SAN AGUSTÍN ETLA, Oax. (sucedióenoaxaca.com/vía COMUNICADO).- Alrededor de 700 piezas provenientes de distintos estados del país conforman la exposición “Rostros Atemporales. Evolución y permanencia de las danzas y máscaras mexicanas” que se exhibe en la galería Planta baja del Centro de las Artes de San Agustín (CaSa). La colección, una de las más importantes de máscaras mexicanas, es del antropólogo René Bustamante.
Son los últimos días para recorrer esta exposición que finaliza el 2 de junio en el CaSa. Desde hace cinco décadas, Bustamante comenzó a conformar su colección de objetos, donde sobresalen las máscaras, el antropólogo ha investigado sobre estas y en entrevista abordó el tema de los mascareros, que son los talladores que realizan las máscaras.
Explicó que elaborar una máscara es un proceso muy laborioso, porque quien las realiza debe tener en cuenta, desde el tiempo de cortar la madera y el tipo, además de tener las destreza para tallarla, “es un conocimiento que se transmite de padres a hijos, mayormente, no en todos los casos, también hay mascareros que aprendieron por su cuenta, por interés y se hicieron talladores, esa gente ocupa un lugar muy específico en la comunidad, porque no nada más hace las máscaras, conoce el significado”.
“Hay ejemplos muy interesantes de los tipos de madera, aquí en Oaxaca tenemos árboles como el pochote silvestre, que es de color café, su madera se utiliza mucho en la Costa Chica tanto en Guerrero como en Oaxaca, los talladores de máscaras la utilizan para las danzas de los pescadores que siempre está la presencia de un cocodrilo, entonces la corteza del pochote tiene el parecido con la piel del cocodrilo, ademas de que es una madera muy noble para tallar, es muy ligera cuando ya está seca”, detalló el antropólogo.
Agregó que no en todas las comunidades, donde se usan las máscaras, las realizan, muchas veces comisionan a personas de otras comunidades para el tallado de éstas.
Bustamante mencionó que otro tipo de madera que utilizan es la que se obtiene del zompantle, un árbol que también es conocido como colorín, porque la madera es muy fácil de trabajar, porque no es muy dura.
“El árbol da unos frijolitos rojos, desde tiempos prehispánicos se utilizaban como un alucinante, altera la mente, el hecho de hacer una máscara con esa madera, también indica que es muy posible que ésta tenga propiedades curativas, específicas que alteran la mente, entonces el colorín se utiliza mucho también en ese contexto, para dar ciertas propiedades al danzante, porque quien utiliza la máscara absorbe también parte de esta energía intrínseca que hay en la madera. Existen otras máscaras en México que se usaron bajo el uso del peyote, de los hongos”.
Además indicó que los talladores de máscaras son evidentemente artistas, escultores, ya que la máscara se tiene que ver como un objeto tridimensional.
Al hablar de las herramientas que se utilizan, dijo que no son comerciales, “es casi como un signo de prestigio que ellos hagan sus propias herramientas, utilizan cuchillos de cocina, fierros viejos que los llevan al herrero o ellos mismos sacan filo o buscan algún metal o madera muy dura con la que hacen ciertos detalles de la máscara”.
El antropólogo dijo que los mascareros no se dedican exclusivamente a realizar máscaras, tienen otros trabajos, la mayoría de ellos son campesinos o pescadores, “en algunos casos tienen su trabajo en el campo, sí son gente muy respetada pero no es como en occidente o en las ciudades que endiosamos a los artistas, pero pintar es un trabajo, como hacer zapatos o construir una casa o elaborar un mueble, y el mascarero, el eso lo ve como su chamba, es un trabajo que, además, le gusta hacer, es un gusto porque además están contribuyendo a la vida de su comunidad de una manera muy significativa”.
Por último René Bustamante dijo que existe “una comunicación muy íntima entre el mascarero y el danzante, porque muchas veces el danzante pide ciertas características en la máscara, aún cuando el mascarero va a hacer el diseño tradicional, entre comillas, el diseño tradicional de la máscara que es de ese pueblo, siempre al mascarero o al danzante les gusta introducir un nuevo elemento, por pequeño que sea, alguna cuestión con el color, alguna cosa con la profundidad de la talla, algún detalle diferente, algo personal. Muchas veces el danzante decide hacer su propia máscara y tiene la libertad de introducir desde la madera, desde la forma, desde el tallado, desde la pintura y es en ese momento es donde entran otros elementos, que dijéramos no son los elementos tradicionales, en el tallado de la máscara, porque algunos le quiere introducir pelo, o dientes de algún animal para que se vea más feroz u ojos de canica”.
“Rostros Atemporales. Evolución y permanencia de las danzas y máscaras mexicanas” se puede visitar en la Galería Planta baja del CaSa todos los días de la semana en un horario de 10:00 18:00 horas, la entrada es libre, el último día para visitarla es el domingo 2 de junio.