La percepción de que la crisis de México no es de coyuntura o de problemas importados no es nueva: comenzó en 1971 con el agotamiento del consenso nacional de la Revolución Mexicana y llegó a su punto culminante en 1994 con el colapso nacional.
El sistema es la estructura de administración del poder en relación con la sociedad, el régimen es la forma de gobierno en cuanto a estructura de poder y el Estado es la configuración máxima de la legitimación política. Y el saldo es obvio: sin el funcionamiento articulado entre las tres estructuras, el país seguirá hundido en la imposibilidad de retomar el camino de la estabilidad.
El PRI no ha entendido que la sociedad tiene una configuración diferente a la que había en 1970 y la sociedad no quiere percatarse que ya no puede seguir esperando todo el gobierno como antes. En la medida en que la reactivación política no surja de la sociedad, los gobiernos del PRI y del PAN y hasta los del PRD y Morena van a estar reproduciendo el viejo sistema/régimen/Estado priísta porque la competencia es por la gestión del poder y no por la implementación de un nuevo proyecto nacional de desarrollo como detonador de la verdadera transición integral a otro modelo nacional de país.
México pasó de la crisis de la burocracia política en los setenta al proyecto de globalización de los noventa y la economía se derrumbó de promedios anuales de PIB de 6% a un modesto 2.5%; luego vino la crisis de legitimidad del PRI y su pérdida de consenso electoral, pero el PAN en doce años de poder presidencial no hizo más que reafirmar la vieja estructura de poder político priísta. Y al regresar al poder, el PRI en realidad se reafirmó en Los Pinos y no en Palacio Nacional: las reformas se hicieron sin una oferta real y precisa de meta de PIB.
El país puede seguir robaleando por otros sexenios más oscilando pendular entre el capitalismo salvaje y el capitalismo paternalista, pero sin recuperar el consenso de la Revolución Mexicana: una sociedad justa, equitativa y con desarrollo. Por eso es que el país se desgasta en debates insulsos como la marihuana, los derechos gay y las exigencias de disculpas a sectores lastimados por la violencia, porque es una forma de eludir el debate del futuro: el modelo de desarrollo, el proyecto nacional y el pacto constitucional.
Las designaciones de candidatos a gobernador se mueven en la política del instante, sin atender a la urgencia de revalidar la política como la definición de nuevas expectativas. Si se trata de ganar el poder, el país podría perder otros tres sexenios en la consolidación de las nuevas mafias del poder –entre las cuales se encuentra la de López Obrador y su Morena como reproducción del viejo PRI–, pero con tasas de crecimiento económico de 2%-3%.
Los verdaderos debates políticos son los que giran en torno a los proyectos nacionales y no los que se agotan en la rebatinga de pequeñas parcelas de poder para reproducir en siglas diferentes el proyecto político de enajenación del PRI. Ante una oposición forjada por el PRI, no importa quiénes sean los candidatos a gobernador o los presidenciales del 2018.
La crisis exige estadistas, no pregoneros de pueblo.
Sólo para sus ojos:
- Cómo estarán las cosas que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, prohibió la recepción de regalos de fin de año. No recibió ni saludos…, no vaya a ser…
- No hay magia en las candidaturas de unidad en el PRI: todos tendrán sus pequeñas parcelas de poder. Y no se escogerá al mejor candidato, sino el que garantice ganar las elecciones. Como antes, pues, como siempre.
- Agarraron durmiendo al nuevo secretario de Cultura, Rafael Tovar, durante un discurso presidencial. Los memes dieron para todo.
- De todas las candidaturas de gobernador, la que dará más que hablar será la de Veracruz. El proceso se ha deteriorado tanto que el PAN podría ganar con cualquier candidato.
- El asunto de las candidaturas independientes se ha distorsionado: no basta que algún aspirante se auto declare independiente, sino de que existan condiciones de deterioro en el partido en el poder local y sobre todo del desprestigio del gobernante saliente.
- Hay indicios de intentos de abrir un canal de comunicación del gobierno mexicano con el equipo de Donald Trump, porque las encuestas lo siguen colocando a la cabeza de la carrera presidencial de noviembre de este 2016.
@carlosramirezh