CLAUDIA DÍAZ JIMÉNEZ*
Un canto se escucha a lo lejos, fuerte, claro, vibrante… rompiendo el silencio que reina a sus anchas a la sombra de la noche, Metztli la luna, se ha ido…
Pronto amanecerá en San Andrés Huayapam. Poblado de los Valles Centrales de Oaxaca, conocido por ser la cuna de la bebida milenaria llamada: Tejate.
Se cree que la palabra tejate proviene del náhuatl Texatl que significa: agua harina da. Textli: harina y Atl agua. Su nombre en zapoteco es cu´uhb.
El canto insiste vigoroso… una, dos, tres… tres veces, es kuanakatl el gallo, mensajero del sol que anuncia un nuevo día.
San Andrés, nombre que se le ha dado al pueblo debido a su celebración católica al patrono del pueblo San Andrés Apóstol, y Huayapam, palabra nahuatl que significa Hueyalt: mar y Pan: sobre. “Sobre el mar”. Abre los ojos y se prepara para la feria.
Las casas empiezan a ser adornadas, sus calles hechas con piedra de rio lucen impecables y las tejateras, mujeres portadoras del ancestral secreto, preparan sus manos mágicas para crear la bebida sagrada, el elixir regalo de los dioses: El tejate.
Para su preparación utilizan maíz criollo, ceniza, cacao sin cáscara, pistle o hueso de mamey, la florecita del cacao y azúcar.
Centeotl, la diosa ha venido por la noche a danzar vestida con la flor de cacao, entre el maíz, la ceniza y el agua, impregnándolos con su esencia. Ellas disuelven estos tres elementos en una mezcla que hervirá en el fuego mientras el metate lo convertirá en polvo… A esta mezcla se le llama conextli.
Tonatiuh, el dios sol, voltea esplendoroso sobre la cima del mundo, a la llamada del cacao que se tuesta y busca con sus rayos, el olor de la diosa en la flor de la rosita que se tuesta también junto con el pistle. Se muelen muy bien en el metate y se mezclan con el conextli.
Tlaloc, el dios agua, acude también al llamado de la diosa, se funde en el agua buscando su aroma. En una cacerola de barro grande o apaxtle las mujeres con manos rápidas, hacen la mezcla añadiendo poco a poco el agua fría hasta convertir la esencia de la diosa en espuma (a la que se le llama rosita o florecita), dejándola lo más espumosa posible.
La bebida está lista y Huayapam abre sus puertas para recibir al turismo local y extranjero.
Durante mi recorrido pude observar que desde temprano se puede caminar por las calles principales de San Andrés y apreciar las casas de adobe, algunas con bardas de carrizo y los enormes árboles de chicozapote y también de Rosita de cacao. Entre los puestos hay venta de sombreros (que tienen mucha demanda entre la gente para cubrirse del sol.)
El olor de la comida típica del lugar hace que quieras probar de todo, encuentras fruta en almíbar, tepache, dulces regionales, nieves, tamales, barbacoa, tacos, empanadas, molotes, tostadas entre otros.
Ahí conocí a María y Valentina quienes muy amables, me ofrecieron tejate, que agradecí, pues tenía mucho calor. Y en lo que disfrutaba la bebida me platicaron orgullosas que la elaboración de esta bebida viene desde su bisabuelita, su abuela, su mamá y ahora la elaboran ellas.
La feria coincide con el Domingo de Ramos. Así que pude ver a la gente que sale del atrio de la iglesia con sus palmas ya bendecidas, o bien, comprándolas entre variados y elaborados diseños que contienen adornos con trigo, con la intención de llevarlas a la iglesia para convertirlas en adorno bendito que proteja sus casas.
Seguí mi recorrido entre los puestos, donde conocí a la pequeña Areli, quien con sus manitas ya sirve el tejate. –la receta de este preparado ─me explica Anaí García, quien la acompaña en el puesto ─Nosotros la aprendemos desde muy pequeñas, así nos enseñan a preservar nuestra tradición. –
Si algo puedo resaltar, de mi visita a la feria es la calidez de su gente. Además del tejate pude disfrutar también otros productos derivados del mismo, como el nicuatole de tejate, las galletas y también el tejate de coco.
Este año 2023 la feria del tejate se llevará acabo el 02 de abril.
Para llegar a Huayapam, puedes tomar el autobús en la central de abastos o taxi colectivo o bien si tienes vehículo propio, el trayecto es sobre la carretera federal 190, a 5 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca, harás un tiempo aproximado de 15 minutos. Por cierto, por tener calles empedradas lo ideal es llevar zapato cerrado o tenis, facilitará tu recorrido.
*La autora es integrante del Colectivo Cuenteros, y esta es una colaboración especial.