JORGE MAGARIÑO*
En qué piensa el aspirante a clown, que preside uno de los lienzos plasmados por el artista nacido en la Quinta sección, uno de los barrios con más sabor zapoteco de Juchitán.
No fue el azar quien le dictó a Miguel Ángel Charis realizar este personaje en blanco y grises. Luz y meditación, claridad y barruntos de drama, son los elementos centrales en esta pieza utilizada para el cartel de difusión de esta muestra, que se puede ver en la Galería Dimitrova de la ciudad de Oaxaca.
Esta dualidad está representada también en las luminosas mazas del malabarista y las sobrias piezas (alfil y peones) de ajedrez que lo flanquean, artefactos para el hombre lúdico, artefactos para el hombre cogitabundo.
Los tableros que llenan el fondo del lienzo se suman a este jardín de senderos que no se bifurcan sino avanzan, acaso paralelos, como en la vida misma caminamos a ratos entre vacilaciones, a ratos en medio de certezas.
Dos son también las musas juchitecas ejecutando algún son istmeño, por cierto, mezcla de alegría y añoranza, como señalara el maestro Andrés Henestrosa acerca de nuestra música tradicional. Dos son los colores impregnados en sus enaguas. Dos, los colores de sus huipiles. Y si nos fijamos bien, son dos los sentimientos que mueven el arco de sus respectivos violines. La joven de la izquierda, ubicada del lado de las mazas, sonríe, en tanto que la otra muchacha hunde su expresión en un gesto melancólico.
Esta vía paralela mueve así mismo al conjunto de la obra montada en la galería, tanto en lienzos como en papeles que muestran la gráfica de Charis.
Explosión de luz y colores. Implosión del púrpura y los grises.
Sonrisa del clown en equilibrio sobre el luminoso tablero de la vida. Acongojado rostro de la joven maquillada, ante un tablero sobre el cual conversan un caballo de marfil y una iguana que le da la espalda (¿habrá qué decir, el lomo?). Ramas secas que emergen de la cabellera de la joven, un conjunto de urracas circunspectas y un telón cuadriculado con púrpuras (otra vez) y nocturnos azules.
Este es el fruto espléndido de los años que ha pasado Miguel Ángel Charis en la capital oaxaqueña. Resumido y rezumado afán de quien busca expresar sus fantasías y realidades en medio de una ciudad llena de asombros.
*Jorge Magariño es poeta y gestor cultural juchiteco.