Miércoles 07/07/21.
La imagen de este día la formó un hecho inusitado: sobre el Andador Turístico un carro de propaganda exhibe su demanda, escrita en lona blanca: “Mujeres Unidas exigimos libertad para Juan Vera a mí me apoyó”. Las letras en tono rosa; el logotipo en rosa en un entorno memorable: la iglesia de Santo Domingo.
La pasada noche leí a la maestra Helena Beristain, Análisis estructural del relato literario (Universidad Nacional Autónoma de México- Limusa Noriega Editores), comparto algunas palabras de la autora: “El uso de la lengua, los factores de la comunicación (emisor, receptor, mensaje, contexto, contacto y código; Jakobson) y las funciones de la lengua (emotiva, conativa, poética, referencial, fática y metalingüística) se interrelacionan continuamente; no se excluyen unos a otros.
En los límites de Santo Domingo, donde inicia El Pañuelito, los jóvenes poetas se reúnen para leer su trabajo a los transeúntes; sentado en la banqueta, hace años leí en ese espacio poemas a un perro callejero y un policía.
Con las lluvias de julio la habitación se llena de zancudos; regreso al texto auspiciado por el Instituto de Investigaciones Filológicas, que dirigió el poeta y doctor Rubén Bonifaz Nuño: “Generalmente en los textos literarios predomina el empleo de recursos o marcas de literariedad de nivel léxico-semántico: pero, en distintas proporciones, también se dan con abundancia las otras metáforas; todas ellas, de diferentes maneras, se fundan en la connotación.
Recordar resulta un disparate, más valdría arrojarse a las ruedas del tren (escucho música, el piano suena como caballo amanecido en el camino) Se hace la luz en la nación de los suicidas, la prensa informa, se incendió el mar, la policía persigue a los políticos, en el bar ya no fían, nunca fiaron, pero conservamos la esperanza en nuestras palabras. Los burócratas sueñan con el puente vacacional, por la emergencia sanitaria cerraron la biblioteca (la emergencia sanitaria como un periodo vacacional prolongado). Terminaron las noches de aire fresco y lecturas; reconozco que leer poesía resulta un disparate.
Este martes a las 5:40 cantaron los pájaros antes del alba; por la mañana imagino las manos de la mujer agredida con ácido, las manos blancas de saxofonista; somos nación de castas, cada quien nació con su lugar predeterminado, mujer, carro, su casa, empleo, hijos. Nada se altera sobre las lápidas del cementerio. Las letras no proporcionan movilidad social. Hay poetas oficiales que hablan en nombre de todos, recientemente se celebró al cronista de la ciudad fallecido; leer poemas resulta un disparate, casi un deporte extremo.
Antes del mediodía arreglé la habitación, en tiempo de lluvias relumbra el polvo, la basura; me dispuse a escribir; aunque no tenía el tema a desarrollar. Sólo cargo en la cabeza un almacén de palabras, al que acudo cuando se enciente la máquina, confiado en la función poética del lenguaje. Puedo leer noticias, escuchar la radio, comerciales, ver las noticias. Descubro que la función principal que se ejecuta en el relato está en la elección de las palabras; cierto vocablo prevalece sobre otro al momento de escribir la oración -pero las no utilizadas se mantienen a la espera, luchan por emerger a la menor provocación.
Previo de la interpretación lucaciana sobre el origen de las palabras, el espacio del subconsciente, está el lenguaje mismo, su forma de resistir. El lenguaje busca elaborar su propio cuerpo a partir de la selección de una palabra; utiliza la primera selección y recurre, en el transcurso del texto, a las palabras que no eligió en un primer momento para reafirmar la idea. El lenguaje es la máquina que se abastece a sí misma para elaborar historias.
Compré relojes para adueñarme del tiempo, pero el tiempo se fugó por la ventana mientras el perro que cuidaba la casa con serenata de aullidos a la luna se distrajo. Entraron los zancudos, detesto a los zancudos. Las pesadillas anticipan magnicidios. Escribo con el rabillo del ojo puesto sobre la letra. Desconfío, siempre desconfío. Escuchar poemas resulta un disparate, la vida está llena de avenidas donde se realiza lo imposible.
La saxofonista Elena regresa al texto (ahora el nombre que lucha por entrar al párrafo es el de Juan Vera Carrizal), escucho música, Bill Evans; antes hablé de la maestra Helena Beristain, caigo en la cuenta que el nombre Helena ya lo cargo en el rabillo del ojo, la punta de la lengua, sale a la menor provocación y se inserta en la oración.
Salir a la calle, saludar a los vecinos pegados a la radio y a la escoba como si enterarse de los actos ajenos trajera buena suerte; la gente atraviesa la ciudad para encontrarse con el viento. Salir, subir, saludar, leer poesía es un disparate, a veces sólo la utilizo como remedio contra la caries, la calvicie, el sobrepeso. La vida está llena de indicaciones, cursivas, subrayados, corchetes que obligan a escuchar, aceptar, resignarse. Las leyes son para personas que hacen el mundo sentadas en el palco, la banqueta, el camión; se condena a los jóvenes como si su conducta fuese la esperada por jueces, magistrados, gobernantes, militares; oficiales del registro civil.
La maestra Beristain dice: “Un relato es un discurso que integra una sucesión de acontecimientos de interés humano en la unidad de la misma acción”. El Twitter muestra la imagen repetida, ya vista y olvidada; las redes sociales están llegas de hechos del pasado. El mediodía estuvo soleado, salí al tianguis por la despensa; las personas ya relajaron los protocolos de la emergencia sanitaria, son escasas las que portan el cubrebocas.
Somos sindicalistas agradecidos por las conquistas gremiales. Leer poemas es un disparate que te deja el alma cargada de aventuras, monstruos, mendigos; acciones imposibles que se trepan al cuerpo como un sueño que escurre a la mañana, cuando esperamos el camión de la basura.
El logo de Mujeres Unidas delinea un corazón, que a su vez contiene el perfil de una mujer; en redes sociales se mostró la imagen con el camión de la propaganda. Algunos reporteros informaron que fueron perseguidos al momento de cubrir la información por manifestantes, que piden la liberación de Juan Vera.