Cuenta una de las leyendas urbanas del sistema priísta que en la parte más complicada del movimiento estudiantil del 68 un día se presentaron al despacho presidencial, sin avisar, el secretario de la Defensa Nacional y los jefes de zonas militares y solicitaron ver al presidente de la república. Díaz Ordaz sólo endureció su ya endurecido rostro, pidió unos segundos.
Casi de manera instintiva, Díaz Ordaz se colocó la banda presidencial que tenía en su oficina, los hizo pasar y sólo les dijo:
–A sus órdenes, señores.
El secretario de la Defensa, Marcelino García Barragán, nada más le dijo que todo el mando castrense quería refrendar su lealtad al presidente y comandante supremo y que querían decírselo en persona.
Desde el cuartelazo del alcohólico Victoriano Huerta en febrero de 1913, los mandos militares nunca rebasaron la línea civil, y eso que por temor e intenciones de fuerza el presidente y general Lázaro Cárdenas creó en 1938 el militar como el cuarto sector del Partido de la Revolución Mexicana, politizando de manera peligrosa a los militares. Con mano suave, el presidente y general Manuel Avila Camacho disolvió ese cuarto sector y los militares fueron garantes apartidistas de la estabilidad política de la república, pasando institucional y lealmente por dos gobiernos panistas y ahora un gobierno morenista.
La acusación de militarización de la vida política nacional que han esgrimido organizaciones sociales e internacionales por la incorporación a la Guardia Nacional de policías militares y navales no sólo es una falacia sino una intriga absurda que ofende la institucionalización y lealtad de las fuerzas armadas con el mando civil. El saldo de doce años de participación de las fuerzas armadas en apoyo de las fuerzas de seguridad pública por el escalamiento de poder de bandas y cárteles del crimen debe reconocerse hoy 19 de febrero que se celebra el Día del Ejército y 106 años de fundación del ejército federal institucional después de Huerta.
Y, entre otras cosas, reconocer puntos concretos:
1.- En ninguno de esos dos sexenios hubo alguna posición política cedida o exigida a los militares.
2.- Las fuerzas armadas sólo se dedicaron a combatir al crimen organizado por la incapacidad, ineficiencia y corrupción de las fuerzas policiacas.
3.- Los casos de presunta violación de derechos humanos por militares sumaron 10 mil 637 quejas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero condujeron sólo a 133 recomendaciones formales –el 1.2% del total– y todas atendidas. Todas las quejas se resolvieron en tribunales civiles.
4.- Una investigación del Instituto Belisario Domínguez del Senado concluyó que el 88% de las quejas y el 85% de las recomendaciones por violaciones de derechos humanos fueron contra autoridades civiles y que las quejas contra las fuerzas armadas disminuyeron cari 60%.
5.- De la totalidad de 93 mil 713 delincuentes fallecidos de 2001 a 2018, sólo 3 mil 166 fueron en enfrentamientos con las fuerzas armadas, el 3.3% del total; el resto fuer responsabilidad de fuerzas civiles de seguridad.
6.- El saldo en actividades militares para “garantizar la seguridad interior” fue significativo en el periodo 2013-2018: 126 operaciones coordinadas, 106 operaciones para reducir la violencia, 151 bases de operaciones mixtas desplegadas, erradicadas 28 mil 417 hectáreas de cultivo de marihuana y 133 mil 430 hectáreas de amapola, fumigación de 85 mil 551 plantíos de marihuana y 25 mil 948 de amapola, aseguramiento de 42 mil 276 armas cortas y 31 mil 877 armas largas, destrucción de 137 mil 294 armas cortas y 107 mil 167 armas largas.
La categoría de militarización ha sido esgrimida como acusación, pero sin reconocer que el entrenamiento de las fuerzas civiles de seguridad es una derivación de las formas de capacitación y entrenamiento de las fuerzas armadas porque ambas usan armas de fuego letales. Sin embargo, la militarización se ha entendido como la toma del control militar de las fuerzas civiles de seguridad. Si bien se trataría de una necesidad porque la flojedad en las organizaciones policiacas lleva a la complicidad con los criminales, la Guardia Nacional asume a policías militares y navales con entrenamiento policiaco para labores policiacas civiles en el nuevo cuerpo.
Los titulares de las áreas de seguridad son civiles: presidente de la república, secretaria de Gobernación, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Fiscal General de la República y comisionado general de la Guardia Nacional, y los cuerpos legislativos que diseñan las leyes de seguridad son civiles, con la única excepción de que el presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados es general retirado y todos los miembros de esta comisión son civiles.
Y los policías militares y navales forman parte del sistema educativo de las fuerzas armadas con aprendizaje en leyes, derechos humanos y procedimientos penales.
En conclusión, la participación de policías militares y navales en la GN no representa una militarización de la república.
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Política para dummies: La política es el arte de la persuasión; la fuerza es el manotazo de la incompetencia.
@carlosramirezh
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