AMEYALLI LUNA*
Centraleros es la primera novela escrita por Antonio Pacheco Zárate, quien es originario de Santa Catarina Juquila del estado de Oaxaca y, además, cuenta con una recopilación de cuentos llamado Sol de Agosto.
Esta novela oaxaqueña presenta a Brandon, un chico de diecinueve años que trabaja en la Central de Abastos. Vive solo después de huir de su casa debido a la reciente muerte de su hermano y al hartazgo mezclado con el odio de convivir con su madre. Este personaje principal labora en una bodega, sale en secreto con la hija de sus jefes y es muy amigo de Emilio, un chico que asalta en aquella misma ubicación.
Centraleros expone el verdadero Oaxaca. Rompe esta romantización y evidencia el clasismo y la homofobia, las cuales caen en la hipocresía. Hace un recorrido por las calles oaxaqueñas, visibiliza a esta condición baja-media que no sólo existe en la Central, sino en varias partes de la ciudad, dejando a un lado aquellas zonas que caen en la gentrificación y no representan a la mayoría ni a la realidad.
Por otro lado, el autor muestra a personajes reales. Su luz, y sombra. Ninguno logra caer completamente bien por una que otra actitud cuestionable, sin embargo, uno logra entender su situación. En este caso, el personaje principal es alguien que sigue muy dolido por la muerte de su hermano. Tiene a una mamá altanera, caótica, que alejó a sus hijos de su exesposo debido al rencor que ella tenía, y les hacía creer que su papá no tenía genuinas intenciones cuando se acercaba a ellos. Por eso para Brandon ya no existe su familia. Perdió a su hermano, no quiere volver a ver a su madre y mantiene también una mala relación con su padre. Además, piensa que lo único que provoca el amor es dolor.
Por otra parte, Emilio es un personaje que desde pequeño vivió sin familia y aprendió a robar. Huyó de la casa de su tía cuando ella planeaba quemarle las manos como castigo, y a partir de ahí, fue de casa en casa contando una historia falsa sobre un padre borracho y una madrastra para robar y huir. Ahora, a los 19 años, asalta en la Central debido a su historial de vida, acepta tener relaciones sexuales con hombres sólo por dinero (algo que a Brandon le asquea), mantiene una relación de cuates con el protagonista y es tan gracioso que, a veces, se te olvida que es un ratero. Te compadeces de él. Toda su vida vivió solo. Su madre murió, no tuvo hermanos, y su padre lo abandonó.
Siguiendo con el orden de los personajes, se encuentra Leticia. Es la hija de los jefes de la bodega y sale con Brandon. Una relación puramente sexual. El protagonista sabe cómo engañarla y manipularla, aunque aquello no significa que Leticia tenga actitudes correctas. Es celosa e insegura. Brandon solo la quiere para placer; no ve ese noviazgo para algo más allá a pesar de que hablen y salgan a tomar una nieve.
Otro punto son los dueños de la bodega, es decir, Doña Julia y Don Jorge. Una familia que presume que empezaron desde abajo y por eso, tienen consideración hacia sus empleados. Pero su discurso se rompe cuando se enteran de que su hija está saliendo con uno de sus empleados, sacando a relucir su clasismo. El autor muestra la discordancia en esta familia oaxaqueña, y vuelve a mencionarla cuando se trata de homofobia. Para más exactitud, el escritor narra una escena en donde Doña Julia despide a Monarca, un empleado gay quien se acostó en la bodega con su compañero de trabajo llamado Alejandro. Recalca que no lo corrió por su orientación sexual sino por exceso de confianza, pero añade que Alejandro no es culpable, ya que es un hombre casado y fue engatusado. De igual manera, Leticia también tiene acciones contradictorias. Juzga a un compañero suyo por ser hijo de una “sirvienta” y al mismo tiempo, para este chico, es la naca de la Central. Cabe recalcar que en Oaxaca se usa mucho el término “naco” de forma despectiva cuando perteneces a un sector medio-bajo, trabajas en un lugar en estas áreas o incluso, te vistes mal (por ejemplo, usas ropa de piel) y comes tacos en la calle.
Por otro ámbito, hay una visibilidad a la comunidad gay, y a la vez, al descubrimiento de esta orientación. Se presentan personajes como Monarca, lugares como bares en donde acuden personas de aquella orientación, y una exploración por parte de Brandon hacia su mismo género. Lo último se da de manera suave, lenta, e incluso, cae en la curiosidad y un poco en el miedo de sentir aquello. Es un hallazgo tanto para el protagonista como para Emilio, persona a quien se siente atraído.
Es importante mencionar que, a pesar de que el personaje principal vive esto, se puede percibir al principio una homofobia interiorizada por su parte. Escenas en donde él se encuentra borracho y Monarca no, así que lo lleva al cuarto de Brandon y él piensa en la posibilidad de que se terminen acostando en un sentido de aprovecharse de la ebriedad de alguien (¿Cómo si estar en ese estado con un homosexual, específicamente, es sinónimo de que se aprovechen de ti?). Siguiendo con esta idea, se expone el recordatorio de que el mexicano inconscientemente tiene adherida la homofobia, debido al sistema patriarcal.
Para finalizar, Antonio Pacheco Zárate hace un gran trabajo al retratar la realidad de Oaxaca. Da voz a diversos temas sociales, visibiliza la condición medio-baja que existe en el estado, no le da protagonismo a las zonas gentrificadas, y presenta a personajes con partes caóticas.
*Ameyalli Luna estudió en el Cedart Miguel Cabrera. Durante su estancia, fue creadora de la revista Hamualli y partícipe en el coloquio “Arte en el Nuevo Milenio”. Actualmente estudia Comunicación Social en la UAM.