REYNA MIGUEL SANTILLÁN*
Padioxsh Bene Gualash, naa gushalegsho shee nolee laa, naquee naque shetoo nolee, redeyashetoo catee gontoo too shiin, bishak sheto too lebsee kaa bene bio, birshelee too shiin shaguee, gaaktoo too benee kuee civee, redeyashetoo reevetoo rukuele, sheleen naa rnaabtoo gaaptoo to derecho. Shorkenlee rsenagle (saludo en zapoteco de San Francisco Yatée).
Estimadas ciudadanas y ciudadanos, amigas y amigos de mexicolectivo.
Hoy requerimos de una visión colectiva para ver los problemas actuales de nuestra sociedad y de nuestro entorno, ser empáticos y proactivos que generen soluciones.
Para entender nuestra problemática requerimos remontarnos al pasado, y cómo es que las oaxaqueñas hemos crecido, reuniendo tres condiciones que generan discriminación, y exclusión: Ser mujer, ser indígena y ser pobre.
Esta historia se repite sin número de veces en el estado de Oaxaca, y en el país, donde las mujeres con estas características, con mucho esfuerzo, aprendemos a medio hablar el español, y si soñamos con estudiar una licenciatura, un posgrado, desarrollarnos profesionalmente, lograr un trabajo digno y decoroso, o emprender en ese mercado de negocios que aún es de hombres, tenemos que luchar por alcanzar esos sueños, cuando en cualquier país debería ser un derecho humano y hoy en 2023, se vive en carne propia la discriminación, la exclusión, el racismo. Por eso una de las peores consecuencias de una mujer marginada y discriminada es sin duda la violencia: violencia que se presenta desde la escuela, el trabajo, la comunidad y la familia.
En Oaxaca, dos terceras partes de la población femenina de 15 años o más experimentaron algún tipo de violencia: Psicológica, Física, Sexual, Económica o Patrimonial, a lo largo de la vida según INEGI 2021.
Debería horrorizarnos que 7 de cada 10 oaxaqueñas han sufrido violencia a lo largo de toda su vida. Ese dato duro se encuentra lejos de ser un tema prioritario en las agendas y las políticas públicas dada la histórica normalización del fenómeno de la violencia.
Las mujeres en 2022, contribuimos con 2.1% del Producto Interno Bruto, con relación a los hombres que fue del 3.8%, esto se da por la marginación y discriminación hacia las mujeres, y se refleja en el ámbito laboral, profesional, y en el económico o financiero, aún con ciertas políticas públicas que consideran la perspectiva de género y la transversalización de presupuestos,
En México en 2022, las mujeres aportaremos el 36% y los hombres aportaron el 64%, de la recaudación del Impuesto sobre la Renta,
La brecha de la diferencia se debe, en parte, a la falta de igualdad de oportunidades para que las mujeres ingresen al mercado laboral formal.
¿Y, porqué es importante mencionar esto? Porque como lo dice la agenda 2030:
No es posible realizar todo el potencial humano y alcanzar el desarrollo sostenible si se sigue negando a la mitad de la humanidad el pleno disfrute de sus derechos humanos y sus oportunidades.
La solución somos también las mujeres. Del total de la población mundial, 60% somos mujeres; en México, 51% somos mujeres, por eso requerimos, como lo dice la Dra. Edurne Uriarte, ser políticamente incorrectas.
Las propuestas que traemos son:
Redistribuir, remunerar y formalizar la carga del trabajo no remunerado, que principalmente recae en las mujeres, podría contribuir a un incremento en la recaudación de impuestos.
Políticas públicas para que todas las niñas que actualmente se encuentran estudiando y preparándose con un futuro, puedan acceder a mejores posiciones
Agradezco a Mexicolectivo por visibilizar estos temas para la reivindicación de los derechos de las mujeres en las agendas públicas.
*Texto presentado en el encuentro de Mexicolectivo en Oaxaca, el sábado 24 de junio de este año.