OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- La muerte del poeta chileno Nicanor Parra la madrugada de este martes 23 de enero, ha dejado en la orfandad a lectores y creadores de todo el mundo que adoraban ese estilo tan suyo para decir que dos más dos son cuatro, como lo hizo en su poema “Últimas instrucciones”.
Cuidadito CON velarme
en el salón De honor De la universidad
o en la Caza del Ezcritor
de esto no cabe la menor duda
malditos sean si me velan ahí
mucho cuidado con velarme ahí
Ante la extinción del “Antipoeta” como también se le conocía, la poeta zapoteca Natalia Toledo, originaria de Juchitán, manifestó que no lamenta su partida porque la poesía de Nicanor Parra no morirá.
“La poesía siempre ha sido huérfana y rebelde, con la muerte de Nicanor esa orfandad se acentúa. Era bueno saber que existía allá en el sur esa voz áspera, sin adornos, con humor, incómoda, nombrando lo que otros no pueden, no deben. No lamento su muerte porque fue un hombre que vivió más que cualquiera de los poetas y la poesía, la verdadera poesía, no muere”.
Jorge Magariño, poeta nacido en Xadani, también en el Istmo de Tehuantepec, dijo que espera que con la muerte del poeta chileno el público vuelva la mirada a su obra literaria.
“La muerte de creador significa, evidentemente, el cese de su acción creadora y el nacimiento de una cauda de recuerdos. En el caso del Nicanor Parra, significa la partida de una voz muy particular, muy sui géneris, que dio un aire especial a la poesía. Con su partida, es de esperarse que el público voltee la mirada a su sólida obra. La poesía de Parra me recuerda los alambiques por donde destilaba Lezama lima sus poemas”.
Alejandro Aparicio Morales, poeta de la agencia Hacienda Blanca, en los valles centrales, expresó a su vez que a Nicanor Parra le debe una parte de su formación.
“Parte de mi formación se la debo a él. Desde la muerte de Gonzalo Rojas no sentía ese hueco que nos deja la muerte”.
Y citó dos versos del poema “Es olvido”:
Juro que no recuerdo ni su nombre
Mas moriré llamándola María.
Flavio Sosa, controversial activista político y poeta en tiempo compartido, también de los valles centrales, escribió a manera de epitafio un poema inspirado en “El hombre imaginario” de Parra.
La muerte,
esa mujer imaginaria
se ha llevado
a tierras imaginarias
a un Dios
imaginario.
Loca
sonríe.
El Dios
se va,
deja tras de sí
una tormenta
eléctrica.
Le sobrevivimos
hombres y mujeres,
vagando
en mundos imaginarios
navegando,
soñando
con amores imaginarios.
Nicanor Parra nació en Chile en 1914 y falleció la madrugada de este martes en su casa de retiro La Reina, cerca de Santiago.
Considerado el creador de la Antipoesía, es para críticos y autores connotados como Harold Bloom, Niall Binns o Roberto Bolaño, el mejor o uno de los mejores poetas de Occidente. El mayor de la Familia Parra, cantera de connotados artistas y músicos de la cultura chilena como Violeta Parra. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1969 y el Premio Miguel de Cervantes en 2011, entre otras distinciones, además de haber sido candidato al Premio Nobel de Literatura en diversas ocasiones.
Su obra ha sido traducida a al inglés, francés, sueco, ruso, checo, finlandés y portugués. Entre sus traductores anglohablantes figuran reconocidos escritores estadounidenses como Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, William Carlos Williams, Thomas Merton, Denise Levertov y W.S. Merwin, entre otros.
Tuvo seis hijos, entre ellos la artista visual Catalina y los músicos Colombina y Juan de Dios, alias “Barraco”.
Algunos de sus libros más conocidos son “Cancionero sin nombre”, “Manifiesto” y “Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas“.