WASHINGTON, D.C.- En abril de 1983 se inició la Operación Gavin: la construcción de una alianza entre clero conservador mexicano, el PAN, las cúpulas empresariales y la embajada de los EE.UU. para construir la alternancia partidista en la Presidencia de México.
En ese mes hubo una reunión secreta entre el cónsul estadunidense en Sonora, Arturo Arredondo, el arzobispo conservador sonorense Carlos Quintero Arce, grupos locales del PAN vinculados a Manuel J. Clouthier y empresarios de las cúpulas. El 30 de agosto de 1984 se realizaría una segunda reunión con los mismos invitados, sólo que en ese entonces bajo la presencia física del embajador John Gavin.
Esa operación política había sido diseñada por el director de la CIA, William Casey, con la autorización del presidente Ronald Reagan, en un escenario de reorganización geopolítica: la ofensiva del papa Juan Pablo II contra la URSS apoyando al sindicato polaco Solidaridad, el aumento de la acción militar de Washington en Centroamérica contra la guerrilla, la desarticulación desde el Vaticano de la teología de la liberación y las quejas de la Casa Blanca por el apoyo mexicano a la guerrilla centroamericana.
Casi treinta años después el gobierno de los EE.UU. ha puesto en marcha la Operación Jacobson, encabezada por la embajadora estadunidense en México, Roberta Jacobson. Y los tres primeros indicios han sido registrados: su asistencia a una marcha lésbico-gay, su declaración de que los mexicanos deberían de ejercer su rechazo a la corrupción del priísmo en las urnas y la presiones sobre violencia y derechos humanos. La novedad de este objetivo de Washington de propiciar la alternancia hacia el PAN en el 2018 radica en que se trata de un plan demócrata que preparó Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado de Obama y que aplicaría en caso de ganar las elecciones presidenciales de noviembre próximo.
El tema de la alternancia en México no es ajeno a Hillary. En 1995 Bill Clinton le dio 50 mil millones de dólares a Zedillo para salir del colapso devaluatorio a cambio de facilitar la alternancia en el 2000. Ahora Hillary podría impulsar otra alternancia mexicana favoreciendo al PAN de Margarita Calderón.
Las funciones de la embajadora Jacobson en México cada día se van pareciendo más a las del embajador Gavin en 1981-1986: articular grupos opositores al PRI. La tarea de Gavin fracasó porque el presidente De la Madrid no cedió en política exterior activa en Centroamérica y porque el PAN en las elecciones legislativas federales de 1985 apenas logró 10% de las curules y el PRI consolidó el 72%.
De todos modos, el PAN dio el salto cualitativo de oposición leal (término acuñado por la investigadora Soledad Loaeza) a oposición de alternancia. El saldo de la Operación Gavin se dio en el PAN con el arribo de los que Fidel Velázquez, el líder sindical del PRI, calificó como “los bárbaros del norte” o grupos panistas empresariales contra el PRI. Pablo Emilio Madero asumió la presidencia del PAN en 1984 y le siguió Luis H. Alvarez, uno de los panistas empresarios más astutos en sus estrategias de poder.
La alternancia del 2000 no dio los resultados esperados por Washington: el fin del PRI. Como en la Operación Gavin, hoy de nuevo la corrupción es instrumento de la Casa Blanca vía la embajada para propiciar otra alternancia presidencial hacia el PAN en el 2018.
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Política para dummies: La política es la malicia para adivinar el juego del adversario más ingenuo y operar para neutralizarlo.
Sólo para sus ojos:
- Una vasta operación política en medios en contra de Donald Trump ha sido puesta en marcha. Y en ella participan los grandes medios, a quienes, por cierto, Trump ha exhibido en su parcialidad y humillado en conferencias de prensa. Nunca como ahora se ha visto una prensa estadunidense tan militante en contra de candidato alguno.
- Pero en otros medios hay también presiones mediáticas: grupos feministas han comenzado a circular la lista de violaciones y acosos sexuales de Bill Clinton y cruzan los datos con declaraciones de Hillary en el sentido de que en acusaciones de violaciones siempre hay que creerle a las violadas.
- Más que una intención de criticar los errores en la política deportiva, el caso de los competidores mexicanos en Río de Janeiro se está orientando a la relación cercana del comisionado deportivo Alfredo Castillo con el presidente Peña Nieto en el Estado de México. Y la lentitud en la política de comunicación social del gobierno abona en contra de Castillo.
@carlosramirezh