JOSUÉ SALVADOR VÁSQUEZ ARELLANES
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Destrucción | Spider-Man: Un nuevo universo | Creed II: Defendiendo el legado | Había una vez un Deadpool
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ Deje todo y corra a verla
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ No se la pierda
⋆ ⋆ ⋆ Vale la pena
⋆ ⋆ Puede verla
⋆ No se moleste
•Evítela como la plaga
El Entremés
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ Deje todo y corra a verla
En cada personaje de Nicole Kidman es casi inevitable que algo de su belleza se filtre. Olvide todo lo que haya visto de Nicole Kidman, Destrucción no sólo hace desaparecer casi todo rastro físico de la actriz, sino que hacen surgir una de sus mejores actuaciones que no en balde la hicieron estar nominada a Mejor Actriz de Drama en los 76 Globos de Oro, nominación que de seguro repetirá en los próximos Premios Oscar.
Bajo los códigos clásicos del thriller policiaco, Destrucción nos muestra a la policía Erin Bell en el momento más decadente de su vida, con un aspecto físico que denota lo difícil que le es la existencia misma (como quien “arrastra el ancla”) y que connota lo espinoso de su pasado, un vaivén entre presente y pasado que regirán la estructura narrativa de este rudo drama al intercalar escenas de la investigación en curso que comienza Bell tras la aparición de un cuerpo, y que con una voz en offnos re-direccionará a episodios de su pasado como agente encubierto; saltos de tiempo que van dosificando la información y la trama, revelando a cuentagotas pequeños secretos que mantienen intrigado al espectador y dotando al argumento de una solidez digna ya de lo mejor de 2019.
Erin Bell comenzará a seguir todas las pistas posibles que inevitablemente la llevarán a confrontar su pasado, a veces complacerlo (forzadamente), perseguirlo o golpearlo, literalmente, y aunque no olvidado, es un pasado que pensó que no regresaría y que ahora, con el poco tiempo que le queda, tratará de enmendar y castigar, no porque tenga la autoridad moral (pero sí emocional) para ser juez y verdugo, sino porque es un pasado que destruye todo lo que lo rodea, que ella eligió cabalmente, y sólo alguien que sabe los límites de la autodestrucción es capaz de asumir esta tarea, que también dicho sea de paso, es una venganza personal.
Pero Bell también lucha contra su presente, con una hija dieciséisañera que parece comenzar a andar en malos pasos y que es quizá lo único bueno que logrado en su vida, quien a sabiendas de lo cruel y decadente que puede ser el mundo para una mujer, hará todo lo posible para no sólo contraatacar su pasado, sino para intentar salvar lo único que le importa en el presente, ensayando un plan al igual que quien practica un truco en patineta visto en cámara lenta, que puede resultar frustrado si es que no se es certero y preciso (véase cómo este simple detalle adquiere peso en la secuencia final).
Erin Bell es un personaje poderoso no por el gran trabajo prostético que hay detrás, sino porque es un personaje que se asume con todos su claroscuros y bemoles, como una mujer que ha “pasado toda (su) vida luchando, con celos, hambre, miedo”, y que lejos del aura de persona justa que asociamos con una placa policiaca o la figura femenina, nos demuestra lo difícil que es tratar de enmendar nuestras decisiones sin poder evitar pagar el precio, y con la única esperanza que de todo lo malo al final de cuentas, con la incertidumbre que da el mismo tiempo, pueda surgir algo bueno.
Algo también destacable en Destrucción es que al final, destruye nuestra noción de cómo íbamos concibiendo los hechos para demostrarnos que presente y pasado, pueden ser un mismo punto en la línea temporal de los sucesos.
El Plato Fuerte
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Spider-Man: Un nuevo universo es fastuosa desde los créditos iniciales hasta la escena pos crédito, logrando lo que muchos han intentado pero nadie había logrado: hacer la mejor adaptación del mundo del cómic al lenguaje cinematográfico; y es que si los comics provienen de un arte tan elaborado como el dibujo, quizá lo más lógico era que el arte de la animación fuera su más digno representante en el mundo del cine, consiguiendo que Spider-Man: Un nuevo universo sea un comic en movimiento que conserva a la par la esencia misma de una historieta impresa: textura pop-art del color (obsérvese la granulación de los gráficos), ‘bocadillos’ o globos de diálogo (cuando Miles oye sus propios pensamientos), cartucho o cartela que dan un breve contexto (‘Miles busca respuestas’), onomatopeyas (sobre todo utilizadas para golpes) y líneas cinéticas que refuerzan el dinamismo en la historia; todo esto aunado además a la más actual animación digital (véase la versión del Duende Verde).
