SAN JUAN LUVINA, San Pablo Macuiltianguis.- Subir tan lejos para encontrarse con amigos de los libros, atravesar los bosques de la sierra Juárez para indagar los pesares del olvido, la marginación, el mal gobierno; en la práctica de la lectura del texto literario, el lenguaje de la ficción, en Oaxaca, en Luvina, hay un velo que oculta las diferencias entre ficción y realidad porque las condiciones de pobreza sobreviven al paso del tiempo y las narraciones del pasado se hacen realidad en el presente.
En el centenario del natalicio de Juan Rulfo se inauguró la biblioteca que lleva el nombre del autor jalisciense, y fue motivo para el encuentro entre amigos de la lectura, el libro.
El 15 de mayo, mero día del maestro, Andrés Ramírez, director de Random House, Cristina Rivera Garza, se encontraron con escritores y pintores que llegaron a esta localidad convocados por la asamblea comunitaria de San Juan Luvina, agencia municipal de no más de 500 habitantes.
En el festejo por el natalicio de Juan Rulfo, autor de dos libros esenciales de la literatura mexicana, Pedro Páramo y El llano en llamas, quedó en claro que existen autores que promueven una nueva forma de hacer ficción motivados por una nueva forma de leer literatura donde lo hipertextual campea.
“En la lectura de las obras de Rulfo, dice Cristina RiveraGarza, el presente tiene tanta importancia como el pasado; los lectores no son sirvientes del libro, cuando escribe el autor recibe un lenguaje que viene de fuera, que llega con sus lecturas, lo que desencadena, a su vez, escrituras infinitas”.
Cristina RiveraGarza ante un público compuesto por estudiosos de doctorados en Literatura, escritores y campesinos. Hasta aquí llegaron lectores y autores para integrarse desde este espacio del olvido a una nueva forma entre el escribir y leer la ficción.
La autora de Había mucha neblina, humo o no sé qué, puntualizó, “los lectores tenemos derecho a proteger nuestra relación con el texto, con la lectura”. Más adelante dijo que será necesaria una relación crítica entre lectores y libros, “sin aceptar finales que se nieguen al diálogo”.