1.- El día de hoy empresarios adheridos a diferentes cámaras comerciales realizan un paro de labores de veinticuatro horas en el que participan, a decir de sus promotores, aproximadamente mil 500 centros comerciales en todo el estado de Oaxaca. Bajarán sus cortinas como forma de protesta por la falta de condiciones para el desarrollo de su actividad económica. Sus demandas se resumen en tres: libre tránsito, reactivación económica y paz social. Dirigen su reclamo a los tres órdenes de gobierno.
2.- Es plausible la acción de este sector, que se ha distinguido por no incomodar al gobierno y por condenar las protestas y manifestaciones sociales, que ahora se manifiesten públicamente y exija al gobierno no hacer “oídos sordos” a sus necesidades. El filósofo alemán-coreano Byun-Chul Han, en una crítica a lo que llama la “democracia del espectador”, dice que la sociedad actual, más que estar conformada por ciudadanos, está conformada por espectadores y consumidores pasivos que sólo reclaman y se quejan.
3.- Es por ello que la acción de los comerciantes, o de cualquier otro sector que se manifieste públicamente, es digna de reconocerse, habla de una ciudadanía crítica e interesada en participar en los asuntos públicos. Con esta acción los empresarios y comerciantes, se colocan al mismo nivel de la ciudadanía que ejerce sus derechos y no como una casta de privilegiados que, con no molestar al gobierno en turno, pueden acceder a los beneficios y estímulos públicos para fortalecer sus propias empresas.
4.- En esta reflexión es importante identificar a los diferentes actores empresariales en el conflicto. A cada uno de ellos ha pegado de manera distinta la crisis política en Oaxaca. No son las mismas afectaciones a los pequeños artesanos que viven directamente del turismo, que a las cadenas de tiendas departamentales. No es lo mismo hablar de los comerciantes del centro histórico, que de las cadenas de hoteles en la ciudad o en la costa. Cada uno tiene demandas y necesidades distintas, y cada uno viene enfrentando una crisis que trasciende la coyuntura del conflicto magisterial.
5.- En medio de este contexto llama la atención el posicionamiento público de Alfredo Harp, quien señaló, días previos a la protesta empresarial, “México necesita ciudadanos comprometidos. Propongo levantar las cortinas, ofrecer el servicio, abrir fuentes de empleo, procurar que la derrama económica llegue a los rincones más olvidados”. Además el banquero y filántropo, vaya combinación, reflexionó: “El proyecto educativo que necesita el país es uno que propicie la cohesión social, el orgullo por la diversidad, el respeto por las diferencias, empezando por las lingüísticas y culturales, que fomente el aprecio por la colectividad y que reconozca al magisterio como una profesión digna”. ¿Podría leerse este mensaje como un guiño a la CNTE y una crítica a los empresarios paristas?
6.- En este paro de labores, impulsado por los empresarios, lo realmente destacable es el reconocimiento del Otro, como un sujeto con demandas y necesidades. La crisis que ahora enfrentamos no la inició la CNTE, ni la ciudadanía de a pie, ni las organizaciones sociales, ni los medios de comunicación, ni la clase política, ni solamente los malos gobiernos. Esta es una crisis sistémica, muy compleja, que se ha venido tejiendo y desarrollando históricamente. Todos tenemos, además de demandas y reclamos, una parte en la solución de este conflicto social.
7.- La teoría de la transformación de conflictos establece que “en todo conflicto la solución pasa por buscar el beneficio mutuo; buscar de manera colaborativa y creativa opciones de mutuo beneficio. Las partes deben buscar formas para conciliar e integrar los intereses, motivaciones y necesidades de todos. Para que las soluciones sean justas se deben utilizar criterios o procedimientos que no dependan sólo de la percepción de las partes”.
Sin duda, este es el gran desafío que tenemos en Oaxaca, frente a un conflicto que nos rebasa a todos.