Spider-Man: Un nuevo universo tiene otro gran acierto, su historia, pues se aleja de las convencionales adaptaciones que insisten en repasar el origen del arácnido, para adentrarse en la faceta poco explorada y más versátil del personaje: sus universos alternos. Así, mientras algunos discuten sobre qué actor ha sido el mejor Spidey en el cine (obvio sabemos que Tobey Maguire), los fans de los comics ya llevan tiempo disfrutando de una serie de personajes que han reinventado al Hombre Araña que ha dejado de ser Peter Parker para darle cabida a su nuevo sucesor: un chico afroamericano de Brooklyn con raíz latina llamado Miles Morales. Lo mejor es que no es necesario ser fan de los comics para entender y disfrutar plenamente de este Spider-Man: Un nuevo universo en el que convergerán: Peter B. Parker (la versión deprimida de Spider-Man), Sider-Woman (la versión femenina y enmendadora que da vida a Gwen), Spider-Noir (la versión más ‘oscura’), Spider-Ham (la versión más bizarra y ‘puerca’) y Peni Parker (la versión más futurista con un traje piloto tipo manga inspirado en Evangelion).
Pero de nada sirven una buena terna de súper héroes sin una sarta de súper villanos, en este caso liderados nada más y nada menos que por Kingpin, quien junto al Merodeador, Duende Verde, Dra. Octopus (sí, ahora es mujer), Escorpión y Lápida (Tomsbtone) abrirán una especie de hoyo negro para poder traer a la vida alguna versión alterna de la esposa e hijo de Kingpin sin importarle a éste las consecuencias en el espacio-tiempo; lo que destaca una premisa importante y siempre fundamental en los personajes del universo Spider-Man: que tanto súper héroes como súper villanos están rodeados de la tragedia familiar, lo que se vuelve un resorte e impulsor de sus acciones ya sean estas buenas o malas como es el caso de Kingpin (¿no estaría usted dispuesto a todo con tal de recuperar lo que más aprecia, su familia?). Miles Morales como ya es clásico en todas las versiones de Spider, no estará exento de dicha tragedia, al ser el causante de la muerte de uno de sus familiares más queridos en correlación con su nuevo rol de súper héroe, algo que paradójicamente lo volverán más fuerte emocionalmente y hacer ver la responsabilidad y peligrosidad de sus poderes.
Miles Morales cumple con la estructura mítica del héroe: chico normal que adquiere poderes y que tendrá que cumplir una misión alejándose de su familia, para comenzar un camino de pruebas que afinarán sus nuevas habilidades y temple, lo que harán en primera instancia separarlo del grupo para superada la prueba poderse incorporar de nuevo a la aventura, y finalmente concluir la misión. Es así que Spider-Man: Un nuevo universo logra amalgamar no sólo una propuesta visual atractiva e innovadora, sino una historia acorde a la mítica y humor del Hombre Araña que un mundo tan grande y diverso plagado de maldad, necesita de héroes cotidianos y diversos a los tradicionales, que sin importar lo que a cada quien le apasione, puedan en el día a día ser héroes sin capa y capaces de querer hacen lo correcto y justo, una especie de Spider-Man en otro universo paralelo y que bien podría ser usted o yo (obvio región cuatro).
El Postre
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Así como no se puede decir Creed sin pensar en Drago, no podríamos hablar del cine de box sin pensar en Rocky, la saga fílmica sobre boxeo más exitosa del cine y que con Creed II: Defiendo el legado llega a su octava entrega (segundo spin off), convirtiéndose en todo un nocaut a la memoria y a la nostalgia misma, al amalgamar coherentemente varios elementos que han surgido a través de todas las películas y volver a emocionar a su público y cautivar quizá, a nuevas generaciones.
