Como candidato presidencial en 2018, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a convertir el Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO) en la política nacional educativa. Ya en Palacio Nacional, el presidente de la república ha definido otro proyecto educativo.
La disputa de la CNTE-22 tiene dos metas: imponer su minoría como eje de la totalidad de los maestros y definir la educación como propuesta de liberación de las conciencias y de lucha contra el neoliberalismo.
En las negociaciones sobre las leyes secundarias de la nueva política educativa, la CNTE-22 ha fijado como su meta el control de las plazas. Pero no se trata sólo de mantener el error de la maestra Elba Esther Gordillo como cacique de la SNTE de cederles a las secciones disidentes el control de las secciones con todas las cuotas para mantenerlos dentro del SNTE como parte de su poder caciquil, sino de convertir a los maestros en los pivotes de la ideologización magisterial en las aulas que le quite al Estado la rectoría de la educación.
Por lo tanto, no es poco lo que está en disputa. De hecho, el rumbo de los contenidos de la educación se va a decidir en las leyes secundarias. Morena supuso que dándole 40 diputaciones a la CNTE-22 habría conformidad, pero las lecciones que ha dejado la estrategia de lucha magisterial disidente desde 1979 ha demostrado que los líderes no van a ceder en su batalla por controlar la educación básica, aunque en la media superior y superior haya otros valores.
El centro de la lucha estará entre el PTEO (texto íntegro en http://indicadorpolitico.mx/images/pdfs/cuadernos/pteo-2012.pdf). Aquí en Indicador Político se ha hecho un resumen del contenido del PTEO:
“El enfoque educativo del PTEO que la XXII y sus aliados en la CNTE están enarbolando en Gobernación y la SEP es político, ideológico, comunitario, de democracia comunal, autogestionario, con tintes de teología de la liberación religiosa, colectivista y promotor de la alianza comunidades-liderazgos políticos magisteriales para controlar comunidades, gobiernos municipales y el gobierno estatal. Su base viene del modelo comunitario indígena de usos y costumbres que se imponen aún a los no indígenas y que desaparece la individualidad social para construir un comunitario colectivo obligatorio.
“Así, la educación debe tender a forjar espíritus rebeldes, comunitarios, colectivistas, como una forma de liberación social. Puede decirse que el modelo político es el mismo que aplicó la política educativa del periodo 1910-1982 acreditado al dominio intelectual de la Revolución Mexicana, pero para reforzar la ideología del régimen priísta. La clave ideológica del PTEO parte de la dialéctica dominación-resistencia, la primera asumida por los gobiernos priístas y la segunda por la educación para la rebelión. El eje político señalado por el PTEO sobresale la polarización ricos-pobres en Oaxaca que buscará romperse a través de la educación revolucionaria”.
El gran dilema del presidente López Obrador radica en optar por una educación nacional con valores, pero también con objetivos de capacitación, o entregarles a los maestros de la CNTE-22 el contenido de la educación como organismo de lucha contra el neoliberalismo. El presidente López Obrador ha anunciado un proyecto posneoliberal, pero hasta ahora nada se ha dicho del papel de la educación.
Los maestros disidentes de la CNTE-22 han construido una pinza de presiones sobre las instituciones para obligarlas a decidir en función de cuando menos cinco secciones magisteriales disidentes –Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y parte de Valle de México– de las 77 que existen: dentro de la Cámara con su bloque de poder de 40 diputados centistas y fuera con bloqueos armados para reventar reuniones con el uso de la violencia.
El poder de la CNTE se sustenta en su pertenencia como secciones del sindicato nacional que agrupa a casi un millón 700 trabajadores de la educación. Como secciones controlan negociación con gobernadores y estallan conflictos en Ciudad de México. Y las secciones disidentes, por decisión de la maestra Gordillo, se quedaron con el control de las cuotas, de donde se deriva su poder económico para la lucha. Todos los líderes del SNTE desde 1989 no han querido tomar la decisión estratégica de centralizar el poder sindical, lo que acabaría con el poder autónomo de las secciones.
El modelo SNTE fue diseñado por el presidente Carlos Salinas de Gortari al tumbar al líder Carlos Jongitud Barrios e imponer a la maestra Gordillo como líder. A lo largo de 30 años, la maestra Gordillo ha controlado el sindicalismo educativo. La crisis de la educación permanecerá en tanto persista el modelo educativo y sindical de Salinas-Gordillo; este modelo comenzó con el control de la educación como eje ideológico de la Revolución Mexicana, siguió con la educación socialista cardenista y permaneció con el uso de los maestros como ejército de control electoral en el cincelado de las conciencias de los niños y en las urnas en cada elección.
La reforma educativa que se debate en el congreso pude cambiar esta realidad o puede consolidarla por otros años más,
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Política para dummies: La política es el campo de batalla del poder.