OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com/vía COMUNICADO).- La muerte es un elemento cultural identitario inalienable en México, está presente en creencias, ritos y tradiciones, pero también en un conjunto de elementos patrimoniales físicos que han sobrevivido durante el tiempo, como son la máxima representación sobre el culto a la muerte: los tzompantlis, en torno a los cuales, ahora, más de 100 artistas han dedicado su obra.
Tzompantli significa “muro, hilera o bandera de cabezas” y se le menciona en las descripciones de los conquistadores, testigos de estas estructuras. Asimismo, se han localizado restos arqueológicos que son evidencia de esa costumbre; lo cual no significa que sean una apología de la muerte, sino un tributo permanente a la vida, lo que lo convierte en un altar atemporal.
El tzompantli es una de las representaciones más fehacientes de la visión ceremonial de la vida y la muerte que tiene como elemento la exhibición masiva de cabezas parece haber ocurrido sobre todo entre los mexicas, pueblos aliados y vecinos, aunque en 1982 Charles Spencer exhumó un tzompantli intacto en la loma de La Coyotera, Oaxaca, mientras que Roys (en Mendoza, p. 398) menciona las cabezas de los extranjeros insertadas en los muros de Chakán Putún, Guatemala.
Es por ello que la Galería Espacio Copal, ha venido reuniendo en los últimos años la obra de destacados artistas plásticos y visuales en torno a esta representación, fortaleciendo esta forma prehispánica de altar y tributo a la muerte a través de esta muestra itinerante que se presentó en distintos puntos del país.
Este 18 de mayo, se inauguró Tzompantli de Primavera, Proyecto Atemporal y Colectivo que reúne las cuatro etapas de este proyecto donde participan 108 artistas con 224 obras elaboradas en 110 intervenciones, exprofeso para esta magna exposición en Espacio Copal, que se ubica en la calle de Matamoros 305, entre las calles de Porfirio Díaz y Tinoco y Palacios.
Sobre paneles hechos de ixtle, material que se empleaba para la comercialización y trueque del cacao, se montarán las más de 200 máscaras-cráneos intervenidas por artistas que se sumaron a este proyecto que retoma la tradición y une la expresión creativa en diversos formatos.
En México ya desde la época prehispánica los nativos rendían culto a la muerte, concibiéndola dualmente y que formaba parte de la vida y del ciclo de la naturaleza. En los pueblos indígenas de México esta tradición y práctica prevalece muy arraigadas en diferentes comunidades, es la fiesta que celebra a los espíritus de sus antepasados; es profunda y dinámica y es uno de los hechos sociales más representativos y trascendentales de la vida comunitaria. Las ceremonias que realizan los grupos indígenas representan el encuentro con sus antepasados y con la misma comunidad, propicia la interacción de las familias y las comunidades.
Para esta muestra, la primera etapa es el Tzompantli de Primavera en el que intervinieron 39 artistas que realizaron 56 cráneos y cinco obras que representan los cuatro elementos y a “Gaia” La Madre Tierra, teniendo como eje central a los siguientes artistas en diferentes formatos y técnicas y que a continuación se presentan: Rodrigo León (aire), Maximiliano Pérez Aquino (tierra y agua), así como Manuel Molina (Gaia) y Nancy Hild (fuego), representando a estos elementos, por lo que en la apertura se realizará un ritual en ofrenda a los dioses.
Los artistas que participan en la primera Etapa del Tzompantli de Primavera son: Azteca de Gyves, Arturo Zamora, Amarildo Olmedo, Archibaldo, Apocalipto, Belfegor, Edy Vásquez, , Francisco Escobar, Edith Cuéllar, Rodrigo León, Jesús Hernández, Manuel Miguel, Edison Blas, Yari Montes, Aldo Jiménez, , José Cruz, Oscar Arturo, Manuel Bernal, Karla Azucena Vásquez, Maricruz Vásquez, Amparo Aguilar Hernández, Conchita Gómez, Dolores García, María Fernanda Rodríguez, Maritza Robles, Ana Isabel Martínez, Melid Luna, Manuel Molina, Horacio Girón, David Daza, Yamilet, Saúl Vásquez, Isaías Crecencio y Abraham Torres .
En la segunda Etapa del Tzompantli Solar, la exposición fue itinerante en CDMX, se mostró con la primera etapa en el Instituto Cultural Helénico, en el Instituto Mexicano para la Justicia de Coyoacán, con la intervención de 47 artistas e invitados especiales de diferentes estados de la República, para compartir un tributo a la vida y a los pintores mixtecos-zapotecos.
