Las noches frías de octubre son, como suele esperarse, perfectas para reunirse en comunidad a disfrutar un buen bocado, bebidas que relajen el cuerpo y música que fortalezca el alma. La luna de octubre propicia reuniones amenas con charlas interesantes, personas gentiles y sentimientos que se antojan sinceros.
A Casa Convite le ha parecido que a todo este meeting puede sumarse una buena causa. Además de vivir una cálida experiencia, es posible asumir un compromiso social y contribuir con una asociación civil que trabaja por brindar una alternativa de atención médica a mujeres que enfrentan cáncer de mama.
Y así sucedió recientemente. Casa Convite tuvo a bien organizar la “Noche Rosa”, evento cuyo propósito fue generar un donativo económico para la Fundación de Cáncer de Mama, FUCAM, organización no gubernamental que brinda servicios de detección, diagnóstico y tratamiento a mujeres que enfrentan este padecimiento.
La “Noche Rosa” conjuntó a un gran equipo que, no podía ser de otra manera, estuvo dirigido puntual y estrictamente por mujeres líderes en el mundo gastronómico. Personalidades que deleitaron a la concurrencia con creaciones que dejaron en boca de todos un grato sabor.
La Chef Evelyn Lázaro, oriunda de Ayoquezco de Aldama, comunidad perteneciente a Zimatlán, Oaxaca, ofreció dos platillos de inspiración urbana que sorprendieron a propios y a extraños con su atrevimiento, pero también con su familiaridad: Taco de ubre y gordita de costilla. “Soy 100% garnacha” me comenta en una charla posterior a la degustación. “La cocina urbana es lo mío. Me inspira mi familia, mi tierra y lo que soy. Crecí admirando a Alex Ruiz y a Gordon Ramsay, pero la primera cocinera a quien admiré profundamente fue a mi abuela, desde chiquita la veía en la cocina, quería cocinar tan rico como ella”.
“Cuando salí de la escuela fui a Chile y luego a España; siempre pensé que podía hacer algo por los demás, apoyarlos a rescatar su cultura culinaria, soy una mujer que pertenezco a la cocina, donde mi alma está en paz. Cuando volví a mi tierra decidí hacerlo por mí, comencé a dar clases y junto con mi pareja abrí mi restaurante. Recuerdo haber escuchado a Olga Cabrera, con quién tenía cierto match con su forma de pensar, luego comencé a sembrar mi milpa y a cosechar mis brotes. Crecí en una familia de carniceros, rodeada de carne, y en mi casa no se desaprovecha nada, la ubre es muy rica, tiene un sabor láctico especial, la oreamos al sol y luego la cocinamos, es deliciosa. Creo que sería un maravilloso plato para compartir”, me cuenta rememorando aquellos tiempos no muy lejanos, con una sonrisa especial y aderezada con una mirada cristalina de quien recuerda con cariño.
Para acompañar el excelente menú, Mezcal Convite invitó a dos maestras en pócimas y brebajes, las bartenders Sandra Maya y Paloma Negra, quienes motivadas por un Mezcal Rosa, marca de la Casa, se adueñaron de la barra para fortuna de las y los asistentes.
Yo, me dirigí a la barra para conocer a semejantes personalidades, aunque tuve que acatar sus indicaciones primero. “Claro que platicamos, pero antes tómate un coctel de cada una, si no, no hay entrevista”, aclararon, y como no pudo ser de otra forma, obedecí sin miramientos.
Con una imborrable sonrisa en el rostro y con un ánimo sin igual conocí a Sandra Maya, bartender de 25 años originaria de la Ciudad de México, quien después de servir un hábil y muy bien ejecutado menjurje del cual destacaba el chile piquín, el jarabe de lychee, el jugo de arándano y por supuesto el mezcal, dispuso de un par de minutos para platicar.
“Comencé como muchos, en restaurantes, y luego pasé a uno de comida asiática. Me enamoré” me comenta entre risas y recuerdos de la gran capital. “Actualmente soy mucho mezcal oaxaqueño, aunque también disfruto del jerez, me gustan mucho los tragos cálidos que me llevan a recorrer el mundo, cualidad que valoro también en las personas”. Me comenta que algo que ella prefiere es invertir en cursos y maximizar su experiencia en la carrera para así poder crear mejor y crecer como persona. “Es una aseveración compleja, pero si mañana fuera el fin del mundo amaría prepararme un bambú como coctel o si no despedirme con un mezcal” concluye.
Reptile Gurl ameniza la “Noche Rosa” de manera magistral con sus mezclas de música, sonidos que no invitan a bailar precisamente, pero si a mover un poco el esqueleto para entrar en calor y anestesiar el frío.
Cercano a concluir mi velada toca el turno de platicar con Paloma Negra, bartender de 28 años con orígenes en el vecino estado de Puebla. “Actualmente creo que ya soy más oaxaqueña, me gusta sentirlo y lo disfruto mucho al contemplar la variedad de ingredientes naturales disponibles, el café, los lácteos, el mezcal, todo muy natural”, dice.
“Yo me inicié como personal de servicio, ya llevo unos 10 años en esto, pero a los cinco de haber empezado notaba los colores, las capas y la vibra de la barra y dije, quiero hacer eso, aunque no creí que pudiera, era insegura y no creí que con un diplomado bastara. Pero un buen amigo me animó y dije órale, va. Aprendí lo básico y luego yo empecé a buscarle por mi lado”.
Curioso me adentré un poco en el origen de su nombre artístico. Entre risas y nervios me cuenta que evoca a la canción popular mexicana y a la leyenda de la creación del murciélago, aquella ave en un tiempo hermosa que presa de la vanidad cayó del cielo perdiendo su hermoso plumaje.
“Creo que lo que más juega en mi contra (y quizás en contra de todos) son mis inseguridades y miedos, no me vas a creer, pero ver mucha gente me paraliza, entonces me centro en mi labor, me gusta crear sabores y jugar con los colores, es ahí donde me expreso mejor y me relajo, detrás de la barra es donde me gusta estar, soy feliz” concluye.
Me retiré de Casa Convite con una sonrisa amplia, con un buen sabor de boca. Las mujeres que capitanearon esa noche son emblemas, son ejemplos, pero sobre todo son la muestra de que se puede luchar por un objetivo y vivir en tu sueño, vivir cocinando y bebiendo delicioso. Y contribuir en una noble causa, y que el 25 por ciento de ingresos por consumo fueron destinados al FUCAM.