OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com/vía COMUNICADO).- Este sábado 15 de abril a las 12:00 horas, se inaugura la exposición «La vuelta al mundo en 70 mapas», Tres siglos de tesoros cartográficos de la literatura infantil y juvenil, en la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, situada en el barrio de Xochimilco de esta ciudad.
Los mapas muestran el mundo como algo grande y completo, o bien en segmentos: continentes, países, océanos, montañas, islas, ciudades, edificios, rutas de viaje y mucho más.
Los mapas hacen visible la historia, documentan los conocimientos científicos, reflejan las tradiciones y las relaciones de poder. Pero no importa qué tan exactos y detallados sean: los mapas no son la “realidad”, sino muestran de forma bidimensional cómo las personas se imaginan el mundo, cómo lo perciben y estructuran, cómo se orientan en él y qué es lo que les parece importante. Los lugares se cartografían para poder comprenderlos mejor.
En la literatura infantil y juvenil, tanto en los libros de divulgación como en la literatura narrativa, los mapas tienen una larga tradición. En los libros de divulgación son con frecuencia imprescindibles porque con ellos es posible comprender lugares y paisajes y los lectores pueden, por ejemplo, con un dedo sobre el mapa acompañar en el viaje a los investigadores o descubridores. Muchos mapas topográficos o políticos están enriquecidos con ilustraciones, viñetas o símbolos que brindan información adicional y que despiertan la imaginación en el lector, al abrir pequeñas ventanas a los mundos representados en ellos.
En los libros infantiles y juveniles narrativos, sobre todo en las novelas y los libros ilustrados, los escenarios del argumento se localizan y se miden a través de mapas más o menos detallados. No sólo existen mapas del mundo que nos resulta conocido, también hay abundantes ejemplos de lugares ficticios en el mundo real o que muestran mundos completamente imaginarios.
Con frecuencia estos están tan ricamente detallados y dibujados con tanta minuciosidad que dan la impresión de ser realistas y auténticos, a pesar de que hasta la última línea del dibujo han salido del mundo interior y de la fuerza imaginativa de sus creadores y dibujantes.
Para esta exposición hemos reunido hallazgos de las colecciones de libros de la Biblioteca Internacional de la Juventud, entre ellos, mapas de libros muy valiosos de nuestras colecciones de libros históricos. De la sección de libros de divulgación científica hemos elegido, por ejemplo, un mapa de un relato de viaje de Joachim Heinrich Campe.
Mapas fascinantes de la literatura narrativa pueden encontrarse, por ejemplo, en las ediciones ilustradas del «Robinson Crusoe», de Daniel Defoe, o bien las posteriores «Robinsonadas» que siguieron este modelo. Un mapa, muy famoso, del autor Robert Louis Stevenson dibujado por él mismo, se encuentra en «La isla del tesoro». Éste, como el mapa de A.A. Milne en «La historia de Winny de Puh», ha servido de inspiración a muchos ilustradores. Lo anterior también se aplica, sin lugar a dudas, con los mapas de las novelas de J.R.R. Tolkien, «El hobbit» y «El señor de los anillos», que hasta el día de hoy son modelo y prototipo vigente para muchos mapas en las novelas fantásticas.
Son ejemplos poco convencionales de los nuevos libros infantiles y juveniles, entre otros, los mapas de Peter Sís y Francois Place. Peter Sís crea para sus libros de divulgación ilustrados mapas de lugares reales, por ejemplo Praga o Lhasa, en los cuales él trabaja acontecimientos históricos y significados simbólicos de los lugares y de esta manera los hace distintos a los mapas comunes.
Francois Place, por otra parte, en su obra enciclopédica de tres tomos «Atlas des géographes d`Orbae» incluye 26 mapas de lugares y paisajes legendarios inventados por él mismo, para los cuales él diseñó, uno en cada uno, un creativo mapa misterioso, en miniatura y con la forma de una letra capital. Especialmente divertidos y originales son los mapas de unos libros de Japón, Polonia, República Checa, Noruega, España o Portugal, que son poco conocidos fuera de esos países.
La exposición muestra sólo una pequeña selección de la enorme variedad cartográfica que puede descubrirse en los libros infantiles y juveniles. Ya sea que se trate de mapas exactos y prolijamente detallados, a manera de esbozo o expresivamente pictóricos, con dibujos pequeños en blanco y negro o los panoramas en gran formato y color, clásicos o bien experimentales, objetivos o juguetones, sobrios o salvajes: todos los mapas invitan a aquellos que los contemplan a emprender un viaje, a sumergirse en los mundos reales e imaginarios y a trazar mapas del propio ambiente, de mundos fantásticos y de los ensueños y también de los mundos interiores.
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