Se trata de una especie de homenaje que tiene como característica el colorido oaxaqueño para recordarnos que estamos vivos y que, a diferencia de los que se van, nosotros nos quedamos en esta tierra y debemos vivir el presente, explicó Martínez García
“La idea de presentar la muestra itinerante surge por el interés de presentar una propuesta diferente, que va del sur al norte de México, y que toma como eje central las cuatro estaciones y los cuatro elementos. Esto nos permite llevarla a varias partes del país, con el propósito de resaltar nuestras tradiciones y no permitir que muera nuestra identidad. Estamos vivos, es parte del tributo a la vida misma y a los tlahuilos de Monte Albán y Mitla, los pintores mixtecos y zapotecos que nos legaron el colorido oaxaqueño”, dice la galerista.
Añadió que la exposición itinerante inició en Oaxaca con el Tzompantli de Primavera, con motivo de la llegada el equinoccio. La segunda etapa se dividió en dos partes, la primera que se llevó a cabo el 25 de agosto pasado en el Instituto Cultural Helénico de la delegación Álvaro Obregón con la participación de 39 artistas (también con el Tzompantli de Primavera), y continuó en su segunda parte con el Tzompantli Solar.
Comentó que se desarrollaron dos etapas en las que han participado 96 artistas plásticos de Oaxaca, Veracruz, Puebla, Guanajuato, Ciudad de México, Querétaro, Jalisco y Baja California Sur, entre ellos -además de Maxilimiano Pérez , Manuel Molina, Irma Guerrero, Manuel Miguel, José Cruz, Manuel Bernal, Abraham Torres, Oscar Arturo, Alonso Chavez, Belén Berdeja, Hilda Caballero, Georgina Calzada, Jules Carp y Alejandro Pinpon, por citar a alguno de los 224 que son en total al día de hoy.
La tercera etapa de la exposición itinerante se llevó a cabo del 20 de octubre al 10 de noviembre en la Casa de Cultura de Malinalco, Estado de México, con el Tzompantli de Santos y Milagros y la participación de 15 artistas plásticos. Y una cuarta etapa fue invitada a San José del Cabo, Baja California Sur, para completar el recorrido de sur a norte.
“Tzompantli de Santos y Milagros”, tiene como artista principal al joven, José Cruz, originario de Pinotepa Nacional, región Costa, quien maneja una de las técnicas más depuradas de expresión visual que parte de la tradición negra, como lo es la talla en jícara.
Para lo cual desarrollará los cuatro elementos –agua, tierra, aire y fuego- en talla de jícaras con un diámetro aproximado de 25 centímetros, lo cual facilita el embalaje y traslado de esta obra que se montará sobre un material sustentable.
Resaltó la participación de los maestros Maximiliano Pérez Aquino, Manuel Molina e Irma Guerrero, así como de los artistas Manuel Miguel, José Cruz, Manuel Bernal, Abraham Torres, Oscar Arturo, Gastón de Gyves, así como Belén Berdeja de la Ciudad de México; Hilda Caballero de Guanajuato; Georgina Calzada de Querétaro; Jules Carp de Guadalajara y Alejandro Pinpón de CDMX.
De esta manera, Espacio Copal impulsa este proyecto itinerante del Tzompantli, no solo para refrendar una tradición arraigada en Oaxaca, sino para mostrar las visiones más íntimas de los artistas acerca de los temas que corresponden a cada etapa.
Con el apoyo del Mezcal Guegorene, culmina en su cuarta y última etapa titulada “Adviento y navidad” ya que aunque parezca curioso es una propuesta diferente y que permitió su atemporalidad ya que inicio en la primavera 2018 con el equinoccio de primavera y concluye en el verano 2019, es decir una vuelta al sol en una explosión de color de plástica oaxaqueña.
En “Adviento y navidad” participan artistas oaxaqueños, como Alejandro Zenén -estudiante de pintura de 16 años-, así como Alonso Chávez, Arturo Zamora, Alexis Ramírez, Sergio Cuevas, Luis Ortiz, Ulises Platas, Teak, 182 y Ana Isabel Martínez, entre otros.
Con esta última etapa se cierra con el solsticio de invierno el ciclo de vida y renacimiento, ya que muchas de las piezas con la esencia prehispánica con motivos de aquellos elementos del fin de año como la noche buena, flor endémica de México; el árbol; las posadas y su colorido; la fraternidad renaciente, que justamente es lo que rescata de los valores y tradiciones de la mexicanidad e identidad de los pueblos originarios.