El inicio de Creed II es simple pero efectivo, con una escena situada en Kiev, Rusia, nos sitúa en el presente de Iván Drago (Rocky IV) y su hijo Víktor Drago, que sin la necesidad de diálogos y con sólo con una secuencia de acción nos muestra que aunque ignorado, es toda una máquina de boxeo; para enseguida el espectador presenciar cómo Adonis Johnson se convierte en el campeón de Peso Pesado bajo la tutela de Rocky, en el prometido de Bianca y el heredero del legado boxístico de su padre Apolo Creed. Obviamente lo inevitable sucede y Adonis será retado por Víktor, haciendo de esta decisión una cuestión no sólo de defender el campeonato, sino un asunto de honor y ¿venganza? familiar, en la que Rocky no quiere estar involucrado y en la que Adonis conocerá el verdadero dolor no sólo físico sino moral, pues aunque Adonis conserva el título, sabe que en verdad perdió. A partir de aquí, la cinta se centrará en mostrar el dilema personal de Adonis de tener que defender su título, no sólo por tener sus nuevas condiciones familiares, sino porque su rival se trata del hijo de quien mató a su padre, y quiere demostrar que es digno de un legado propio que lo haga pasar a la historia y no como un campeón más.
Pero mientras Adonis le da vueltas al asunto, conocemos un poco, sólo un poco pero suficiente, parte del pasado de Víktor Drago, quien lo único que tiene en el mundo es el boxeo y a su padre, y a quien la figura materna es lo único que perturba por haber sido una mujer que los abandonó tras la derrota de Iván treinta años atrás. Lo curioso (este sí ya es puro chisme) es que la actriz (Brigitte Neielsen) que interpreta a esta mujer, en la vida real fue esposa de Stallone y es recordada por sus “pericias sentimentales”.
Hay un aspecto en Creed II que corresponde muy bien con algunas peleas de box de la vida real, en donde el favorito hace alguna entrada estrafalaria mientras el retador entra al ring de manera humilde, abominado por el público, pero que al momento de la pelea el menos extravagante logra lucir más en el cuadrilátero por su pelea, su corazón o su resistencia. Algo similar pasa aquí, pues en la primera pelea (Adonis vs Ricky Conlan) Adonis es el menos favorito ganándole al confiado Conlan; para en la segunda pelea de la película (Adonis vs Víktor), Adonis peque de soberbio y Víktor sin tanta parafernalia logre propinarle una buena paliza; lo que vuelve intrigante la tercera pelea, pues Víktor entrará con toda la parafernalia de estar en la Madre Rusia, y Adonis no por eso haga una entrada vistosa acompañado de un espectáculo de luces y la música de su esposa Bianca.
Lo mejor sin duda de Creed II es la secuencia de entrenamiento en el desierto, y aunque entiendo que para resultados diferentes se debe optar por una estrategia diferente, sigo sin saber muy bien qué tanto ayuda entrenar en medio del calor desértico para pelear en Rusia. De ahí en fuera, toda la secuencia es vistosa, cautivadora e inyectan de emoción tanto a la película como al espectador. Así pues, la pelea final se ve mucho más pareja y muy bien ejecutada para no sólo reivindicar la idea de que una pelea se gana con el corazón, sino que hay peleas fuera del ring que son mucho más importantes: como la de mantener los lazos familiares.
Aunque Creed II: Defiendo el legado se disfruta por sí sola de inicio a fin, repasar en algún resumen Rocky IV y quizá volver a ver Creed I, lo hacen a uno llegar en mejor ‘condición’ para esta pelea y apreciar mucho mejor la dialéctica en la que Creed es atormentado por un pasado que amenazan su futuro, y en donde a pesar de todo, Iván Drago logra hacer algo que Rocky Balboa nunca logró: saber tirar la toalla. Algo que al menos para mí, tiene también su mérito.
La Gula
⋆ No se moleste
A continuación la reseña más breve que haya escrito este Cinéfago: Se puede ahorrar Había una vez un Deadpool, es lo mismito que Deadpool 2, no se pierde de absolutamente nada. Bai.
*Cinefágo: El que tiene el hábito de comer y devorar cine.
#BonAppétit