas de sus tradiciones rituales, pese a sus diferentes credos y lenguas, para atraer corazones y voluntades a su lucha pacífica en un momento que consideran crítico para la humanidad. Y lo están logrando. De hecho, hoy por hoy, mujeres de todo el mundo trabajan en red en torno a ellas”.
Son mujeres de más de 80 años cuyas vidas han sido una constante prueba de superación. Supervivientes a enfermedades, guerras, persecuciones, pérdidas de seres queridos, problemas económicos; “sus propios periplos vitales les permitieron descubrir en primera persona su fuerza y también el tesón para poner en pie sueños, en principio, no tan fáciles“, señala el artículo donde la chamana oaxaqueña declaró lo siguiente:
Necesitamos mantener viva la esperanza. Es como una historia interminable. En mi pueblo hay violencia. Lo que está sucediendo en mi pueblo sucede en todo el mundo. En este momento necesitamos nuestra fe.
Este consejo de ancianas expresa en su manifiesto que ellas representan “Una alianza global de plegaria, educación y formación para nuestra madre tierra, todos sus habitantes, todos los niños y para todas las generaciones venideras”.
En el 2016 espera la abuela Julieta Casimiro espera viajar al continente africano, el único que le falta visitar, acompañada de las 12 abuelas con el fin de promover costumbres y tradiciones y pedir a los líderes políticos y económicos acabar con la guerra y la pobreza.