OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- A 34 años de su fallecimiento, el 21 de junio de 1991, Rufino Tamayo sigue siendo referente e inspiración no solo de artistas plásticos, también lo es de creadores de otras disciplinas, como Alejandro Jiménez Molina, quien por estos días presenta «Un títere de sangre zapoteca | Trazo color y humanismo», espectáculo de teatro de marionetas, títeres, objetos y máscaras.
Dicho espectáculo, que resalta la dimensión artística del más universal de los pintores oaxaqueños, también hace énfasis en su gran humanismo y busca mostrar a ese niño huérfano que trabajó con su tía en el mercado de la Merced en la Ciudad de México, y que soñaba con dibujar el mundo a su manera.
También pretende que el público viva una aproximación al alma de Tamayo, tejida con los colores del México profundo y la fuerza del arte precolombino, quien fue seducido por las vanguardias de Europa pero nunca olvidó sus raíces y llegó a convertirse en un pintor libre en un siglo de tensiones y definiciones, creando un lenguaje propio: mestizo, universal, profundamente humano.
«Esta obra de títeres es un homenaje a su vida, su lucha y su mirada. A través de figuras, sombras y pigmentos, revivimos al niño que quiso ser artista y al hombre que devolvió su legado al pueblo que lo vio nacer», señala el escultor y artista escénico oaxaqueño.
Alejandro Jiménez Molina, escultor, actor y titiritero, proviene de una profunda herencia familiar en las artes. Desde temprana edad se formó en el taller de su padre, donde inició su camino en la escultura. Este espacio se transformó en 1986 en el Teatro Juan Rulfo, un foro cultural clave para el desarrollo de las artes y la filosofía en Oaxaca.
Autodidacta, ha cultivado durante casi cinco décadas una sólida trayectoria en las artes plásticas y escénicas. Como escultor, ha trabajado diversos materiales, con especial predilección por la madera de cedro, desarrollando un tallado cada vez más fino y detallado.
Desde hace más de 15 años, se ha enfocado en la creación de títeres y marionetas, integrando su dominio plástico con su labor teatral. Paralelamente, ha tenido una activa participación como actor, escenógrafo y constructor de escenografías, utilería y vestuario. Ha colaborado con colectivos y compañías como Teatro MX de María Morett, Teatro Tetris, ha participado en la Muestra Nacional de Teatro (1983), y ha llevado su trabajo de títeres a espacios culturales y a comunidades rurales del estado, Gracias a su colaboración con la FAHHO (Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca).
En 2021 fundó ALMUD – Casa Teatro de los Títeres, su actual taller y espacio expositivo, donde realiza recorridos guiados, presentaciones y talleres, compartiendo su investigación sobre la manipulación de títeres y máscaras.
En 2024-2025 es beneficiario del PECDA Oaxaca, como Creador con Trayectoria en la especialidad de Teatro de Títeres y objetos.
Este viernes 6 de junio a las 17:00 horas, presenta «Un títere de sangre zapoteca | Trazo, color y humanismo» en el Jardín El Pañuelito de la capital oaxaqueña. En caso de lluvia la función tendrá lugar en la Hemeroteca Pública Néstor Sánchez Gracida.
El sábado 7 de junio culminan sus presentaciones en las instalaciones del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), con una función a las 12:00 horas.