OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Que no les renueven el uniforme de gala para sus presentaciones podría considerarse un asunto menor, comparado con el rosario de agravios que han vivido integrantes de la Banda de Música del Estado en los últimos años.
Pero antes de repasar esa lista, cabe recordar que en 150 años de historia, cumplidos en 2018, la agrupación bandística más importante de Oaxaca jamás ha contado con una sede ni una sala de ensayos propia. Algo que no sucede ni en la comunidad más pobre y remota del estado donde cada banda de música cuenta con un espacio acorde a sus necesidades.
Es de aquí de donde se desprende el principal agravio. Durante 50 años, la institución musical más querida por el público oaxaqueño recibió albergue en el edificio de un organismo partidista, la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), la cual le prestó un espacio para ensayos y otro para oficina.
En febrero de 2015, durante el mandato de Gabino Cué, en medio de un supuesto litigio por la propiedad del inmueble y argumentos del entonces dirigente de la CNOP, Jorge González Ilescas, en el sentido de que el gobierno estatal no contribuía para sufragar gastos de mantenimiento del edificio ubicado a solo dos cuadras del zócalo, pidieron el desalojo de la Banda.
El secretario de Cultura estatal por esas fechas, Francisco Martínez Neri, reubicó a la institución en el vestíbulo del teatro “Álvaro Carrillo”, un edificio que desde hace varios años presenta daños, está en desuso y en vías de ser demolido para dar paso a un Centro Cultural que hasta la fecha es sólo un proyecto, a cargo, por cierto, del ex titular de Cultura, Ignacio Toscano.
Fue Eliseo Martínez, director número 28 de la Banda, quien operó la mudanza del centro histórico a la calzada Madero en los rumbos de Santa Rosa, no sin antes apelar a las autoridades estatales, municipales, legisladores y sociedad para tratar de evitar que se consumara el desalojo. Nada pudo hacerse.
En los vaivenes políticos del estado y la ciudad, y sin que ninguna autoridad atienda el tema, han transcurrido cuatro años de ocupar un sitio a todas luces inapropiado e indigno, el cual sufre inundaciones en tiempos de lluvias y, en ocasiones, suele ser ocupado por la Secretaría de las Culturas, como por ejemplo, el pasado miércoles, cuando la Banda de Música debió suspender su trabajo para dar paso a la realización de la primera audiencia pública en su “sala de ensayos”.
A lo anterior se agrega haber sido desplazada de forma discreta y paulatina de su participación central en la Guelaguetza hará más de diez años, y haber tenido que suspender por largos periodos sus audiciones dominicales en el zócalo en tiempos del conflicto magisterial del 2006, y cada que el corazón del centro histórico es “tomado” por el sindicato de maestros u otras organizaciones sociales, sin contar con un espacio alterno para sus presentaciones.
A lo anterior, se suman bajos salarios, un promedio de 8 mil pesos mensuales; falta de cursos o talleres de especialización; en toda su historia sólo han realizado una gira internacional y grabado tres discos. En general, la Banda de Música del Estado carece de condiciones y estímulos para realizar su trabajo de forma más profesional.
Un dato adicional, en 150 años, jamás se le ha dedicado un libro. El único que existe lo escribió en inglés el investigador estadounidense Charles V. Heath: The Inevitable Bandstand: The State Band of Oaxaca and the Politics of Sound, disponible únicamente en Amazon.
Y sin embargo…
El pasado 10 de febrero se jubiló el trompetista Florentino Martínez Torres, “El Chapulín”, luego de 33 años de servicio con la Banda de Música del Estado. A manera de homenaje y despedida ese día dirigió el concierto dominical portando su uniforme de gala: traje y corbata. Recibió un reconocimiento de manos de la secretaria de Cultura, Adriana Aguilar.
Como lo dijo una vez el maestro Eliseo Martínez, varios músicos tienen la experiencia y capacidad para dirigir a la institución, pero ¿quién se anima a enfrentar la situación administrativa de la Banda del Estado?
El martes 12, el maestro Florentino, aunque retirado, regresó a dirigir a sus compañeros, pero lo hizo vistiendo una playera roja tipo Polo a rayas. Condujo a la Banda con la mayor calidad y dignidad que le dan su trayectoria y su identidad, originario de Macuilxochitl, una pequeña agencia de Tlacolula cuya tradición musical se refleja en sus más de 40 bandas.
-¿Por qué viene de playera el maestro Florentino?
-Es que no hay tiempo de mandar el traje a la tintorería. Sólo tenemos uno y nos presentamos el domingo. Ahora estamos reanudando las serenatas los martes.
Así respondió el maestro Félix Méndez, director titular de la Banda de Música del Estado desde hace un año.
-¿Ya hablaron con la secretaria de Cultura?
-Prometieron que nos iban a dar uniformes nuevos pero nada. Los músicos ya llevan cuatro años con el mismo. En la Secretaría dicen que ya nos darán otro pero no dan nada, ni siquiera accesorios para la Banda, ni unas cañas para los clarinetes. Nada.
Las y los 67 integrantes de la institución acudieron esa noche al “servicio”, como ellos dicen, vestidos con ropa casual en protesta sutil para exigir la entrega de otro uniforme.
“El Chapulín”, como se le conoce en el medio al maestro Florentino, volvió el martes, porque justo ese día, y no el domingo, fue la fecha exacta en la que cumplió 33 años de haber ingresado a la Banda, y, aunque fuera un día tan especial para él, que ameritaba uniforme de gala, solidario con sus compañeros se unió a la protesta.
La noche del miércoles 14, “Día del Amor y la Amistad”, la Orquesta Primavera de Oaxaca abrió su temporada de conciertos 2019 en el teatro Macedonio Alcalá con el programa “BeatleJazz”. Algunos músicos acudieron sin el uniforme oficial. Trascendió que también andan en las mismas.