Empeñado en hacerle el juego al PAN y al PRD, el consejo general del Instituto Nacional Electoral de Lorenzo Córdova se embarcó en una aventura contra el PRI en Coahuila y fue aplastado finalmente por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al decretar la victoria priísta.
El otro gran derrotado fue Ricardo Anaya, quien aportó todo su capital político a la anulación electoral que nunca llegó.
Lo de menos fue el hecho de que cuando menos en tres ocasiones el Tribunal encontró trampas amañadas en los dictámenes del INE para anular las elecciones de gobernador; lo realmente grave resultó el hecho de que Córdova fue incapaz de construir un expediente creíble de las irregularidades. Y por crear unas mayores, las menores le sirvieron al Tribunal para determinar que el INE había hecho a propósito mal las cuentas.
Y lo que queda es la certeza de que este INE no debería hacerse cargo de las elecciones presidenciales y legislativas federales de junio del 2018, porque sus formas de determinar irregularidades van contaminadas con intereses fuera de las leyes electorales.
Las conclusiones del Tribunal sobre las cuentas del INE revelaron una mala intención del Instituto para acusar al PRI de irregularidades; lo que queda es la impresión de que el INE de Córdova en el 2018 va a repetir las maniobras fuera de tiempo, de lugar y sobre todo de legalidad para afectar al PRI.
En el escenario de las presidenciales del 2018, el INE de Córdova ha dejado pasar todas las violaciones legales de López Obrador y Morena, lo que implica ya de suyo una intención de beneficiar a la oposición al PRI. Al final de cuentas, Córdova fue electo consejero presidente violentado las prácticas legales porque era consejero, no debió reelegirse, lo hizo y repitió como consejero presidente, con el apoyo del PRD y del PAN; y la primera parte de la factura no pudo ser pagada en Coahuila porque el Tribunal desechó los dictámenes del INE para anular la victoria del PRI.
La declaratoria final del Tribunal electoral otorgando la victoria al PRI en la elección de gobernador y señalando graves irregularidades y fuertes violaciones a los tiempos y procedimientos legales por el INE dejaron ya la impresión de que Córdova tiene preferencias en las elecciones presidenciales. Y que desde ahora se debe prever que su objetivo será anular las elecciones si el PRI gana las votaciones de julio próximo.
Sin cumplir con el principio jurídico de certeza, a lo largo del tiempo posterior a las elecciones de Coahuila, Córdova rehízo la contabilidad electoral del gasto del PRI y cuando menos en tres ocasiones el Tribunal le enmendó la plana. Lo grave fue el ajuste de normas de gasto después de las elecciones, un hecho violatorio de la legalidad.
Y si bien hubo evidencias de que los candidatos del PRI y del PAN a gobernador de Coahuila incumplieron con las restricciones en los gastos, el INE fue parcial –como lo reveló el dictamen final del Tribunal– en contra del PRI.
Por la dimensión de la competitividad en las presidenciales, el INE de Lorenzo Córdova se perfila casi como el IFE de Luis Carlos Ugalde y sus enredos en las presidenciales del 2006. La arrogancia, el racismo –ofendió a indígenas burlándose de su forma de hablar– y la parcialidad de Córdova perfilan una institución electoral sin autoridad moral ni credibilidad electoral.
Política para dummies: La política no elude las parcialidades, pero condena las obviedades.
Sólo para sus ojos:
· Si alguien dudaba del poder del PRI en las tradiciones, la bufalada y la cargada entró en funcionamiento, sin preocuparse por el perfil del candidato José Antonio Meade y sin interesarse en que Meade no es del PRI. El caso es que los priístas sacaron del arcón de los cachivaches las matracas.
· Antes de la nominación de Meade, la perredista Alejandra Barrales reconoció en una mesa de pocas personas que no habrá candidato presidencial del Frente Ciudadano y que la culpa será de Ricardo Anaya.
· Por su perfil tecnocrático, Meade necesita un gran operador político en el PRI…, y los ojos voltearon hacia Emilio Gamboa Patrón.
· Los primeros análisis señalan que la nominación de Meade como candidato seguro del PRI beneficia a López Obrador porque Meade representaría la continuidad de Peña Nieto.
· La gran duda radica en saber el destino político de Miguel Angel Osorio Chong porque el presidente de la república decidió la candidatura en función de sus interese y prioridades, no de los valores de los precandidatos.
@carlosramirezh