ELISA RUIZ HERNÁNDEZ
JUCHITÁN DE LAS FLORES, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Las rachas de vientos con más de 75 kilómetros por hora que azotan estos días al Istmo de Tehantepec, nada pudieron contra los Zancudos Buin Zaa de Zaachila, hermanos de los zapotecas del Istmo de Tehuantepec.
Lo más que lograron esas rachas de viento que vuelcan tráilers en las carreteras de la región, fue volarles el sombrero a estos “gigantes” provenientes de la que fue la capital más importante de la nación zapoteca hará más de mil 500 años.
El más pequeño del grupo tiene nombre árabe pero en sus venas corre sangre zapoteca; tiene nueve años pero su estatura alcanza más de dos metros. Emir es un niño pero sobre los zancos es un experimentado bailarín de jarabe y danzón.
Hijo de Erick Aragón Rodríguez, coordinador de los Zancudos de Zaachila, Emir Elías Aragón, igual que sus demás compañeros más grandes, se esmera en acomodarse los zancos de madera de ocote, cinco kilogramos de peso cada uno, bien amarrados de las rodillas a los huaraches.
Previamente se enrolló las pantorrillas con largas vendas para amortiguar lo apretado de las correas que sostienen los zancos, y evitar que les lastimen.
Los Zancudos Buin Zaa, acompañados del presidente municipal de Zaachila, Raciel Vale López, participaron este sábado por la noche en el Encuentro de Intercambio Cultural entre zapotecos del valle y zapotecos de Juchitán, dentro del Festival Cultural del Istmo que culmina este domingo en esta ciudad.
Los zapotecas de Zaachila se dicen a sí mismos hijos de Cocijoeza, y hermanos de Donají y Cocijopí, y se autodenominan Buin Zaa, a diferencia de los zapotecas del Istmo de Tehuantepec que se autonombran Binni Zaa.
También tuvo actividades en Tehuantepec y Ciudad Ixtepec del 4 al 6 de diciembre, coordinado por la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca (Seculta).
Los Zancudos de Zachila bailaron jarabe, cumbia y danzón. Han llevado su espectáculo por varias ciudades de la república mexicana, y forman parte habitual de las calendas de su comunidad. Son muy admirados. Recuerdan que hace un año, un personaje alemán, de quien no recuerdan su nombre, fue a festejar su cumpleaños a su pueblo sólo para que le bailaran en su fiesta.