JOSUÉ SALVADOR ARELLANES/Fotografía: JORGE LUIS PLATA
OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- La espera valió la pena. Con un Eusebio Ruvalcaba recién llegado del aeropuerto, quien no se separó nunca de su mochila, y un Víctor Armando Cruz Chávez ampliamente conocedor de la obra y persona del maestro, se presentó en el Foro FILO el libro “El arte de mentir” (Almadía 2014), esto en el marco de del cuarto día de actividades de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca 2014.
La charla comenzó con la anécdota sobre cómo Víctor Armando conoció a Eusebio Ruvalcaba. El primero citaba algunas de sus frases favoritas provenientes del maestro: “La mujer ajena merece todos mis respetos, pero es la que más deseo […] Cuando la belleza es tanta, solo nos resta llorar o ladrar […]”; mientras el autor se resignaba a sorber pausadamente una copa de mezcal para después agradecer la calurosa bienvenida: “Una bienvenida es una aventura. Me honra estar en tu tierra y percatarme que los amigos siguen siendo los mismos”.
Víctor Armando que en “El arte de mentir” Ruvalcaba refresca el género del ensayo (casi un centenar de ellos, unos cortos, otros más largos) así como el del aforismo, ya que tienen como materia prima asuntos tan cotidianos como el arte de lavar los trastes, temas que pueden desencadenar reflexiones más profundas de lo que aparentan.
Sobre cómo nació “El arte de mentir“, es simple, dijo el autor, “tenía la necesidad de poner en escrito inquietudes viscerales desde hace ya tiempo, y fue a través de la palabra escrita que encontré la forma. Eso sí, me sentí cuesta arriba, sobre todo por los temas que a los intelectuales no les interesa. A esos que viven en la Condesa del DF; a ellos no les interesa el arte de lavar los trastes”.
Ruvalcaba describió cómo es su relación con la literatura: “Es la relación que tiene un hombre con una mujer, que a veces la odia y a veces la quiere compartir con sus amigos; y otras la quiere para él solo, pero éste hombre que es el escritor, no se la va a acabar”.
Ya entrado en calor, quizá por el mezcal, y motivado por las preguntas de Víctor Armando, Ruvalcaba comentó no tener claro en dónde termina la realidad y dónde comienza la carne de la literatura. Para él no hay narrador sin poesía. En sus talleres, ya sea en los que imparte o coordina, se lee un poema antes de revisar un cuento. “Respeto a mis calcetines como al narrador que lee poesía. La poesía es la palabra en ebullición”, dijo cauto pero jovial.
Víctor Armando comenzó un recorrido breve sobre algunos de los temas que Eusebio Ruvalcaba aborda en “El arte de mentir”. La mentira no es el tema primordial, también tocas verdades, señaló Víctor. En tu ensayo “La mascota de la sonrisa” hablas de la sonrisa de la mujer. ¿Qué verdad hay ahí? Eusebio Ruvalcaba, pensativamente maestro respondió:
Los hombres comunes y corrientes como tú y yo, estamos de rodillas esperando la sonrisa de una mujer.
La música, la figura del padre, la mirada de una mujer, fueron otros de los temas de los que se habló brevemente. Sin embargo, Ruvalcaba no perdió la oportunidad para reconocer públicamente la amistad de Víctor Armando, a quien manifestó su respeto con las siguientes palabras: “Eres un joven con tanta sed de vivir, un espíritu diáfano que invita a compartir el sinsabor de la noche. Tú eres la materia prima de la poesía que está a lo lejos y que vendrá alguien a construir. Eres la neta”.
Sobre su relación con Oaxaca, el escritor nativo de Guadalajara manifestó: “Es simple, Oaxaca es donde están mis amigos, como tú (Víctor), como tu honorabilísima familia. (Oaxaca) es como irse a la mezcalería, esa que parece un chorizo. Es también decepciones femeninas, mujeres a las que le he apostado y que me ha dado con la puerta de las narices. En Oaxaca fue donde me sentí atraído fuertemente por una mujer, una güerita”.
Y antes de comenzar a especular sobre la identidad de dicha mujer, el maestro pidió un segundo mezcal, que también fue motivo de tertulia y reflexión: “Respeto al mezcal, por eso los pequeños productores me nombraron embajador del mezcal. No abuso del mezcal porque no abuso de una mujer. Me parecen safios quien a abusan de una o de otra”.
Sobre qué opina Eusebio Ruvalcaba de las nuevas tecnologías, el maestro fue claro y contundente al hacer dos acotaciones; la primera, que no había llegado la otra copa de mezcal; y la segunda: “Las redes sociales me cagan los huevos, en serio, no hay nada que hacer ahí”.
Ya a punto de terminar la charla, el también autor del libro “Una cerveza de nombre derrota”, invitó a Víctor Armando a ser su compañía en la exploración de los vericuetos del alma humana, así como Dante y Virgilio. Víctor aceptó y sugirió al maestro por qué no también invitar a una mujer a este particular viaje propuesto. Ruvalcaba sonrió y finalmente, el segundo mezcal llegó.
Al momento de pedir alguna pregunta del público, Eusebio Ruvalcaba, ya entrado en más calor y confianza, exclamó: “pero que sea de una mujer, los hombres valen madre”. Sin embargo, ninguna fémina aceptó la petición, y la única pregunta de la noche para el maestro, que provino de un joven, fue ¿por qué escogió la escritura en vez de la música? la cual le sirvió para dejar una última reflexión:
“Es simple. Tuve el momento en el que sabía la plasma de la sonoridad, en el que tenía memoria musical, el buen gusto de la música, mis manos prodigiosas para los instrumentos, pero no tenía lo principal, la vocación de la música. Si no la tienes no tienes nada. En música, en literatura, no tienes nada si no tienes vocación. Por eso no me dediqué a la música. Gracias a Dios”.
Por último, Eusebio Ruvalcaba, un tanto ya conmovido, agradeció la charla con Víctor Armando Cruz Chávez, a quien manifestó nuevamente su respeto, tomando en cuenta que “no es fácil respetar a un hombre. Se respeta a alguien cuando uno se ha decepcionado del resto de la humanidad. (Víctor) tiene casta, tiene huevos”.