OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Dice un dicho que de la vista nace el amor. Quienes habitamos en la capital oaxaqueña amamos nuestra ciudad por su belleza arquitectónica, por su cielo despejado o de nubes de arrebol, por sus laureles enormes, frondosos, y por aquellos de menor talla que nos sorprenden un día cualquiera vestidos de morado, amarillo, rosa.
Amamos Oaxaca por sus músicos callejeros que logran llevarnos al continente de los recuerdos con una vieja tonada; por sus artistas que caminan con desparpajo por la calle un día cualquiera; por sus antojos que se atraviesan a nuestro paso. El nicuatole o los buñuelos, por mencionar algunos.
Amamos Oaxaca por sus cúpulas y fachadas barrocas, por las palomas que revolotean cuando un niño corretea por el atrio de la catedral, por sus mercados llenos de aromas que despiertan el apetito sin importar la hora del día: chapulines, empanadas de San Antonino, tasajo a las brasas.
Amamos Oaxaca porque entre las prisas, sabemos que existe una banca en el zócalo, o en algún otro parque, invitándonos a realizar una pausa para tomar aliento y disfrutar nuestro amable paisaje, aunque sea durante unos cuantos minutos.
Amamos Oaxaca porque siempre, siempre, encontraremos a nuestro paso algo bello qué observar, un detalle que ha pasado desapercibido, un trino extraviado entre el bullicio de tránsito de autos y personas.
Por esto y mucho más, quienes habitamos en la capital oaxaqueña amamos nuestra ciudad. Nuestra, pero compartida cordialmente con quienes nos visitan.
Por eso, en este primero de enero de 2022, pedimos a nuestras nuevas autoridades municipales que asuman plenamente la responsabilidad que conllevan sus cargos públicos, para fortalecer nuestro amor por Oaxaca, que suele quebrantarse con políticas y decisiones erróneas que la han convertido, algunas veces, en un monstruo del que quisiéramos escapar.
La ciudadanía, creemos en Sucedió en Oaxaca, está dispuesta a colaborar corresponsablemente con la autoridad. Solo necesitamos que de parte suya, el nuevo Ayuntamiento que presidirá Francisco Martínez Neri, asuma las funciones que la ley le exige con buena voluntad, responsabilidad, honestidad, eficacia y la mayor transparencia posible.
¿Qué más podemos pedir?