ZAGREO Y*
Cumpliré dos años alejado de las presentaciones de libros y de las lecturas de poesía. Volví al pueblo que me vio nacer y con el cual sostengo una clásica relación de amor y odio. Entre los diversos factores que me hicieron alejarme del mundillo literario están la precariedad y la apatía. Como escritor se debe estar dispuesto a soportar las dificultades de no encontrar lectores.
Convencer a alguien que leer es importante, que te permite vivir otras vidas y que fundamentalmente te hace reconocer otro espectro de uno mismo me agotó. Pasé horas dando clases a personas que únicamente veían en la literatura un lugar de paso.
Volví a mi pueblo como cualquier otro Pedro Páramo. Buscando a un padre muerto hace años. La diferencia fue que tanto las personas, el campo y el compromiso estaban vivos. Encontré las similitudes entre el proceso de trabajar la tierra y el de intentar acabar una novela. No diré más sobre esta íntima revelación en mi proceso creativo porque no he descubierto nada que los poetas bucólicos no hayan dicho antes. Pero como en la paradoja del color rojo, no importa qué tanto leas sobre un tema si no se experimenta la realidad que estás investigando.
Desconozco si mi proyecto de novela terminará o si acaso tendré el ánimo de buscar editorial y comenzar la senda de la relectura y la edición de la obra. En tanto, puedo, desde este espacio comentar la gran y notoria diferencia entre la ejecución de un cuento y de una novela.
Existen cuentos cortos y novelas cortas. No hay un parámetro numérico exacto para la cantidad de páginas que debe tener uno u otro género. Sin embargo, es costumbre observar que generalmente una novela es más extensa que un cuento. Existen comparaciones de todo tipo. Una de las más famosas es la de Cortázar: “La novela siempre gana por puntos, mientras que el cuento debe ganar por nocaut”.
La idea de Cortázar tiene que ver con la contundencia. El cuento busca ese golpe fulminante que puede llegar en una sola página o en menos de doce. En cambio la novela busca dominar todos los ángulos posibles. Siguiendo la comparativa del boxeo, la novela puede ofrecernos rounds de campeonato y también rounds de estudio, donde parece que nada pasa y los boxeadores estudian sus debilidades para concretar un buen ataque.
Ciertamente hay lectores y espectadores para cuentos, novelas, peleas por nocaut y peleas por decisión. La extensa libertad de la novela puede ser algo caótica para gente dispersa como yo. Muy tentadora en términos de creatividad porque me ha permitido mezclar y explorar una voz narrativa que usualmente queda muy acotada a la hora de construir un cuento.
En mi caso, nunca escribí un cuento de más de diez páginas porque inicié mi carrera cuentística en los periódicos oaxaqueños, los cuales me daban poco más de tres cuartillas para concretar un relato. Con esta práctica me acostumbre a la brevedad, de ahí que el proceso de escritura de una novela me ha costado desde la continuidad hasta la inclusión de personajes. En cualquier caso, con la llegada del verano y las lluvias espero poder concluir lo que inicié hace casi dos años.