ERNESTO REYES
El 19 de septiembre se cumplieron 50 años de la creación del Centro para la Formación de Profesores e Investigadores en Ciencias Sociales, conocido como Centro de Sociología, que en 1980 se convertiría en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca. Sus antecedentes, evolución, aportaciones al campo de la investigación, la formación de recursos humanos y la difusión de conocimientos en beneficio del desarrollo educativo de Oaxaca y del país, se cuentan en el libro: “El Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO (1974-2024) del doctor Víctor Raúl Martínez Vásquez.
La llegada de la Sociología a Oaxaca se produce en el marco de una fuerte ebullición política pues la entidad oaxaqueña se convulsionaba en un proceso social que llevaría -en 1977- a la caída del gobernador Manuel Zárate Aquino como resultado de la insurgencia estudiantil y popular, y de los ajustes de cuenta entre la clase política priista.
Las y los estudiantes de la primera generación no se sustraerían de aquella coyuntura histórica, ni de la represión que sufrió el movimiento social y universitario oaxaqueño a la llegada del general Eliseo Jiménez Ruiz como un mensaje del Estado Mexicano para aplacar las fuerzas que luchaban por la creación de una Universidad crítica, científica y popular, aunque con diferentes ópticas, prácticas y mecanismos para conseguirla.
Derrotado el movimiento en su conjunto, con gente encarcelada, perseguida o asesinada, la UABJO terminaría en manos de fuerzas gobiernistas, por no decir porriles, que desde aquél entonces asumieron el control de su vida interna, concediendo algunos espacios para que se expresaran otras formas de pensamiento, se consolidara el sindicalismo entre trabajadores administrativos y académicos y se continuara con iniciativas y permanencia de instituciones serias como Sociología.
El hecho de que uno de los peores egresados del Centro de Sociología, Hermenegildo Velásquez Ayala, llegara a ocupar la Rectoría, convirtiéndose en uno de los nuevos ricos de Oaxaca, es un ejemplo que ilustra esto que les comento, aunque otras y otros egresados y catedráticos (as) han dignificado el servicio público dentro y fuera de los muros universitarios.
Sociología, como se narra en el libro, igual que el Instituto de Investigaciones en Humanidades y otros centros de estudio dentro de la propia Universidad, se han logrado salvar como ínsulas académicas, aunque no del todo porque han tenido que convivir con un sistema de poder caciquil que controla casi en su totalidad quiénes asumen como autoridades. No obstante, notables personalidades y profesores (as) han dignificado la vida universitaria.
El hecho de que en el 2006 Ciudad Universitaria -y el espacio de difusión del movimiento: Radio Universidad- fuera de los últimos reductos a vencer por parte de la Policía Federal con el aplauso del sátrapa Ulises Ruiz y la vallistocracia conservadora, habla de que las luchas de los setenta, así como la resistencia heroica de estudiantes y maestros en 1968, dejaron huella. La necesidad de producir estudios científicos de diversas realidades, hizo necesaria su creación.
Si en algo ha influido o no el análisis que se ha producido aquí, mediante estudios, publicaciones, conferencias, simposios, congresos, foros, coloquios y una labor académica formativa, alimentada de manera permanente al cabo de cinco décadas, corresponde a la sociedad calificarlos. Creo que se han cumplido por mucho las expectativas académicas iniciales.
En este año conmemorativo hay que resaltar el aporte del alumnado, catedráticos (as) y directivos (as), desde el apoyo fundacional de académicos tan importantes como Raúl Benítez Zenteno, así como personas provenientes del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM e instituciones nacionales y extranjeras afines.
El texto de 155 páginas de Víctor Raúl ofrece pormenores de las cuatro etapas en que él divide la vida del Instituto. Después de un recorrido histórico y el contexto social y político en que surge, concluye que han salido adelante las tareas asignadas por sus fundadores – entre ellas el rector Rubén Vasconcelos Beltrán y Benítez Zenteno –, cuyo mejor testimonio es el número de egresados de las licenciaturas y maestrías formados en sus aulas, así como “llevar a cabo estudios científicos para el conocimiento, explicación y la crítica de la realidad social y de su proceso histórico”, como puede apreciarse en sus publicaciones y participación en eventos académicos, y formular aportaciones teóricas y metodológicas en el campo de las ciencias sociales.
De la misma manera que propiciar “la transformación de situaciones sociales concretas” mediante la realización de estudios para distintas instituciones gubernamentales y académicas. Integrantes de la primera generación me han compartido su camaradería a lo largo de todos estos años, por lo que les felicito y deseo larga vida al Instituto.
@ernestoreyes14