En medio de la parafernalia nacionalista que exige el rompimiento de relaciones con los EE.UU. y la pasividad institucional del gobierno mexicano que se basa en la estrategia Rocky Balboa del punching bag para cansar al adversario, la única salida viable al conflicto con Donald Trump es el ejercicio de la autonomía en la búsqueda nacional de solución de los problemas mexicanos.
Ahí se requieren cuando menos tres iniciativas:
— Un plan de emergencia de seguridad en la frontera norte con un muro interno que selle el cruce de indocumentados y evite inquietudes de paso de terroristas. Este programa debería tender a reducir el tráfico de droga a los EE.UU. para generar un colapso en el consumo del 10% de estadunidenses drogadictos.
— Un nuevo modelo de desarrollo basado en el relanzamiento industrial y agropecuario impulsado por el Estado y más allá del consumo nacional y en realidad en función de la construcción de un mercado interno fuerte.
— Y la congelación de los planes de cooperación y asistencia con los EE.UU., sobre todo en materia de seguridad y crimen organizado, pero a condición de una reorganización interna de la estructura mexicana de inteligencia y seguridad nacional. En 1984 los servicios de inteligencia de México se alejaron de la CIA y lograron acuerdos con el KGB soviético y el Stasi de Alemania Democrática.
La ofensiva atrabancada de Trump no es nueva: en 1969 Nixon cerró la frontera por narcotráfico y en 1984 y 1985 la CIA y el embajador estadunidense John Gavin operaron una campaña para derrocar a Miguel de la Madrid por su apoyo a los grupos rebeldes en Centroamérica. El tratado de comercio libre se agotó en los saldos finales del mercado: los déficits comerciales de los EE.UU. Sin embargo, las crisis sociales derivadas de las crisis económicas han sido por la codicia de empresas y financieras estadunidenses y por la incapacidad de los gobiernos de Clinton, Bush Jr. y Obama para crear políticas de bienestar social más allá de las derivadas del mercado.
Aunque afecta sentimientos por la agresividad y grosería en el trato de Trump –con todos porque de manera agresiva le colgó el teléfono al premier de Australia–, los estilos del nuevo presidente estadunidense están redefiniendo el papel de los EE.UU. en su escenario nacional y en su escenario internacional.
A México le tocarán tres efectos: fin de la integración comercial, fin de la cooperación en estrategias bilaterales y regreso a los nacionalismos. Sin embargo, el gobierno del presidente Peña Nieto parece tener la esperanza –bastante lejana y por ahora escenario imposible— de que Trump entre en razón y que el apparátchik de la estructura de poder de la casa Blanca comience a bloquear las decisiones aislacionistas del nuevo presidente.
El problema para México radica en que la política comercial integracionista y globalizadora por sí misma y sin fortalecer la planta industria y agropecuaria interna no fue una opción coyuntural de mercado sino una ideología. De ahí que los consejos actuales de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón no están viendo la urgencia de reconstruir la vía de fortalecimiento industrial del mercado interno sino buscan la salvación de la globalización como ideología neoliberal de mercado.
Pero la realidad es que se terminó el ciclo de la globalización como objetivo y que como instrumento debe subordinarse a políticas nacionales de desarrollo.
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Política para dummies: La política es el arte de mantener la cabeza fría pero no congelada.
Sólo para sus ojos:
- Hay indicios de que la versión de la conversación de Trump con Peña Nieto fue filtrada por uno de los principales asesores de la Casa Blanca con la intención de arrinconar a México. En el 2003 Fox le dijo a Fidel Castro “comes y te vas” y el propio Fidel dio a conocer la grabación de la charla para atacar al presidente mexicano.
- Miedo en la comunidad hispana en los EE.UU., la que vive de manera legal, por la furia de sectores raciales nacionalistas. Parece que nadie estará seguro en los EE.UU.
- Eso sí, han comenzado a disminuir ventas de negocios comerciales estadunidenses por el bajo consumo de mexicanos. Comercio de la frontera sur de los EE.UU. podrían cerrar ante el desplome de la demanda. Cada vez que los mexicanos restringen sus compras, los negocios se desploman.
- Ningún precandidato del PRI del 2018 está visible en el caso Trump: o no los dejan o de plano no van a ganar. En cambio, López Obrador se vistió como el defensor nacionalista y ha ganado votos.
@carlosramirezh