OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Hasta que tuve Hambre de lumbre en mis manos pude hacer a un lado el teléfono celular, donde estuve siguiendo infinidad de publicaciones sobre el feminicidio «en vivo» de la tiktoker Valeria Márquez, en su sala de belleza en Jalisco.
La espeluznante noticia que ha sido retomada por medios de comunicación de todo el mundo fue el preámbulo para entrar a la lectura del nuevo libro de cuentos de Liana Pacheco, narradora oaxaqueña que no me explico cómo combina su trabajo en oficina como licenciada en administración de empresas, una vida familiar al parecer estable, y su irrefrenable manera de escribir cuentos perturbadores con final infeliz.
Ya lo había notado en Dualiadad de caos, su primer libro de relatos editado en 2021 por la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca. Dualidad de Caos abre con una tierna y bella historia que abarca los días que transcurren entre el despertar a la vida de una adolescente y el fin del mundo.
Ahora, en Hambre de lumbre, publicada por Almácigo Editorial, Liana Pacheco muestra una pluma más segura, desinhibida, descarada en ocasiones, lasciva, y finamente tejida para conducir a quien se introduce en el libro hacia intimidades que acentúan nuestro natural morbo e innata curiosidad y luego nos sacuden con escenarios escalofriantes, de nota policiaca en algunos casos.
La tarde de este 15 de mayo, en medio de una candente primavera oaxaqueña que hace sentirnos en la Comala de Pedro Páramo, llegó Liana a la Biblioteca Andrés Henestrosa con un título que nos llevó a somatizar más calor: Hambre de lumbre. ¡Lo que faltaba! Sin embargo, el cobijo de su lectura y la frescura del espacio, me llevó del sofoco al misterio y del misterio al azoro.
Liana leyó un fragmento de «Hambre de lumbre», el cuento que da título a su antología, sobre la cocinera de un bar y su relación amorosa con un asiduo parroquiano que la lleva a descubrir, en distintos planos, a la mujer que nunca imaginó ser.
Como buena escritora de suspenso que es, Liana dejó clavada la duda del final de la historia, así que a la mañana siguiente me di a la tarea de retomar el cuento exactamente donde lo suspendió la autora y completé el flash back con un cierre intenso, absolutamente inesperado.
Luego me regresé al principio del libro para leer «Fraccionamiento de acceso controlado», muy parecido en la estructura pero, para mi gusto, algo más perturbador. Creo que empiezo a comprender las motivaciones de la autora para descifrar esa parte turbia que una persona suele ocultar, en este caso mujeres, pero que por fortuna podemos penetrar, conocer y significar gracias a la pluma decidida de Liana Pacheco.
No comentaré nada más, porque sigo leyendo Hambre de lumbre, con presentación de Omar Fabián y cuarta de forros de Carina Sosa, cuyas impresiones estaremos compartiendo en lo subsecuente.
Por ahora, solo agradezco que las trepidantes letras de Liana Pacheco me sacaran de la terrible ansiedad y el morbo por seguir hurgando en la brutal historia de la tiktoker Valeria Márquez que, definitivamente, son imposibles de soportar porque no son producto de la ficción, sino de la más indeseable y aberrante realidad.